Tan solo un 8% de las mujeres ligadas a las plantillas de las más tradicionales universidades británicas son profesoras, y más de la tercera parte de ellas se encuentra en la franja más baja de remuneración de docentes (Nature, 5 de diciembre). Esta conclusión se desprende de un informe solicitado por el gobierno británico y publicado en noviembre pasado, que constató que esa realidad no difiere mucho de la de los medios académicos de otros países como Estados Unidos y Japón.
Según Susan Greenfield, directora del Instituto Real de Gran Bretaña de Londres, y coordinadora de ese estudio, las estadísticas reflejan un sexismo velado, institucional, que impide que las mujeres que se apartan para tener hijos y cuidarlos puedan retomar su carrera, por ejemplo. “De alguna manera”, dice Greenfield, “esa es la peor de las discriminaciones”. El informe plantea soluciones tales como las becas maternidad, la reducción de la jornada de trabajo y el mantenimiento de fondos para programas de ayuda. El gobierno británico promete considerar esas recomendaciones en el marco de un paquete de medidas que, según anuncia, será lanzado en breve.
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