La sonda Lunar Prospector trajo a la luz la posibilidad de que haya bolsones de agua congelada en los perennemente oscuros cráteres de los polos lunares, luego de detectar señales de existencias de hidrógeno. Estos reservorios serían valiosos para abastecer a los próximos astronautas que alunicen en el futuro. Pero resta aún confirmar tal posibilidad: la Nasa, la agencia espacial estadounidense, pretende enviar en 2008 una nueva sonda: la Lunar Reconnaissance Orbiter, con equipos capaces de detectar agua en el único satélite natural de la Tierra. Se estima que la Luna, al igual que la Tierra, cuente con agua – o con sus elementos químicos – desde hace 3.900 millones de años, pero su escasa gravedad la habría ido dejando escapar. Con todo, antes que se la contemple como un lugar de visita, existe un problema serio que debe resolverse: el polvo lunar, que es similar al polvo de sílice, está por todas partes y puede ser perjudicial para los pulmones si se lo inhalara. La imagen de la parte superior es una representación de la composición del suelo de la superficie lunar: el rojo representa los terrenos más altos, y las áreas que van del azul al anaranjado, antiguos depósitos de lava volcánica.
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