Una solución sencilla y barata está ayudando a los pequeños poblados del interior del estado de Alagoas a satisfacer sus necesidades básicas de agua, tanto para el consumo como para los proyectos de hidroponía. Como en dicha región la mayoría de los pozos tiene agua salina, antes de utilizársela debe pasar por un proceso de desalinización. Para ello, el Instituto Eco-Engenho, una organización no gubernamental (ONG), desarrolló un desalinizador solar térmico donde el vidrio utilizado en dichos aparatos deja su lugar a una película plástica resistente a los rayos ultravioleta. “Probamos con varios materiales hasta identificar cuál era el más adecuado, para que no se resecase al sol”, dice David Cerqueira, director técnico y uno de los socios de Eco-Engenho.
El desalinizador está cubierto por dos películas vinílicas, una negra, para absorber el calor, y otra transparente, que se encarga de retenerlo. En el fondo, una lámina capta el agua que, al calentarse con el sol, se evapora y se condensa en las paredes del plástico transparente. El agua es entonces captada en una canaleta lateral y llevada al reservorio de abastecimiento. “Este aparato sirve no solamente para desalinizar, sino también para el tratamiento del agua”, explica Cerqueira. Este proyecto contó con el apoyo de la Agencia Norteamericana para el Desarrollo Internacional (Usaid). Su tamaño depende de las necesidades.
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