Más vale tarde que nunca. Ese dicho bien podría servir para caracterizar al nuevo sistema de obtención de alcohol anhidro presentado en 1987 en su tesis de doctorado por el ingeniero en alimentos Antonio José de Almeida Meirelles, que solo ahora está siendo utilizado por algunas destilerías de alcohol de la región de Ribeirão Preto. Meirelles también ganó, en 1989, el premio Joven Científico instituido por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) de Brasil. La nueva técnica sustituye el ciclohexano por el etilenoglicol en el proceso de deshidratación del alcohol, es decir, el retiro del agua del alcohol hidratado (etanol) que se transforma en anhidro y es usado como combustible mezclado con gasolina. “Las ventajas del etilenoglicol son el ahorro de más del 50% de energía eléctrica en el proceso de destilación, la mejor calidad del alcohol, que deja de ser contaminado por el ciclohexano, y el hecho de no ser inhalable por los trabajadores de la planta”, afirma Meirelles, hoy profesor de la Facultad de Ingeniería en Alimentos de la Unicamp. La razón por la cual las destilerías solo ahora están usando la nueva técnica está vinculada con la extracción de energía eléctrica del bagazo de la caña de azúcar. Las plantas usan esa energía y venden el excedente a las compañías distribuidoras. Actualmente, las nuevas variedades de caña rinden menos bagazo. Por eso ha llegado la hora de economizar en la producción para llegar a los niveles anteriores de energía eléctrica.
Republicar