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Especial

Conocer para preservar

Un estudio mapea áreas de gran interés ecológico

El estado de São Paulo tiene más de un millón de hectáreas que deben ser mejor conocidas y preservadas. Caracterizarlas, clasificarlas y analizarlas es la tarea que está llevando a cabo el proyecto de investigación coordinado por Paulo Nogueira Neto, del Instituto de Biociencias de la USP y vicepresidente de SOS Mata Atlântica, en asociación con la Fundación Forestal y con apoyo de la FAPESP. La idea es relevar, organizar y mantener actualizados los datos de las áreas protegidas del estado, ya sean éstas públicas o privadas -lo que permitirá sugerir parámetros para su administración y manejo que sirvan de soporte para políticas de gestión ambiental.

“Estas áreas que en el resto del mundo son atractivas para el ecoturismo y generan ingresos que permiten su preservación, acá en Brasil permanecen generalmente cerradas al público y son insuficientemente protegidas”, explica Nogueira Neto. “Los últimos grandes bosques del estado están en la región costera y lo que encontramos en la meseta son fragmentos bastante destruidos.”

Investigaciones realizadas por el Instituto de Investigaciones Espaciales (Inpe, sigla en portugués) y por el Instituto Forestal suministraron datos de flora y fauna de 548 fragmentos mayores a 100 hectáreas, casi todos en áreas privadas, y de 7.500 fragmentos menores de Bosque Atlántico, permitiendo mapear todas esas áreas, con indicadores de tala, conservación y utilización. Los análisis fueron efectuados comparando casos nacionales e internacionales, basados en informaciones de organizaciones tales como la Comisión Mundial de Áreas Protegidas, el Fondo Mundial por la Naturaleza (WWF),Conservation International y la Unesco.

Más allá del interés del propio estado en acciones volcadas al medio ambiente, existe ahora la ley federal del Sistema Nacional de Unidades de Conservación (nº 9.985, del 18/07/2000), que establece las características de cada unidad de conservación y prevé la creación de Comités de Gestión, formados por la sociedad civil y por el poder público. La segunda etapa del proyecto de investigación, explica Nogueira Neto, pretende contratar a especialistas para opinar sobre los fragmentos, orientar al Estado en la reorganización de las unidades de conservación y asesorar en la implementación de los Comités de Gestión locales.

Y debe también sugerir cien fragmentos como Áreas de Relevante Interés Ecológico. Son zonas menores que las Áreas de Protección Ambiental (APAs) y que reciben un tratamiento similar al de aquellas registradas para su preservación como patrimonio, pero sin expropiaciones. Pueden utilizarse (turismo, producción agropecuaria), pero no pueden destruirse. Quedan bajo control de organismos gubernamentales que estimulan su conservación por medio de la concesión de premios o exención de impuestos. Podrán ser abiertas al público y generar ingresos que contribuyan para su adecuada administración.

PauloNogueira Neto cree que el conocimiento generado por el proyecto podrá capacitar a los empleados y técnicos de todo el estado en el manejo de áreas naturales y beneficiar incluso a los gestores de unidades de conservación de otros estados brasileños.

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