Daniel BuenoCasi nunca resulta una decisión sencilla cambiar de trabajo, especialmente si el factor económico no es el más importante. Si la oferta parte desde una empresa privada que realiza investigación y desarrollo (I&D), y el profesional al que se lo invita es un investigador académico, la duda puede ser aún mayor. ¿A qué cosas debería prestarles atención un científico antes de aceptar (o antes de postularse) un puesto para hacer ciencia en dicha empresa?
El neurocientífico Luiz Eugenio Mello conoce bien esa historia. En 2009 cambió una exitosa trayectoria en la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) para implantar el Instituto Tecnológico Vale (ITV), de la empresa minera Vale. Para Mello, el cambio de empleo en el área científica está relacionado fundamentalmente con los desafíos científicos que el nuevo trabajo ofrece. Pero puede estarlo también con el acceso a equipamientos específicos, o con las mejores estructuras físicas u organizacionales. A su vez, Mello recuerda que la transición desde la universidad hacia la empresa sigue siendo algo no muy frecuente en Brasil.
La posibilidad de evolucionar profesionalmente debe ser tenida en cuenta, aunque eso depende de la edad y del estadio en que se encuentra el investigador. “Para un científico sénior, esta dimensión es menos relevante que para uno junior”, dice. “De todos modos, para mí, la invitación de Vale, con lo vasto del trabajo que tenía por delante, también me apuntaba una orientación positiva con respecto a las dimensiones de la evolución profesional.”
El tamaño de la empresa debe tenerse en cuenta, y el investigador no debe temerle a ser tan sólo una pieza más en el engranaje. El logro de un lugar destacado como investigador en la industria depende en buena medida del empeño de cada uno, según recuerda el director del ITV. Otro punto importante consiste en verificar si el trabajo es competitivo, cosa que no es muy distinta al trabajo académico de punta: en la universidad, los mejores siempre compiten para publicar en las revistas más importantes y obtener recursos en las agencias científicas de fomento.
José Eduardo Pelino, director asociado de relaciones científicas y profesionales de Johnson & Johnson, llama la atención con respecto a una característica sumamente alentadora del trabajo en la industria: la posibilidad de ver anticipadamente los productos o los equipamientos que luego estarán disponibles parta los consumidores en el mercado, y modificar los aspectos y las características necesarias de acuerdo con el público al que se dirigen. Pelino cuenta con un posdoctorado en odontología y dejó la Universidad de São Paulo para trabajar en Johnson en 2009. “El proceso de I&D de productos en la industria es bastante dinámico y tiene un enfoque específico”, dice. “Pero eso está lejos de eliminar la colaboración académica en la investigación científica que se hace dentro de la empresa.”
El ambiente que se encontrará en el futuro trabajo –algo que deja un tanto ansiosos a los principiantes en un empleo nuevo– puede inferirse en el proceso de selección de la empresa. En Johnson, por ejemplo, el postulante conversa por lo menos con ocho personas distintas durante el proceso de selección, en el marco de entrevistas, antes de que se tome cualquier decisión. “Durante ese proceso, basta con estar atento y formular todas las preguntas que se estimen necesarias. Con eso se puede sentir si existe presión, competitividad y liderazgo.”
Pelino comenta que cuando decidió migrar desde la universidad hacia la industria, el factor decisivo en dicha elección estuvo constituido por el tipo de reto y por el impacto que su trabajo podría causar en tres esferas: la académica, la laboral y la del consumidor. “La parte económica fue importante, pero no fue decisiva.”
Luiz Mello también prefirió considerar los nuevos desafíos intelectuales que surgirían con el nuevo empleo, pero a su vez recuerda que la vida académica en Brasil cuenta aún con una baja remuneración, exceptuadas las posibilidades de ganancias extras en consultorios o consultorías. “El investigador que sale de la universidad aspira a contar con la motivación del reto profesional, y también aspira a tener un buen sueldo. Hay que buscar un equilibrio. No hay desafío que resista a la inexistencia de condiciones de trabajo”, dice el director del ITV.
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