Imprimir Republish

Estrategias

La ciencia rusa en manos de la filantropía

La situación de penuria de Rusia deja a la ciencia de ese país cada vez más dependiente de los filántropos. Dos jóvenes empresarios crearon el año pasado la Fundación Pública Beneficiente para el Apoyo a la Ciencia Nacional. Sus fundadores, Oleg Deripaska, de 32 años, de la compañía Russian Aluminum, y Roman Abramovich, de 34 años, ejecutivo del sector de petróleo y gobernador de la región de Chukotka, donaron un millón de dólares para los investigadores. Ese tipo de ayuda a la ciencia está tornándose costumbre en Rusia. Al comienzo de la década de 1990, el especulador de origen húngaro George Soros donó 120 millones de dólares para beneficiar a más de 30 mil científicos de la extinta Unión Soviética. En 1995, uno de los más notorios oligarcas del país, Boris Berezovsky, donó 1,5 millones de dólares. Ahora, el dinero de Deripaska y Abramovich irá a manos de 200 investigadores, algunos de los cuales ganarán 10 mil dólares por año, más de diez veces lo que ganan actualmente. La iniciativa ha sido elogiada, con una salvedad: los científicos elegidos fueron seleccionados secretamente por la fundación.

Republicar