La elección final del artículo estampado en la portada de cualquier revista implica siempre, debemos admitirlo, un cierto grado de arbitrariedad. Por supuesto que en algunas ediciones hay temas que parecen imponerse vigorosamente por sobre todos los demás, una vez considerados los cánones clásicos del periodismo. En el caso de Pesquisa FAPESP, una revista cuya mirada se dirige hacia la producción del conocimiento, esto puede darse tanto cuando un texto periodístico da la noticia de un hermosos proyecto, capaz de producir un especial impacto social o económico, como ante algún otro que enfoca una investigación de relevancia indiscutible para el avance del conocimiento en su campo, o incluso en el caso de un artículo que aborde un estudio cuyas conclusiones sean inusitadas, a punto tal de provocar transformaciones en las reflexiones y los conceptos corrientes. Ahora bien, así como no está dentro de la normalidad de la producción científica aportar resultados tan extraordinarios cotidianamente, no es usual que una revista como Pesquisa tenga de antemano un tema así, listo para estamparlo en su portada. Antes de decidir definitivamente cuál será al final éste, la práctica es zigzaguear, unas veces más, otras veces menos, para desesperación creciente de nuestra editora de arte, Mayumi Okuyama, entre dos o tres temas que se disputan la noble posición. Y es ahí que entra en escena la mentada dosis de arbitrariedad necesaria, con una afición íntima para que la misma no embista contra los sanos principios del periodismo.
Comento todo esto porque la elección de la portada de esta edición en particular fue un proceso difícil, como un parto con fórceps. Queríamos allí de entrada el artículo sobre la obesidad, pero parecía excesivamente técnico, con el texto introduciéndose en un monte cerrado de siglas y nombres complicados de sustancias desconocidas para lectores no íntimamente allegados a la bioquímica del cuerpo humano. Intentamos emigrar hacia el artículo sobre el mayor cráter que haya producido un meteorito en Brasil, dentro del cual hay dos ciudades enteras.
Evaluamos también la posibilidad de llevar a la portada un texto sobre los estudios destinados a comprender el significado del Tropicalismo para la cultura brasileña contemporánea, de Gonzalo Junior, y otro, también en el ámbito de las ciencias humanas, que se refiere a los nuevos estudios del movimiento estudiantil en el país, en especial en los años 1960 y 1970, del editor de humanidades, Carlos Haag. Mientras tanto, el editor especial Carlos Fioravanti y el editor de ciencia, Ricardo Zorzetto, trataban silenciosamente de limpiar más y más el texto sobre obesidad, de librarlo del exceso de escollos técnicos para producir una narración clara, elegante, donde la información más importante se le ofrece al lector sin trabas y, al mismo tiempo, sin traición a los reales hallazgos científicos de los investigadores que dedicaron años buscando entender por qué la resistencia a la insulina lleva a la obesidad y, a partir de ella, a varios otros problemas de salud. Cuando los periodistas por fin presentaron el texto definitivo, la obesidad retomó su puesto en la portada (página 40). ¿Es justo? Creemos que sí; pero, debido a lo que hablamos al inicio sobre arbitrariedad, la cuestión queda abierta para que los lectores puedan llegar a su propio juicio. Y es siempre así en publicaciones periodísticas, lo que no es malo, sino precisamente lo contrario.
Hablando de los lectores, todo el equipo que produce esta revista se sintió honrado hace pocos días ante la declaración pública de apreciación a ella hecha por un ilustre personaje, por cierto, luego de declararse su lector: el gobernador de São Paulo, José Serra. Fue en la ceremonia de la toma de posesión del profesor Celso Lafer en la presidencia de la FAPESP, el pasado 26 de septiembre. Docente titular de la Facultad de Derecho de la USP, dos veces ministro de Relaciones Exteriores y también ministro de Desarrollo, Celso Lafer reemplaza en la presidencia de la FAPESP al lingüista y poeta Carlos Vogt, profesor y ex rector de la Unicamp, y ahora secretario de Enseñanza Superior del Estado (página 32). Vale destacar que allí, ante un auditorio lleno de autoridades y líderes académicos de São Paulo, el nuevo presidente de la fundación aseveró que cree que la solución de los retos y problemas actuales de la sociedad humana exige la comunicación entre la cultura literaria y humanística y la cultura científica, para posteriormente detallar mejor su visión de ciencia. En contrapartida, el gobernador reiteró esta visión y destacó que “un importante desafío que la Fundación debe encarar con base en su autonomía y su experiencia es el de, simultáneamente, poner de relieve la investigación básica, que construye el futuro explotando y desarrollando posibilidades, y la investigación aplicada, que tendrá cada vez mayor impacto social y económico”.
Republicar