Hace siglos, el Cerrado (la Sabana Esteparia de Brasil) ocupaba un área continua en la Meseta Central, desde donde se extendía en forma de penínsulas o manchas aisladas – algunas de las cuales perduran hasta hoy. Ése es el caso de los enclaves encontrados en el Bosque Atlántico del Valle do Paraíba, entre São Paulo y Río de Janeiro. Como otros remanentes paulistas de Cerrado, los del Valle están severamente amenazados, incluso aquellas áreas que son propiedad del Estado, de acuerdo con un estudio realizado por Giselda Durigan y Geraldo Franco, del Instituto Forestal de São Paulo, y Marinez Ferreira de Siqueira, del Centro de Referencia en Información Ambiental (Cria), de Campinas.
Estos investigadores recorrieron cinco áreas de Cerrado ubicadas en los municipios de São José dos Campos, Caçapava y Taubaté, como parte de un proyecto del programa Biota-FAPESP, y diagnosticaron 86 fragmentos, en los cuales predominan las formas campestres de este tipo de vegetación: campo sucio, campo cerrado y cerradostricto sensu . Identificaron 122 especies, de las cuales 15 son típicas de la flora local, como el Acosmium subelegans (urunday blanco), la Aegiphila lhotzkyana (tamanqueira), el Byrsonima coccolobifolia (murici), el Tabebuia ochracea (corteza amarilla), el Cybistax antisyphilitica (ipê verde), la Schefflera macrocarpa (mandiocão) y el Erythroxylum suberosum (mercúrio-do-campo).
La flora del Cerrado del Vale, de una manera general, es relativamente pobre, debido a la expansión de las ciudades y la red vial, la contaminación atmosférica e incluso por factores naturales, vinculados con el aislamiento y las condiciones ambientales locales. Existen en media 60 especies en cada fragmento, pero 17 de éstas no se encuentran en ninguna otra región del estado, como la Alibertia elliptica (marmelada), Tabernaemontana laeta (leiteiro), Leucochloron incuriale, Periandra mediterranea, Miconia ferruginata y Sorocea jureiana. Algunas de éstas son más comunes en Minas Gerais y otras en áreas de transición del Bosque Atlántico al Cerrado. De hecho, el Cerrado del Valle se asemeja más al de Minas Gerais que al del oeste paulista.
Como esas áreas están distantes de otras que permitan la entrada de nuevas especies, la tendencia indica que la vegetación será cada vez más pobre. Pero, para los investigadores, el elevado número de existencias únicas y la peculiaridad de las condiciones ambientales hacen que estas áreas sean altamente prioritarias para la conservación del Cerrado en el estado y para la comprensión de los procesos ecológicos que determinan la existencia de este tipo de vegetación.
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