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KRIS ARNOLD/WWW.FLICKR.COM/PHOTOS/WKA/4610770284/IN/SET-72157624068821508El bambú se utiliza en más de 5 mil maneras en los países orientales, que van desde brotes comestibles de bambú para la construcción de puentes y edificiosKRIS ARNOLD/WWW.FLICKR.COM/PHOTOS/WKA/4610770284/IN/SET-72157624068821508
En Brasil se ha identificado hasta ahora 232 especies autóctonas, de las cuales alrededor de 80 son endémicas, es decir, existen solamente en el país. Cada una posee ciertas características químicas y físicas distintas, tales como diámetro, espesor de pared y altura, lo que resulta en usos diferentes. “De manera increíblemente rápida, la planta pasa del estadio de brote comestible, en pocos meses, a los 30 metros de altura”, dice el profesor Marco Antônio dos Reis Pereira, de la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad Estadual Paulista (Unesp) de Baurú, interior de São Paulo, quien desde la década de 1990, en su proyecto de maestría, se aboca a estudiar esta gramínea gigante. Pereira eligió como tema de estudio la utilización del bambú en un sistema de irrigación destinado a pequeñas áreas.
Desde esa época empezó a plantar la gramínea en el campus de la Unesp, y actualmente posee una colección de 25 especies, de las cuales 11 tienen valor económico. “Anualmente extraigo más de 400 culmos de bambú para su utilización en investigaciones”, dice Pereira, autor del libro Bambu de corpo e alma, escrito en colaboración con el profesor Antonio Ludovico Beraldo, de la Facultad de Ingeniería Agrícola de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), publicado en 2007. El culmo es el tallo cilíndrico característico de las gramíneas, con nudos y entrenudos bastante visibles, como en los casos de la caña de bambú y la caña de azúcar. Además de emplear la materia prima en forma natural para la construcción de galpones y otras aplicaciones, las cañas también se cortan en pequeñas ripias, pegadas lateralmente, destinadas a la fabricación de las placas utilizadas en la construcción de muebles, objetos de decoración y pisos.
La anatomía de la planta
“Nuestros estudios se ubican en el área del diseño de productos y también en la parte de características físicas y mecánicas de las especies, tales como tracción, compresión, flexión, retracción e hinchamiento”, dice Pereira, quien también es docente de la carrera de posgrado en diseño de la referida universidad. En colaboración con el profesor Mario Tomazello Filho, de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz de la Universidad de São Paulo (USP), con sede en la localidad de Piracicaba, interior paulista, Pereira desarrolla uno de los 12 proyectos financiados desde 2008 por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) que tienen como foco el estudio del bambú en sus más diversas facetas. Tomazello, coordinador del proyecto, se aboca a investigaciones relacionadas con la anatomía de la planta.
“Brasil no tiene más madera de ley para hacer muebles, pues hemos avanzado sobre todos los biomas en los que había madera en grandes cuantidades”, dice Pereira. La madera de reforestación, proveniente de plantaciones de pinos y eucaliptos, es la más utilizada actualmente para ese fin. “Todo lo que se hace con madera se puede hacer con bambú, porque ambos materiales son parecidos químicamente”. Lo que diferencia a las dos materias primas es la anatomía, pues el bambú es hueco. “Aunque se lo usa desde hace milenios, el bambú es considerado el material del futuro, porque es una planta de crecimiento rápido y secuestra mucho CO2 de la atmósfera”, subraya. Para transformar el eucalipto en productos y estructuras hay que esperar entre 20 y 30 años, ante los cuatro años necesarios para que el culmo de la gramínea gigante sea considerado adulto “o maduro”, con una adecuada resistencia mecánica. Para el establecimiento del cultivo, una mata de bambú tarda entre ocho y diez años para llegar a la fase adulta, según las condiciones de clima y suelo. En los países orientales como China, la India y Japón, la planta tiene más de 5 mil usos catalogados, que van de los brotes comestibles, la producción de vinagre y de cestos hasta puentes, templos y edificios de cinco pisos. La estructura de la cúpula del monumento indio Taj Mahal, construido hace casi 400 años, fue hecha con bambú, por ejemplo. Una de las particularidades de esta planta es el hecho de que nace con el diámetro que tendrá en la fase adulta.
En la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), el grupo de investigación encabezado por el profesor Carlos Alberto Szücs, del Departamento de Ingeniería Civil, también desarrolla un proyecto con bambú laminado pegado y tiene como socios a la empresa Oré Brasil, de Campo Alegre, Santa Catarina, y a la Asociación Catarinense del Bambú (BambuSC). La empresa, antes incluso de que el proyecto empezase, fabricaba muebles con ese material, pero se veía en la necesidad de conocer en detalle el comportamiento físico y mecánico del bambú gigante (Dendrocalamus giganteus) y del bambú mozo (Phyllostachys pubescens) empleado en las mesas y sillas que producía. “Nosotros hacemos la parte de caracterización del bambú desde el punto de vista de su comportamiento mecánico, es decir, cuánto que el conjunto de láminas encoladas resiste en función de los diversos esfuerzos a los que puede someterse a la pieza final”, dice Szücs.
La empresa trabaja con finas láminas que pasan por un proceso de transformación hasta quedar listas para su uso. Una vez cortadas y aplanadas longitudinalmente, se las trata con ácido piroleñoso – obtenido mediante la condensación del humo proveniente de la carbonización de la madera durante la producción de carbón vegetal – y, posteriormente, se las seca en una estufa especial de alto rendimiento. “Las láminas se encolan unas a otras para la producción de muebles”, dice Szücs. Este proceso hace posible la creación de piezas livianas y delgadas, muy diferentes de los muebles rústicos fabricados con las cañas de bambú cortadas y atadas. En noviembre del año pasado, tres piezas firmadas por el arquitecto y director de diseño de la empresa, Paulo Foggiato, lograron el primer lugar en la categoría muebles en el marco del 23° Premio al Diseño del Museo de la Casa Brasileña de São Paulo. Entre ellas, la mesa Demoiselle, inspirada en las estructuras de los primeros aviones creados por Santos-Dumont, uno de los precursores en lo que hace al uso estructural del bambú.
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STUDIO 25Demoiselle mesa, hecha por Oré Brasil: estructura ligera y resistente STUDIO 25
Norma técnica
Luego de los ensayos realizados en la UFSC, los muebles son sometidos a nuevos ensayos en un laboratorio del Servicio Nacional de Aprendizaje Industrial (Senai) con base en normas internacionales, porque en Brasil aún no existe una norma técnica para muebles fabricados con bambú. Éste es un tema que estuvo en la pauta de discusión en el marco del 2º Seminario de la Red Nacional de Investigación del Bambú, realizado en agosto en Rio Branco, capital del estado de Acre, que reunió a investigadores implicados en los 12 proyectos de distintas instituciones y universidades financiados por el CNPq. El programa es coordinado por el profesor Jaime Almeida, del Centro de Investigaciones y Aplicaciones del Bambú y Fibras Naturales de la Universidad de Brasilia. “Queremos establecer una norma técnica específica para el bambú, de la misma manera que existe una para la madera”, dice Szücs, quien desde hace 27 años trabaja con maderas de bosques plantados.
En el encuentro, Beraldo exhibió los resultados de su proyecto, cuyo foco es en la utilización de residuos de la planta en compósitos destinados a la construcción civil. Todo el procesamiento del bambú genera pequeños trozos que pueden reemplazar a la piedra o a la arena en la producción de mezclas y hormigón alternativo. Con ese agregado de origen renovable es posible hacer un concreto más liviano, que funciona como aislante térmico, recomendable para su uso en pisos, blocks huecos y tejas onduladas. “Como cualquier material vegetal, los residuos del bambú contienen sustancias tales como taninos y azúcares, que interfieren en las reacciones de hidratación del cemento”, dice Beraldo, quien desde mediados de la década de 1980, cuando descubrió las diversas posibilidades de aplicación del bambú, empezó a interesarse en el tema. Para neutralizar estas sustancias, que dan color y olor a las plantas, basta con hervir los residuos del bambú en agua caliente o en una solución diluida en cal. Luego se los seca y así están listos para su uso. El mismo material puede usarse en la composición del yeso, luego del tratamiento de las partículas.
“El bambú tiene también un gran potencial de uso en la generación de energía, pues tiene un poder calorífico similar al del eucalipto”, dice Beraldo. En tan sólo cuatro años de plantío puede usárselo para hacer carbón, ante los 10 años del eucalipto y 30 de los árboles autóctonos. “Sin embargo, todas las aplicaciones de estas gramínea gigante tropiezan en la producción en pequeña escala para pequeños usos que se hace en Brasil desde hace siglos”, dice Beraldo. “Se necesita un soporte científico para la producción de plantines”. La producción de plantines en forma sistematizada es uno de los grandes obstáculos al cultivo en gran escala de la planta.
Investigadores del Laboratorio de Bio¬logía Celular y Molecular del Centro de Energía Nuclear en la Agricultura (Cena), un campus de la USP con sede en la localidad de Piracicaba, se ha abocado a la superación de este obstáculo. “Aunque crezcan naturalmente en el campo, es bastante complicado hacer la multiplicación de los plantines de las especies de interés, como es el caso del bambú gigante”, dice la investigadora Siu Mui Tsai, coordinadora de uno de los proyectos que cuentan con apoyo del CNPq. Luego de obtener buenos resultados con la primera y la segunda generación, el rendimiento comienza a decaer, y al llegar a la quinta generación, los plantines se mueren. “Esto sucede porque existe naturalmente una gran interacción de la planta con microorganismos benéficos denominados endofíticos, que son eliminados en el cultivo in vitro”, dice. Los investigadores pretenden entender mejor cómo funciona esa relación, de manera tal de avanzar en la producción en gran escala.
Los proyectos
1. Proyecto Bambú: manejo del bambú gigante (Dendrocalamus giganteus) cultivado en la Unesp/ campus de Baurú, y determinación de las características físicas y de resistencia mecánica del bambú laminado encolado (nº 2003/04323-7); Modalidad Ayuda Regular a Proyecto de Investigación; Coordinador Marco Antonio dos Reis Pereira – Unesp; Inversión R$ 45.989,40 (FAPESP)
2. Tratamiento químico de colmos de bambú mediante el método Boucherie modificado (nº 2001/12700-0); Modalidad Ayuda Regular a Proyecto de Investigación; Coordinador Antonio Ludovico Beraldo – Unicamp; Inversión R$ 12.065,00 (FAPESP)