Las algas pueden ser el futuro de la energía limpia. Al menos eso es lo que piensa el ex estudiante de posdoctorado en ingeniería química Isaac Berzin. Fundador de GreenFuel Technologies, una empresa con sede en la ciudad de Cambridge, Estados Unidos, Berzin apuesta firme a una idea: la de que el apetito de las algas por toxinas, y su increíble eficiencia constituyen aliados poderosos para a transformación de emisiones tóxicas en energía renovable.
Investigaciones de laboratorio en su compañía han comprobado que algas unicelulares consumen dióxido de carbono (CO2) u óxido de nitrógeno (NOx) (gases contaminantes presentes en la atmósfera) y se transforman en una biomasa reutilizable.Así, siempre que se produce la fotosíntesis, las algas consumen el CO2 y aumentan de volumen, mientras absorben contaminantes.
Al final del proceso, el propio calor de la central ayuda a secar la sopa de algas y transformarla en un tipo de carbón sólido, que puede reciclarse y usarse como combustible en lugar del gas natural, el petróleo o el propio carbón. Según Berzin, su sistema reduce en la atmósfera hasta un 90% del NOxy y el 45% del CO2, uno de los mayores causantes del efecto invernadero.
Berzin instaló sus biorreatores en el techo de uno de los edificios del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), que posee un programa de cogeneración de energía eléctrica para el campus. (MIT News)
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