Astrojildo Pereira (1890-1965), fundador y primer secretario general del Partido Comunista Brasileño, fue una de las personalidades más inquietas, intensas y controvertidas involucradas en el intento de desarrollar una política cultural para el país. Eran las décadas del 30 y 40, la intelectualidad estaba en efervescencia – formada por nombres de la talla de Carlos Drummond de Andrade, Manuel Bandeira y Otto Maria Carpeaux, sus amigos – y, más tarde, desembocaría en la modernidad. De entrada, Astrojildo optó por dedicarse a la política, pero después Brasil ganó, gracias a la acción del partido, que lo expulsó en 1931, a uno de sus más brillantes estudiosos de las letras, un pensador bien formado por las lecturas de Machado de Assis, desde su juventud.
Pese a las críticas de sus adversarios de partido, fue entre los intelectuales que él diseminó la imagen de una persona sensible y profunda. De allí el título del libro del profesor de comunicación comparada de la Facultad de Comunicación de la Fundación Armando Álvares Penteado (Faap), Martin Cezar Feijó: O revolucionário cordial – Astrojildo Pereira e as origens de uma política cultural (250 págs., R$ 26). Recientemente lanzada por la editorial Boitempo, con edición parcialmente patrocinada por la FAPESP, la obra fue el tema del doctorado de Feijó en la Escuela de Comunicación y Artes de la Universidad de São Paulo (ECA/USP), en 1999.
Éste es el décimo libro de Martin Feijó y no es el primero sobre uno de los pocos hombres que realmente pensaron la política cultural brasileña. En 1983, cuando trabajaba en la Secretaría Municipal de Cultura de São Paulo, Feijó publicó O que é política cultural, en la colección Primeiros Passos, de la editorial Brasiliense. Pasados dos años, ya como editor de cultura de A Voz da Unidade, periódico del partido, el autor fue a Río Bonito (Río de Janeiro), en donde Astrojildo nació, entrevistó a intelectuales que convivieron con él, como Francisco Assis Barbosa, estableció una correspondencia con Carlos Drummond de Andrade y visitó Niterói, ciudad en donde Astrojildo vivió.
“Fui a verificar qué hechos precedieron a su atracción por el comunismo y el marxismo”, explica. Como resultado de sus estudios, publicó Formação Política de Astrojildo Pereira (editora Nuevos Rumos), que aborda el período de su vida hasta el surgimiento con el partido. En un primer momento, Feijó pensó en escribir la biografía de Astrojildo. Sin embargo, en 1990, cambió de rumbo y decidió buscar el concepto de política cultural dentro de la vida y la obra de Astrojildo, para su doctorado.
Surgió así un libro con aires de biografía, sin el hermetismo de los textos académicos, pero permeado por la principal preocupación del autor sobre el aún constituido proyecto cultural para el país. “Pretendo que el libro signifique un punto de partida para el pensamiento político-cultural para el futuro, no para el pasado”, afirma el profesor.
Machado de Assis
La obra se apoya en dos importantes pilares que rigieron la vida de este intelectual: el comunismo y Machado de Assis. Varias historias que Pereira protagonizó lo convirtieron en una especie de figura legendaria e ilustran la fuerza de esos dos vectores en su trayectoria. Siendo aún dirigente comunista, Pereira estaba convencido de que su partido debía establecer una alianza con el capitán del ejército Luís Carlos Prestes – el “Caballero de la Esperanza”, que acababa de atravesar el país dispuesto a transformar el cuadro de atraso y miseria en Brasil. Era 1927 y Astrojildo se dirigió de tren a Corumbá, en Mato Grosso, y siguió en automóvil hasta Puerto Suárez, en Bolivia, para conversar con Prestes.
Antes de partir, el comunista dejó libros marxistas para el militar. Éste leyó con atención aquella literatura “que traía una nueva posibilidad para su anhelo de transformar el mundo y no solamente derribar a un gobierno”, como observa Feijó en su libro. De esta manera, fue a través de sus manos que ese dirigente militar se convirtió en comunista. “Y este encuentro llevó a Astrojildo a recibir una de las más fuertes críticas dentro del partido: fue tildado como ‘prestista'”, observa Feijó. “Ésa fue una de las justificaciones para su expulsión del PCB, después de haber sido destituido del cargo de secretario general, en 1931.”
Pero, como se suele decirse, no hay mal que por bien no venga. “Su expulsión fue fundamental para que Pereira empezara a trabajar en una política cultural para el país; alejado de la militancia, se acercó más a la intelectualidad carioca, comenzó a escribir y retomó la lectura de Machado de Assis”, dice Feijó. Una historia conmovedora ilustra también a la perfección la admiración de Astrojildo por Machado y cuánto éste fue importante en su formación intelectual. En 1908, cuando el futuro intelectual tenía 17 años, el escritor agonizaba en el lecho de su casa en Cosme Velho, Río de Janeiro. Sin avisarle a nadie, el joven tomó la balsa desde Niterói y se dirigió a aquella casa en la que no conocía a nadie. Llamó a la puerta y dijo que quería ver al dueño.
A regañadientes, le fue permitida la entrada. El muchacho entró en el dormitorio, se arrodilló y le besó la mano. Se despidió de todos y salió. El enfermo moriría pocas horas después. Y solamente más de 30 años más tarde se sabría quién había sido “aquel muchacho elevado”, citado por Euclides da Cunha, uno de los testigos de la escena, por medio del libro publicado por Lúcia Miguel Pereira sobre Machado. Pereira ya era por entonces un hombre con una trayectoria envidiable. Sus acreditaciones eran innumerables: periodista cultural, historiador, militante, pensador, publicista, autodidacta y, lo que es más notable, principal estratega de una política cultural de izquierda.
Tropicalismo
Machado de Assis e Formación do PCB son dos de sus libros definitivos. Pero para Feijó, su texto más importante fue Machado de Assis, Romancista no Segundo Reinado, publicado en 1939 en la Revista Académica, en la cual trabajaba Mário de Andrade. Feijó también apunta Tarefas da Inteligência Brasileña, publicado en 1944, en el cual Astrojildo presentó propuestas decisivas para que fueran discutidas, un año más tarde, durante el Congreso de Escritores, en São Paulo.
“Pereira afirmaba que el intelectual es el agente del proceso cultural; por eso, éste debe estar desvinculado del Estado y también del partido, para poder pensar el país sin amarras”, cuenta Feijó. “Y dice que el camino pasa por la educación, por la alfabetización, desde la enseñanza primaria hasta la enseñanza superior; es decir, no basta aprender a escribir, es necesario aprender a entender qué es los qué se lee y a pensar”. Es como si fuera una línea continua que va formando un camino a través de las décadas del siglo XX.
“Paulo Freire se valdría de ese mismo concepto, y muchas propuestas presentes y defendidas en aquel texto también fueron desarrolladas, más tarde, por el Cine Nuevo, por el Tropicalismo y por los teatros de Arena y Oficina”, dice Feijó. “Esta efervescencia cultural es de alguna manera deudora de Astrojildo y su grupo de gente, y de Machado de Assis, pues, más allá de ser un gran escritor, también intentó pensar una política cultural dentro de los límites de su época”, concluye. Ahora, la tarea es intentar continuar tomando la punta de ese hilo y seguir adelante en el siglo XXI. El Revolucionario Cordial abre algunas puertas para reflexionar sobre el tema y actuar.
El proyecto
El revolucionario cordial – Astrojildo Pereira y los orígenes de una política cultural (nº 00/05755-0); Modalidad Auxilio a publicación; Coordinador Celso Frederico – ECA/USP; Inversión R$ 5.000,00