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Tecnociencia

Un alivio para los ojos y para los bolsillos

El joven científico australiano Saul Griffith, de 27 años, estudiante del Laboratorio de Medios del Massachusetts Institute Technology (MIT) de Estados Unidos, ha creado un nuevo aparato para la fabricación de lentes de gafas a bajo costo, que será muy útil en los países del Tercer Mundo. La idea surgió cuando Griffith embarcó rumbo a Guyana como voluntario en el marco de un programa asistencial del Lions Club de Texas.

La iniciativa tenía por objeto la colecta y distribución de anteojos usados para las poblaciones de escasos recursos de ese país. Decepcionado con lo que vio – cosas como hombres que usaban gafas de gatito y adolescentes enfrascados en anteojos y desproporcionados –, resolvió entrar en acción (MIT News, 17 de diciembre). Desarrolló un aparato portátil, del tamaño de una caja de zapatos, con un molde programable, que esculpe lentes de acrílico del tamaño y la forma recetados por el oculista. Griffith dice que construyó el artefacto con cuanta bagatela halló en su camino.

El molde flexible, por ejemplo, cambia de forma cuando se aprieta el émbolo de una enorme jeringa que inyecta aceite en un pequeño tubo de goma. El proceso es mucho más barato que el que actualmente se usa, que requiere de un molde particular para cada lente, que sale de equipamientos mucho más sofisticados y caros.

Pese a que el aparato ha sido desarrollado específicamente para producir este tipo de lentes, el concepto tendría otras aplicaciones, dice Griffith, que imagina que la producción en masa de muñecas podría individualizarse, dando a cada una de éstas un rostro diferente. La novedad le ha rendido al inventor un premio por valor de 20 mil dólares de la Harvard Business School, y la entrada al Hall de la Fama de los Inventores de Estados Unidos.

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