Un buen caballo de carrera puede valer hasta 2 millones de reales. Entre los bovinos, un gran reproductor llega a costar tan caro que las empresas especializadas en inseminación artificial forman consorcios para adquirirlos y dividen las ganancias resultantes de los negocios. Sin embargo, por más excelente que sea su calidad, un animal de raza no tendrá valor comercial alguno si no cuenta con un registro genealógico: un certificado de pedigree. Actualmente puede observarse en los países desarrollados un significativo crecimiento de la implementación de tests de ácido desoxirribonucleico (ADN) para comprobar el origen de especímenes valiosos. En Brasil, este tipo de test también gana espacio entre las asociaciones de criadores de caballos y de vacunos de raza, impulsado por la empresa LinkGen de São Paulo, apoyada por el Programa de Innovación Tecnológica en Pequeñas Empresas (PIPE) de la FAPESP.
LinkGen se convirtió en el primer laboratorio en realizar tests de genotipaje por ADN para animales de América del Sur. Según la biomédica Cynthia Bydlowski, directora de la empresa y coordinadora del proyecto, el índice de precisión de los nuevos exámenes para tests de vínculo genético llega como mínimo al 99,91%, mientras que en los de tipaje sanguíneo – que examinan varios tipos de proteínas de la sangre (similares a los sistemas tales como ABO y otros, en el ser humano) -, cuando son realizados bajo condiciones ideales, es del 96,50%. La mayor confianza con relación al origen del animal, proporcionada por el test de ADN, adquiere importancia en un escenario en el cual la práctica de la inseminación artificial, el aumento del comercio de semen y la transferencia de embriones hacen que los límites de las tranqueras se vuelvan difusos.
Las ventajas de la utilización de la tecnología de ADN por sobre la del tipaje sanguíneo no se limitan a la obtención de resultados más precisos. “Utilizamos el pelo del animal, más específicamente el bulbo capilar, como fuente de ADN, un material más fácil de almacenar que la sangre. Luego del análisis genético, el bulbo puede ser guardado por tres años”, explica el bioquímico Jaime Leyton, otro director de LinkGen.
LinkGen somete al ADN extraído de la muestra a la reacción en cadena de polimerasa (PCR), un procedimiento que amplifica determinadas regiones preestablecidas del ADN. Son estudiadas por lo menos 12 de esas regiones – también denominadas marcadores -, analizadas individualmente. “La utilización de 12 marcadores constituye el patrón de los laboratorios más desarrollados y asegura la calidad de los resultados”, explica Cynthia.
Cuando inició sus actividades, en 1998, LinkGen no operaba con sistemas automatizados. “En el año 2000, con los recursos del PIPE, adquirimos un secuenciador de ADN, automatizando el sistema”, cuenta Cynthia. Con dicho equipamiento, la capacidad del laboratorio, que antes se limitaba al análisis de cinco animales cada tres días como máximo, se incrementó a 48 tests completos cada 24 horas. “Uno de los inmensos beneficios de la automación es la posibilidad de procesamiento durante 24 horas, sin supervisión humana”, observa Cynthia. En 1999, la empresa atendía seis pedidos mensuales en promedio. “Hoy en día recibimos cerca de 60 muestras por mes”, revela Leyton.
Con el foco en el caballo
El segmento de cría de caballos es, actualmente, el filón de negocios más atrayente para la empresa. “Más del 90% de los tests que realizamos en nuestro laboratorio se destinan a la identificación de equinos”, comenta Leyton. Uno de los primeros clientes de LinkGen fue la Asociación Brasileña de Criadores de Caballos Cuarto de Milla (ABQM, sigla en portugués), que suministró muestras incluso durante el período de desarrollo tecnológico. “Nuestra similar norteamericana, la American Quarter Horse Association, está exigiendo exámenes de ADN para el registro”, afirma Jarbas Leonel Bertolli, superintendente del stud book (oficinas de registros de animales existentes en cada entidad de criadores) de la ABQM. El registro de equinos en general es bastante riguroso: para obtenerlo, es necesario conocer el árbol genealógico de los animales por lo menos hasta la quinta generación.
“Entre las asociaciones sudamericanas de criadores, la ABQM fue pionera en el empleo de la técnica de ADN”, se enorgullece Bertolli. “Se trata de una tendencia inexorable, ya consolidada en el mercado internacional”, comenta Antônio Carlos Motta, coordinador del área de cría de caballos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento. “Las mejoras en la precisión son considerables”, afirma Ricardo Soares Cohen, gerente de proyecto de la Coordinación de Cría de Bovinos del Departamento de Fomento y Fiscalización de la Producción Animal del citado ministerio.
Un mercado en expansión
El único obstáculo para el logro de una mayor adopción del test de ADN es el precio, aún un poco elevado para el gusto de los criadores brasileños: cuestan en torno a 140 reales, mientras que el tipaje sanguíneo sale por alrededor de 35 reales. Sin embargo, la evolución del mercado externo puede hacer que se difunda el nuevo procedimiento. “Nuestro plantel es uno de los mayores del mundo y, durante los años 90, dejamos de ser exclusivamente importadores y comenzamos a exportar”, dice Motta.
En el área de bovinos, comenta Cohen, del Ministerio de Agricultura, el gobierno federal pretende divulgar las ventajas del análisis de ADN entre las asociaciones de criadores. Según Cohen, las técnicas de la biología molecular contribuyen para la asimilación de las hembras en proyectos de mejora genética. “Hasta hace poco tiempo, solamente los reproductores eran considerados valiosos para imprimir aptitudes en sus progenies”, dice. LinkGen registró ingresos por 100 mil reales en 2001, y proyecta un crecimiento del 100% para este año.
La empresa está ganando terreno también en el mercado internacional. “La Asociación Rural del Paraguay, una confederación de criadores de diversas especies animales, es un importante cliente nuestro”, dice Leyton. LinkGen mantiene una estrecha colaboración con la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Estadual Paulista (Unesp) de Araçatuba. Por eso fue allí en donde el secuenciador comprado en el marco del proyecto del PIPE permaneció instalado inicialmente, durante ocho meses. “Hicimos un acuerdo mediante el cual ellos podrían usar el secuenciador en proyectos de investigación, mientras capacitaban a dos técnicos para LinkGen”, comenta Leyton. Así se cerró un círculo académico y empresarial que representó nuevos beneficios para la cría de caballos y de bovinos en el país.
El proyecto
Aplicación de Técnicas Moleculares en la Producción Agropecuaria: Mejoradel Registro Genealógico de Bovinos y Equinos (nº 98/14866-8); Modalidad Programa Innovación Tecnológica en Pequeñas Empresas (PIPE); Coordenadora Cynthia Rachid Bydlowski – LinkGen; Inversión R$ 20.000,00 y US$ 118.565,00