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Política C&T

Asociaciones y buenos negocios

Universidades y empresas invierten en la innovación para fortalecer las exportaciones

Santa Gertrudes, un municipio del interior paulista con poco más de 16 mil habitantes, es el mayor polo productor de pisos cerámicos de las Américas. En dicha localidad, 40 empresas producen anualmente 200 millones de metros cuadrados de revestimientos cerámicos, es decir, un 40% de la producción brasileña. Las exportaciones representan actualmente un 10% de las ventas, pero están creciendo año a año, con destino a EE.UU., Mercosur, América Latina y Europa, principalmente. Pero los productos de Santa Gertrudes tienen todavía escaso valor agregado: su precio en el exterior oscila entre los 2 y 3 dólares el metro cuadrado, un tercio del valor de mercado de sus similares italianos y españoles.

Para consolidar los negocios externos y mejorar la calidad y la competitividad del producto, el Centro Cerámico Brasileño (CCB), laboratorios vinculados a las universidades de São Paulo (USP), Federal de São Carlos (UFSCar) y Estadual Paulista (Unesp), y un grupo de 20 empresas locales, con el apoyo de la FAPESP, formaron el Consorcio Sectorial de la Industria Cerámica de Revestimientos del Estado de São Paulo. “La competitividad no está más en el precio, sino en la innovación”, afirma José Octávio Armani Paschoal, presidente del CCB, coordinador del consorcio e investigador del Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (Ipen, sigla en portugués).

Esta sociedad para el desarrollo del sector de revestimientos cerámicos fue la primera que se suscribe en el marco del programa Consorcios Sectoriales para la Innovación Tecnológica (ConSITec), lanzado por la FAPESP en 2000 para fomentar la colaboración entre grupos de investigación ligados a instituciones de investigación y empresas de un mismo sector, para la resolución de problemas tecnológicos de interés común. Otro consorcio con formato similar, que reúne a una universidad privada y tres laboratorios farmacéuticos, ya se ha formalizado. El objetivo es investigar y validar nuevos fitomedicamentos elaborados con plantas de la biodiversidad brasileña.

Nuevos materiales
En el caso de los revestimientos, las investigaciones están siendo llevadas adelante en los laboratorios del Centro de Innovación Tecnológica en Cerámica, inaugurado el año pasado. En una de las líneas de investigación, por ejemplo, los investigadores estudian la utilización de nuevos materiales para el porcelanato, una cerámica considerada top de línea, ya que, debido a su bajo tenor de absorción de agua (entre 0% y 0,5%), tiene menos porosidad y mayor resistencia. Los resultados de esta investigación son estratégicos: el tenor de absorción de agua del producto de la industria de Santa Gertrudes se ubica entre un 6% y un 10%. “Estamos avanzando hacia un 3%, que es el promedio de Europa”, dice Paschoal. Los investigadores también están desarrollando esmaltes de alto desempeño y resistentes a desgastes para aplicaciones en pisos de gran tránsito -como, por ejemplo, los de supermercados- y esmaltes bactericidas para uso hospitalario. “Con ello estamos con la mira puesta en nuevos nichos de mercado”, explica Paschoal.

La FAPESP dará apoyo al consorcio durante un período de tres años, con recursos para la instalación y modernización de laboratorios, y por medio de becas de auxilio solicitadas individualmente por los investigadores participantes. Las empresas socias contribuyen con 50 mil reales anuales como mínimo, para el mantenimiento del consorcio, dependiendo de su tamaño y de su forma de participación. Paschoal explica que algunas empresas se encuentran en una fase que él califica como “precompetitiva”, es decir que, para perfeccionar sus productos, requieren de conocimientos de interés general, que no interfieren en las estrategias de mercado del conjunto del sector.

Otras empresas tienen un foco “más competitivo”, tal como Paschoal dice, y demandan informaciones específicas para la innovación de productos y la consolidación en el mercado. Para estas empresas, el Centro desarrolla, por ejemplo, proyectos de diseño, siempre protegidos por términos de confiabilidad. “Esto garantiza que las informaciones no llegarán a manos de la competencia”, comenta el coordinador del consorcio.La expectativa es que las investigaciones consoliden el mercado externo, le agreguen valor al producto y eleven el precio del metro cuadrado vendido en el exterior. La innovación traerá también aparejadas otras ventajas: incrementará los ingresos del polo cerámico y el número de empleos en la región. “Queremos ser un case de éxito”, concluye Paschoal.

El núcleo de biotecnología de la Universidad de Ribeirão Preto (Unaerp) se asoció en consorcio con tres laboratorios de productos farmacéuticos, con el apoyo de la FAPESP, para desarrollar nuevos fitomedicamentos, con componentes activos de plantas brasileñas. “No se trata de hacer uso del conocimiento tradicional, sino de incorporarle conocimiento tecnológico a los activos de la biodiversidad”, hace la salvedad Suzelei de Castro França, directora del consorcio y coordinadora del Núcleo de Biotecnología y de Posgrado en Biotecnología de la Unaerp.Las investigaciones, iniciadas hace seis meses, pretenden validar seis nuevos fitomedicamentos para uso humano, dos para cada una de las empresas socias. “No son productos que compitan, pues tienen acciones terapéuticas diferentes”, observa la directora.

Los productos fueron seleccionados tras una cuidadosa investigación mercadológica, que constató que no había similares en el mercado nacional. Los laboratorios partícipes en el consorcio -Luciomed y Unifarma, de São Paulo, y Amazonervas, de Amazonas- son de mediano y pequeño porte, y en este proyecto cuentan con la infraestructura de investigación y el conocimiento desarrollado en la universidad para elaborar nuevos productos.

“Nuestra participación sirve para validar la eficacia y la seguridad del uso de los fitomedicamentos, de acuerdo con la legislación de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), con especial atención en el control de calidad químico, para configurar cada activo de la planta. Una vez hecho esto, las empresas implementan el proceso de producción”, explica. La asociación entre los aliados se da por medio de un convenio de cooperación tecnológica y científica, que prevé la división de beneficios en caso de depósito de patentes o royalties.

Suzelei apuesta al éxito del emprendimiento. “El mercado brasileño de medicamentos fitoterapéuticos crece a razón entre un 15% y un 20% anual, y registra actualmente una facturación de mil millones de dólares”, dice Suzelei, comparando con la facturación mundial de 15 mil millones de dólares. “Sin lugar a dudas, se trata de una participación significativa, pese a que nuestra biodiversidad es subexplotada”, subraya.

Por ahora, las investigaciones se restringen al estudio sobre nuevos fitofármacos para uso humano. “Pero también vamos a desarrollar productos para uso animal”, adelanta Suzelei. Se espera que la validación de los productos esté concluida en dos o tres años, cuando los fitoterapéuticos estarán listos para la realización de las pruebas clínicas.

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