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Ciencia gen

Las generaciones futuras descubrir

João Carlos Setubal

En la década de 1940 se inventó la moderna computadora digital. Se la denomina ?digital? porque su operación se basa en el alfabeto binario, en el cual la información es almacenada y manejada mediante el uso de ceros y unos. La computadora es una creación de la mente humana, una encarnación de la matemática, la más abstracta de las ciencias. Algo por tanto, bastante distante del mundo biológico. Es de imaginarse entonces la sorpresa que hubo cuando se descubrió en la década de 1950 que la información genética también es básicamente digital. (Pero el ?alfabeto biológico? tiene cuatro símbolos, en lugar de tener dos.) Las generaciones futuras quizás consideren extraordinaria la pequeña distancia temporal que separa a la invención de la computadora digital del descubrimiento de la doble hélice de ADN.

La información genética permanecía para nosotros inaccesible. Sabíamos que estaba allí, entendíamos su estructura, pero no teníamos métodos eficientes para leerla. Pero eso cambió en los años 90, cuando modernas máquinas secuenciadoras de ADN pasaron a permitir la lectura de vastas cantidades de este tipo de información. Durante estos 40 años, en los cuales el secuenciamiento demoró para despegar, las computadoras y la ciencia de la computación también experimentaron un progreso fenomenal, tal como ya es sabido.

Como resultado de ello, ni bien las máquinas secuenciadoras pasaron a lanzar innumerables cadenas de A?s, C?s, G?s y T?s, pudimos echar mano de un poderoso arsenal de computadoras y técnicas computacionales, matemáticas y estadísticas para armar, analizar e intentar entender la información genética. Esta actividad se llama bioinformática, y es uno de los sectores más recientes y prometedores de la ciencia moderna. Tal como la proverbial serpiente que come su propia cola, la mente humana proyectada en el silicio pasó a devorar la sustancia primordial de su propio origen.El advenimiento de la bioinformática está provocando una ?matematización- informatización? de la biología molecular, que se convierte cada vez más en una ciencia cuantitativa-informática.

El análisis de las cadenas de ADN es tan solo el comienzo. El próximo paso, que ya está en marcha, incluye una comprensión esencialmente cuantitativa-computacional de los procesos que se producen en el interior de la célula. Y ésta, pese a ser microscópica, es un sistema bastante complejo, y una comprensión profunda y satisfactoria de lo sucede en su seno demandará aún muchas décadas. La bioinformática tiene un rico y largo futuro por delante.Si por un lado la matematización de la biología molecular nos permite entender mejor este fenómeno fundamental de nuestro planeta que es la vida, por otro refuerza la dependencia cada vez mayor que tenemos de los computadoras y de quienes las manejan, los informáticos. Esto debe ser particularmente resaltado en el caso de las aplicaciones clínicas de la biología molecular derivadas dela revolución genómica.

El día en que ciertos resultados de un ?laboratorio de análisis clínicos? no provengan (únicamente) de un experimento de laboratorio, con tubos de ensayo y reacciones químicas, sino que provengan (también) de la salida de un programa de computadora, ya ha llegado. Esto significa que están llegando a estas áreas aplicadas todos los aspectos ?buenos? (rapidez, capacidad de procesamiento de grandes cantidades de datos, etc.) y ?malos? (errores de diagnóstico causados por software defectuosos, depreciación del juicio humano, etc.) del uso de las computadoras. Cabe a la sociedad organizarse para que los aspectos ?malos? queden debidamente bajo control, de manera tal que la unión de la hélice doble con la computadora se ponga al servicio de la humanidad, y no que ésta esté al servicio de esa unión.

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