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ARTE

Dramaturgia cómplice

Con sólo seis años de existencia, la compañía teatral Hiato colecciona premios con investigaciones sobre lagunas de comprensión

Thiago Amaral en 02 Ficções (2012)

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Lo que alguien dice es distinto a lo que otro escucha. Una escena llega al público distinta a como partió de los actores que están en el escenario, que a su vez también expresaron algo ligeramente distinto a lo que está escrito en el texto. Los ocho artistas que conforman la joven compañía Hiato pretenden sondear esas lagunas de comprensión que, en el límite, constituyen el origen de muchas cuestiones del mundo contemporáneo, tales como la intolerancia y el prejuicio, por ejemplo. Sólo seis años después de su espectáculo de estreno, Cachorro morto, coleccionan premios, se afirman como uno de los grupos innovadores del teatro brasileño y siguen preguntándose: ¿qué hay entre lo que vemos y lo que entendemos?

Este abordaje puede parecer demasiado cerebral para un grupo de artistas, a quienes el sentido común suele atribuir métodos más intuitivos. Pero en Hiato es al contrario. El punto de partida de los procesos es teórico. “Emito una instigación inicial, una pregunta, y les pido a los actores que contesten con escenas”, dice el director y dramaturgo Leonardo Moreira, magíster en artes escénicas por la Universidad de São Paulo (USP). Un ejemplo de esto: “¿Cómo sería una dramaturgia que funcionase de la misma manera que la memoria?”. Ésa fue la pregunta que dio origen a O jardim (2011), uno de los espectáculos más aclamados del grupo y el que más salió a escena hasta ahora.

En la sala de ensayos, las respuestas de los actores, normalmente autobiográficas, se van discutiendo, se las pone a prueba, se las despliega, se las disuelve y se las estructura como esquemas, módulos que se unen unos a otros y componen una narrativa fragmentada y única al mismo tiempo, que termina en la cabeza del espectador. Esa sensación de incompletud, el hiato y las fallas de comunicación adrede, han rendido comentarios como el del crítico Nelson de Sá, del periódico Folha de S.Paulo: “El trabajo de Hiato apunta al riesgo y resulta en simplicidad e inventiva, con grandes hallazgos”.

El trabajo, que aún está siendo perfeccionado, cuestiona los límites de la ficción

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La reunión de Luciana Paes, Maria Amélia Farah, Thiago Amaral, Aura Cunha, Aline Filócomo, Fernanda Stefanski y Paula Picarelli, que formarían Cia. Hiato (todos graduados en artes escénicas en la USP), ocurrió por primera vez en 2008, para el montaje de Cachorro morto, una obra que explora el pensamiento matemático de un chico autista. Las entradas se agotaron, hubo una temporada extra en la sala Sesc de avenida Paulista y el mundo del teatro se sorprendió. Los propios artistas se convencieron de que deberían seguir y formaron oficialmente la compañía para poner en escena Escuro (2009), que investigó otros bloqueos de comunicación, con personajes ciegos, sordos y mudos en una obra ambientada alrededor de una piscina (que también estaba en escena). Tuvo más de 10 indicaciones a los principales premios brasileños y ganó tres galardones (de mejor autor, mejor escenario y mejor vestuario) del Premio Shell 2010.

Dos años después, el cuadrado lleno de cajas de cartón que formaba el escenario de O jardim en Sesc Belenzinho dejaría con el espectador la decisión de dónde ver la obra y, por ende, a partir de qué elementos armar el rompecabezas narrativo. Historias de varias generaciones de una familia se superponen, se contradicen, se autocompletan y se confunden, y nuevamente el hiato entre ellas es lo que se forma en las cabezas de los que asisten. Otros dos premios Shell 2011 (mejor autor y mejor escenario), además de casi 20 nominaciones a otros premios.

“Los actores y actrices de Cia. Hiato deben vérselas con la ‘falla’ de la dramaturgia; con los hiatos, las hendiduras de la comunicación. La dramaturgia se construye no por lo que el texto narra sino por lo que deja de explicar, casi de manera intersticial”, escribió Milena Moreira Filócomo en su tesina de maestría en el Instituto de Artes de la Universidade Estadual Paulista (Unesp). “Con esos elementos presentes y basales para la escena actual, la estructura de la máquina teatral queda en evidencia.”

Fernanda Stefanski en Ficção (2011): monólogos en los cuales los actores cuentan y dramatizan experiencias personales

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Las otras dos obras montadas por la compañía Hiato aún se encuentran en proceso. Ficção (2011) está constituida por seis monólogos (de una hora cada uno) en los cuales los actores cuentan y dramatizan experiencias personales a punto tal de confundir al público entre lo que es real y lo que es inventado. Para hacerse una idea de la seriedad: el actor Thiago Amaral lleva a su propio padre al escenario para reconstruir la memoria de una fiesta de su infancia.

En O2 ficções (2012), se profundiza el cuestionamiento sobre los límites de la ficción. “02 ficções aún no ha salido bien: estamos dándole a esa investigación el tiempo que necesita”, comenta el director. La obra nunca fue a escena de la misma manera ‒durante las temporadas en Sesc Pompeia y en el festival belga KunstensFestivaldesArts–, lo cual generó una cierta desconfianza de la crítica, que ya no acepta otra cosa que aciertos por parte de Hiato.

Leonardo Moreira se preocupa por proteger a la compañía contra las exigencias de excelencia e innovación y procura mantener al equipo sobre los rieles de los estudios y la experimentación de nuevos lenguajes. El proyecto Restauração das horas, en curso, creará un nuevo espectáculo a partir de 02 ficções. “Siempre hemos sido muy francos en el escenario, hemos mostrado lo que teníamos para mostrar”, dice. Y a eso el director le adjudica la recepción tan festiva y tamaño reconocimiento en tan poco tiempo de trabajo. Parece que la crítica y el público han entendido lo que la compañía quiere decir.

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