Ochenta mil chinos estudian en Estados Unidos. Son atraídos por la excelencia de las universidades norteamericanas que, a su vez, los consideran como alumnos esforzados y bien preparados. Una protesta encabezada por estudiantes chinos de la Universidad Yale muestra que la realidad no siempre va de la mano de las expectativas de los visitantes. La causa de la protesta fue la inminente expulsión de Xuemei Han, de 26 años, alumna de segundo año del Departamento de Ecología y Biología Evolucionaria. En junio, se le advirtió que su desempeño estaba debajo de lo exigido. Por eso se le retiraría la matrícula. Ella cuestionó la evaluación. Al fin y al cabo, fue aprobada en el examen de calificación la primera vez y, al cabo de intentarlo algunas veces, logró también pasar en las pruebas de aptitud en inglés. Han hizo lo que la mayor parte de los estudiantes chinos ni siquiera soñaría hacer: le inició un juicio a Yale, alegando que los docentes a decir verdad se muestran insatisfechos con su dominio del inglés y no se disponen a darles ayuda extra en la preparación de sus manuscritos. “El problema es que soy la única china en mi departamento. En otras carreras, los estudiantes chinos se terminan ayudando unos a otros”, dijo la estudiante a la revista Nature. Más de la mitad de los 274 estudiantes de Yale provenientes de China firmó una declaración de apoyo a ella. La dirección de la universidad terminó autorizándola a hacer su transferencia al Departamento Forestal, donde hay un director de tesis dispuesto a trabajar con ella. Ella rechazó la oferta, pues perdería la beca de estudios si se cambiara de carrera.
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