Un sistema de desinfección de endoscopios que tiene como base una solución de agua y cloruro de sodio, más conocido como sal de cocina, está en fase final de desarrollo por la empresa Ibasil Tecnología, instalada en el barrio de Butantán, en São Paulo. El nuevo desinfectante es no tóxico, tiene acción rápida y no perjudicial al ambiente. Aporta beneficios para pacientes, médicos y enfermeras que utilizan la endoscopía para el control y el diagnóstico de enfermedades del aparato digestivo. El sistema innovador también podrá tener aplicación en otras áreas como fungicida en frutas y legumbres, bactericida en la industria alimenticia o desinfectante en la avicultura y ganadería. Inicialmente, el producto se usará en la limpieza de endoscopios, porque la complejidad de estos aparatos, que por medio de una sonda introducida en la boca del paciente llegan al estómago, involucra múltiplos canales y válvulas, lo que favorece la acumulación de materiales orgánicos e inorgánicos, posibles fuentes de infección por microorganismos. Por eso, entre un examen y otro, es necesario hacer una rigurosa limpieza y asepsia en el aparato para evitar el riesgo de transmisión de enfermedades tales como tuberculosis, hepatitis y sida.
Actualmente, el desinfectante más utilizado en hospitales y clínicas es el glutaraldehído en la concentración de 2%, una sustancia química con alto poder bactericida y fungicida. “El producto, sin embargo, es cancerígeno y agresivo al ambiente. El tiempo de acción de él es de 30 minutos para la desinfección, antes de solamente siete minutos de nuestro sistema”, dice Luís Iba, director de la Ibasil. Los estudios comprueban que el vapor liberado por el glutaraldehído es irritante para el sistema respiratorio, puede causar dermatitis de contacto, además de ser tóxico para el organismo. Por eso, en otros países él está siendo gradualmente sustituido por sustancias menos agresivas.
El proyecto desarrollado por la Ibasil tiene el apoyo financiero del Programa Innovación Tecnológica en Pequeñas Empresas (Pipe), de la FAPESP, y es coordinado por el ingeniero químico Gerhard Ett, de la empresa Electrocell, que desarrolla células a combustible para la producción de energía eléctrica a partir del hidrogeno, con sede en el Centro Incubador de Empresas Tecnológicas (Cietec), en la Ciudad Universitaria, en São Paulo. “La convivencia y la cooperación dentro del Cietec (la Ibasil también estaba incubada en el mismo local) y nuestro conocimiento sobre automación, control de sistemas y, principalmente, generadores electrolíticos que poseen tecnología similar a las células a combustible permitieron la alianza”, dice Ett. “Esos generadores transforman la solución de agua con sal en otros compuestos.” También participa de la investigación y desarrollo del producto la bióloga Débora Moreira, con una beca de la FAPESP.
El equipamiento, que deberá estar disponible para el uso médico dentro de un año, está basado en un proceso electroquímico que genera, a partir de la electrólisis, una corriente eléctrica en una mezcla de agua y cloruro de sodio, un poderoso desinfectante compuesto de 12 substancias. El ácido hipocloroso, el peróxido de hidrogeno, el óxido cloruro, el ozono y el ácido perclórico son los oxidantes de mayor acción bactericida de la mezcla, también llamada agua superoxidada. “Un agente potencia la acción del otro. Los 12 juntos tienen acción desinfectante comprobada en pruebas”, dice Iba.
Pruebas en el HC
La primera prueba para la evaluación del agua super-oxidada en bacterias aisladas de aparatos destinados a la endoscopia fue realizada en el Servicio de Endoscopia del Hospital de las Clínicas, de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP), en agosto de 2006. Fueron recolectadas muestras de seis aparatos de endoscopia utilizados en el HC, después de que estos pasaran por el proceso de lavado mecánico con agua. El material recogido fue sembrado en un medio de cultivo apropiado, en invernaderos de laboratorios, y colocado en contacto con el agua super-oxidada por siete minutos. Después de ese intervalo de tiempo, nuevas recolectas fueron realizadas. El resultado es que, antes del contacto con el agua superoxidada, fueron aislados varios microorganismos, como las bacterias Escherichia coli y Pseudomonas aeruginosa, esta uno de los más prevalentes agentes de infección hospitalaria. “Después del contacto con el agua super-oxidada, no hubo ningún crecimiento microbiano”, dice Débora Moreira. En la próxima etapa de la investigación será hecho el análisis de la eficacia contra el virus de la hepatitis B y C.
Para la producción de la célula electroquímica fueron construidos electrodos de gran área superficial, separados por membranas de polímeros. “La célula electroquímica está básicamente compuesta por membranas, ánodos y electrodos de titanio”, dice Gerhard Ett. Durante el proceso de electrólisis hay la producción de dos líquidos. De un lado de la célula electroquímica sale el agua ácida, el desinfectante oxidante, y del otro el agua alcalina, que no es usada. Para que no haya daños al medio ambiente es hecha la neutralización de los dos subproductos antes del descarte. “El desinfectante, antes de ser eliminado para el alcantarillado, es mezclado con agua alcalina originando una solución inofensiva para el medio ambiente”, dice Iba.
Antes del desarrollo del nuevo sistema de desinfección de endoscopios, la Ibasil ya tenía experiencia en el área. Cuando aún estaba incubada en el Cietec, desde febrero de 2002 hasta abril de 2005, la empresa proyectó y construyó un equipamiento automatizado para la limpieza de endoscopios llamado Endolav, que tuvo la patente del producto y de la marca comprada por la empresa Lifemed, de Río Grande del Sur (ver Pesquisa FAPESP nº 113). Fue en esa época que hubo la aproximación con la Electrocell, que participa del proyecto actual.
La próxima etapa de la investigación prevé la participación del Instituto Biológico del Estado de São Paulo, del Instituto de Tecnología de Alimentos y del Instituto Agronómico de Campinas en las pruebas bacteriológicas. Los investigadores quieren ampliar los estudios tendientes a la aplicación del producto en la avicultura y en la pecuaria. El sistema podrá ser utilizado para la descontaminación de los galpones donde se quedan los animales, en el procesamiento de carnes y en la desinfección de maquinarias. En la agricultura podrá ser usado como fungicida y bactericida para frutas y legumbres y también para la limpieza de instalaciones, camiones y máquinas. En la industria alimenticia tiene potencial de uso como desinfectante en el procesamiento de jugos y alimentos.
El Proyecto
Desinfectadora automática de endoscopios con generador electrolítico de desinfectante a partir de agua y sal (nº 05/55934-1); Modalidad Programa de Innovación Tecnológica en Pequeñas Empresas (Pipe); Coordinador Gerhard Ett – Ibasil; Inversión 71.241,06 reales (FAPESP)