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Una apuesta contra el c

Andrew Simpson sostiene que Brasil deber

Hace seis meses, el bioquímico Andrew Simpson -un inglés radicado hace más de 12 años en Brasil, que en los últimos tiempos estuvo al frente de proyectos de peso en el ámbito de la ciencia nacional, como el secuenciamiento del genoma de la bacteriaXylella fastidiosa y el Genoma Humano del Cáncer- cambió de empleo. Se mudó de la filial paulista del Instituto Ludwig de Investigaciones sobre el Cáncer a la de Nueva York. Pese al breve período que lleva en el exterior, Simpson formuló una reflexión interesante basada en su contacto más estrecho con las grandes compañías farmacéuticas, dueñas de abultados presupuestos para el desarrollo de fármacos, y en la convivencia diaria con científicos estadounidenses que se dedican a la tarea de investigar drogas contra tumores.

En la visión de Simpson, desde el descubrimiento de la estructura molecular del ADN, en los años 50, el tratamiento contra el cáncer no cambió radicalmente, sobre todo en los que atañe al descubrimiento de remedios contra la enfermedad. Ni siquiera los estudios genéticos de los últimos años han logrado impulsar la investigación de medicamentos contra ese mal. ?Claro que ha habido avances, principalmente en lo que se refiere al diagnóstico precoz de tumores, pero en términos de tratamiento, continuamos recurriendo a las cirugías, la quimioterapia y la radioterapia?, afirma Simpson. De acuerdo con el investigador, al contrario de lo que mucha gente piensa, la búsqueda de nuevos remedios contra el cáncer no figura entre las mayores prioridades de los laboratorios. ?No podemos esperar que las grandes empresas nos resuelvan ese problema?, afirma. El año pasado se registraron en Brasil 340 mil nuevos casos de cáncer, y 120 mil muertes.

El bioquímico cree que, desde el punto de vista de las multinacionales farmacéuticas, el mercado potencial para nuevas drogas contra el cáncer es fraccionado, dividido en varios nichos. De tal particularidad derivaría la supuesta falta de voluntad de las empresas privadas en invertir fuerte en la investigación de drogas contra la enfermedad. Siguiendo este razonamiento, cada tipo de cáncer -de pulmón, de hígado, de mama, de piel, etc.- sería visto por los laboratorios como si fuera una enfermedad diferente, con particularidades que la diferencian de las demás formas de tumor. ?Cada tipo de cáncer representa un mercado reducido para los laboratorios, que prefieren invertir en enfermedades con mayores probabilidades de generarblockbusters (remedios recetados para una gran parte de la población)? , diceSimpson .

La investigación es cara

Pero esto no es todo. Comparados con los portadores de enfermedades crónicas, como los hipertensos, que se convierten en usuarios cuasi perennes de remedios durante décadas, los enfermos de cáncer no representan potencialmente al consumidor de los sueños de los laboratorios. Sucede que los portadores de tumores hacen uso de medicamentos durante un período relativamente corto.

Según Simpson, la enfermedad es tan grave que, una vez tratado, el paciente con cáncer rápidamente deja de usar sus remedios. ?O se cura o se muere?, comenta el bioquímico.Simpson considera que Brasil debe de ir a la lucha y estructurar proyectos para desarrollar fármacos contra el cáncer, aunque los montos necesarios para esa empresa se presenten como elevadísimos. ?El país puede tener esa ambición?, afirma Simpson, que está tramitando su naturalización como brasileño. ?Y no se puede olvidar que los fondos invertidos en el desarrollo de un fármaco no se gastan de un solo golpe, sino en el transcurso de diez o quince años?. Según sus cálculos, serían necesarios por lo menos 5 millones de dólares al año para encarar un proyecto en procura de una droga contra el cáncer.

Pero, ¿de dónde saldría el dinero para financiar este tipo de iniciativa? Simpson cree que todas las fuentes de recursos podrían contribuir en una empresa de este porte, desde las agencias públicas de financiación de la C&T, a nivel federal o en el ámbito estadual, hasta la iniciativa privada. ?Las universidades deben concretar asociaciones con los laboratorios nacionales ya existentes o con nuevas empresas de biotecnología?, dice el bioquímico. En el área agrícola esto ya está aconteciendo. Simpson menciona el ejemplo de Allelyx, la empresa de biotecnología del Grupo Votorantim, que cuenta con investigadores surgidos de proyectos genómicos que secuenciaron patógenos de gran impacto económico en el medio rural, como laXylella fastidiosa , el agente causante del llamado ?amarelinho?, una grave enfermedad que afecta a los naranjales paulistas.

Para el bioquímico, el país debe también buscar fuentes de financiación en el exterior para la investigación contra el cáncer. Una vez más, cita un ejemplo del área agrícola para sustentar su tesis: ?Si los estadounidenses les pidieron a los brasileños que secuenciaran la cepa de la Xylella fastidiosa que causa la enfermedad de Pierce en las vides, ¿por qué el Instituto Nacional del Cáncer (de Estados Unidos), que cuenta con un presupuesto anual superior a los 3.500 millones de dólares, no podría financiar también la investigación de drogas contra tumores en Brasil??.

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