Meses atrás, Neide G.W., de 60 años, con dos nódulos en la tiroides, se encontraba ante la inminencia de someterse a una cirugía innecesaria. La biopsia del nódulo mayor, efectuada a partir de una muestra del tejido extraída a través de una aguja fina, no fue conclusiva sobre la posibilidad de que se tratase de cáncer. El procedimiento más común en estos casos, dado el tamaño del nódulo, de dos centímetros de diámetro, es la extirpación parcial o total de la tiroides – opción que reviste riesgos, por la localización de dicha glándula en una región, el cuello, intensamente irrigada y rica en terminaciones nerviosas.
Neide escapó del bisturí gracias a un nuevo método de diagnóstico del cáncer de tiroides desarrollado por el especialista en ultrasonido Eduardo Kiyoshi Tomimori y el endocrinólogo Rosalinda Camargo, médicos del Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP). En lugar de usar tan solo un parámetro para decidirse por la cirugía, los investigadores establecieron un método que tiene en cuenta dos indicadores. Primero, efectúan un examen por ultrasonido – estudio de bajo costo, capaz de suministrar informaciones sobre el volumen, contenido sólido o líquido, contornos y presencia o no de calcificaciones en los nódulos.
Si las imágenes indican algo anormal, realizan una punción y efectúan la biopsia solamente en las formaciones sospechosas, para contar con una evaluación microscópica de las células de los nódulos. Combinando los resultados de la ultrasonografía y de la biopsia, lograron un índice de aciertos del 76% en la detección del cáncer de tiroides.
Con este abordaje, tres de cada cuatro personas que van a para al quirófano efectivamente presentan tumores malignos. Según Rosalinda, los casos dudosos no serán omitidos: “Es poco probable que un paciente pase por la doble evaluación con un diagnóstico falsamente negativo”. En las cirugías recomendadas a partir del método tradicional de diagnóstico (palpación y punción únicamente del nódulo mayor), la sospecha de cáncer es confirmada en, como máximo, el 20% de los casos operados.
Inspiración japonesa
La idea del método comenzó a tomar cuerpo en 1996, con una visita a un centro especializado en enfermedades de la tiroides en Kobe, Japão. En éste, todas las punciones eran guiadas por el resultado del ultrasonido, y los nódulos clasificados, según esas imágenes, en grados que indicaban las probabilidades de malignidad. De regreso a São Paulo, Rosalinda y Tomimori prepararon una clasificación específica para la realidad brasileña, diferente a la japonesa. En Japón, el cáncer de tiroides es mucho más frecuente que aquí en Brasil, en donde el 2% de la población presenta este tipo de tumor.
Luego llevaron a cabo un estudio relacionando a las imágenes por ultrasonido con los laudos citológicos de 2.025 pacientes con nódulos de tiroides. Fue allí que se llegó a un sistema de atribución de notas a los tumores, basado en el potencial de malignidad de la formación. Cada nódulo recibe dos puntuaciones, una suministrada por la biopsia (1, 2, 3 ó 6) y otra por el ultrasonido (1, 2, 3 ó 4). Cuando la suma de las notas es igual o superior a seis, el paciente va a cirugía. Se consideran benignos los nódulos cuya nota final se ubique entre 2 y 4 puntos, y dudosos, pero probablemente benignos, los que obtengan 5 puntos. Tumores con 6 puntos son casos sospechosos y entre 7 y 10 puntos, probablemente malignos.
Este resultado surgió de la comparación del diagnóstico suministrado por el nuevo método con el análisis de nódulos extraídos de 224 pacientes operados en el Hospital de Clínicas de la USP. De los 52 portadores de nódulos analizados como benignos, apenas dos (3,8%) presentaron carcinoma papilífero, el tumor de tiroides menos agresivo. Entre los 35 con nódulos en el cuello clasificados como dudosos, cuatro (11,4%) tenían cáncer.
El porcentaje de malignidad se elevó a un 44,6% entre las 56 personas con nódulos sospechosos. Casi el 99% de los 81 pacientes con índice mayor o igual a 7, claramente maligno, tenía cáncer. Conclusión: si hubieran sido encaminado al quirófano tan solo aquellos que tuvieran nota final igual o mayor que 6, llegaría a un elevado índice de acierto en el diagnóstico de la enfermedad el 76,9% de los casos. De ello surgió la nota final 6 como divisoria de aguas.
Como norma general de procedimiento, los médicos do HC recomiendan que todas las punciones, siempre que sea posible, sean guiadas por la ultrasonografía. Con el auxilio de dicho estudio, la punción de nódulos pequeños, no palpables, poro de aspecto sospechoso, se vuelve más productiva. El ultrasonido permite escoger la región del nódulo con mayores chances de contener células malignas, reduciendo el porcentaje de aspiraciones que precisan ser repetidas debido a la coleta insuficiente o inadecuada de material.
“Lo que se gastará en más en ultrasonido será mucho menos que lo que economizaremos con gastos y sufrimiento en cirugías y punciones innecesarias”, dice Tomimori. Según el médico, la extracción de la tiroides puede costar más de 5 mil reales, cuando no es cubierta por el sistema médico o obra social. Al margen del HC paulista, el Hospital Socor, de Belo Horizonte, ya está utilizando el método creado en la USP.
El Proyecto
Nueva Metodología para el Diagnóstico Precoz del Cáncer Diferenciado de Tiroides basada en los Resultados de la Evaluación Ultrasonográfica y Citológica
Modalidad
Línea regular de auxilio a la investigación
Coordinadora
Rosalinda Yossie Asato de Camargo – Facultad de Medicina/USP
Inversiones
R$ 60.367,30 y US$ 18.343,95