El investigador Stuart Wilkinson, de la Universidad de Florida, en Estados Unidos, desarrolló un nuevo tipo de máquina inteligente: un robot que “come” y extrae energía de sus alimentos. El motor es impulsado por un sistema de seis células microbianas conteniendo ejemplares de la bacteria Escherichia coli. Para funcionar, el artefacto se abastece con terrones de azúcar. La E. coli rompe las moléculas de glicosa y provoca la liberación de electrones. Esas partículas de energía son capturadas por una batería, que genera corriente necesaria para hacer que el robot ande. Prototipo de una familia de robot llamada gastrobots (robots con estómago), el invento tiene un metro de largo. El objetivo es crear máquinas autosuficientes.
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