Suryara BernardiPara obtener la financiación de una agencia de fomento de la investigación científica, los investigadores deben presentar previamente sus proyectos, que son analizados por equipos de científicos experimentados. Las propuestas bien escritas, estructuradas y fundamentadas tienen mayores posibilidades de ser seleccionadas y, entre ellas, más aún las de proponentes que demuestren que están lo suficientemente calificados como para ejecutar lo que están proponiendo. La atención a los detalles ayuda a los científicos a elaborar proyectos de investigación robustos, convincentes y con posibilidades reales de obtener los recursos necesarios para su desarrollo.
Para ayudar a los investigadores, existen actualmente varios manuales con orientaciones sobre cómo escribir un proyecto de investigación. Tal es el caso de los de la National Science Foundation (NSF), la principal agencia de fomento de la investigación científica de Estados Unidos, y de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS).
En Brasil, aparte de las orientaciones que se brindan en los sitios web de las propias agencias de financiación, investigadores del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (IB-USP) y del Departamento de Bioquímica del Centro de Ciencias Biológicas de la Universidad Estadual de Maringá (UEM), en el estado de Paraná, publicaron un artículo en la revista PLOS Computational Biology listando algunos aspectos que los científicos pueden tener en cuenta a la hora de elaborar una propuesta de investigación.
Al empezar a escribir el proyecto, el investigador debe tener en mente a su público objetivo: los revisores ad hoc, que normalmente son científicos de prestigio en áreas específicas del conocimiento y con amplia experiencia en la revisión de artículos científicos y propuestas de investigación. Ese sistema de análisis de proyectos, el llamado análisis por pares, es adoptado por las principales agencias de fomento del mundo. La cantidad de revisores puede variar, dependiendo de las especificidades de cada proyecto. En la FAPESP, las propuestas de ayuda a la investigación remitidas a las líneas de financiación con duración superior a los dos años o más suelen ser evaluadas, de mínima, por tres revisores ad hoc. Para poder tener una buena noción de la base científica de cada propuesta y entender lo que el investigador pretende hacer, esos revisores evalúan si la pregunta científica planteada es relevante, si los objetivos son innovadores para el área y si la metodología es la adecuada. De este modo, un buen proyecto debe dejar claro el problema que se pretende investigar, aparte de explicar por qué tiene relevancia científica.
En Estados Unidos, la NSF recomienda que el investigador presente una revisión concisa y consistente de la literatura sobre el tema, de manera tal asegurarse la originalidad de la investigación y demostrar conocimiento sobre lo que ya se ha hecho con relación al objeto de investigación. “En el caso de Brasil, si la propuesta fuera muy original y con poco respaldo en la literatura científica, resulta esencial que el autor presente datos preliminares con el fin de convencer a los revisores de que sus hipótesis están bien fundamentadas”, explica el bioquímico Wanderley dos Santos, de la UEM, uno de los autores del artículo publicado en PLOS Computational Biology.
Suryara BernardiSin embargo, en algunos casos, si la propuesta parece demasiado innovadora a los ojos de los evaluadores, éstos pueden considerarla inviable o prematura como para llevarla adelante. Por otra parte, si es poco ambiciosa, podrá considerársela una mera repetición de un conocimiento ya establecido. “Acertar ese punto de equilibrio requiere de un trabajo cuidadoso, que comprende un estudio bibliográfico y la organización argumentativa. Si todo se encaja perfectamente, el proyecto tendrá buenas posibilidades de obtener su aprobación”, afirma el biólogo Marcos Buckeridge, de la USP, uno de los autores del artículo.
Los revisores también suelen hacer una evaluación rigurosa acerca de los abordajes experimentales descritos en las propuestas. Es uno de los elementos a través de los cuales verifican si el proponente está lo suficientemente calificado como para hacer lo que está proponiendo. En el caso de la FAPESP, los investigadores usan el extracto curricular para verificar aspectos de su historial profesional, tales como publicaciones, distinciones académicas y premios relacionados con el tema de su proyecto. “Esto sirve para que los autores de las propuestas valoren aspectos de su trayectoria que atestigüen o destaquen su capacidad para desarrollar determinada investigación”, explica la bióloga Marie-Anne Van Sluys, docente del IB-USP y miembro de la coordinación adjunta del área de Ciencias de la Vida de la Dirección Científica de la FAPESP.
También es importante que los objetivos y las metodologías sean coherentes con la hipótesis que se pretende verificar. El manual de la NSF, a su vez, recomienda que el investigador explique en detalle qué equipos y qué materiales empleará para desarrollar su trabajo, que justifique la elección de los métodos de recolección de datos y análisis, que diga si la investigación es experimental u observacional o si se trata de un estudio teórico. “Las técnicas empleadas en la recolección de los datos deben ser compatibles con lo que la ciencia de cada especialidad considera como de buen nivel”, resalta Gilson Volpato, del Instituto de Biociencias de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), con sede en la localidad de Botucatu, y autor de libros sobre redacción científica.
El tipo de información presentada y el nivel de detalles pueden variar de acuerdo con la investigación que se pretende realizar. “El proponente debe convencer al evaluador de que él y sus colaboradores son capaces de realizar los experimentos propuestos de acuerdo con la metodología más adecuada”, resalta Dos Santos, de la UEM. Según el investigador, esto puede hacerse mediante una descripción sucinta de las calificaciones de los miembros del equipo que toma parte en el estudio, de sus respectivas tareas y de los cronogramas y costos. “Una investigación toma a menudo rumbos distintos al planificado, de manera tal que el cronograma debe ser flexible y realista”, añade.
Se debe tener la seguridad de que el tiempo necesario para desarrollar el proyecto es compatible con el período de financiación determinado por la agencia de fomento. “El proyecto puede ser original, los objetivos claros y las elecciones metodológicas apropiadas, pero si el investigador no construye un cuadro de tareas, de recursos humanos y económicos bien coordinados, el evaluador no logrará verificar adecuadamente la factibilidad del proyecto”, explica Buckeridge.
A su vez, esta información debe estar organizada bajo la forma de un argumento bien construido y convincente. Una buena redacción, sencilla y agradable, resulta esencial para asegurar la claridad de las ideas. “No obstante, un buen redactor debe contagiar al lector con su entusiasmo. Para ello, además de argumentos y datos, debe escribir con coherencia, fluidez y creatividad”, sugiere Dos Santos. Un buen título y un resumen bien escrito ayudan, pero es igualmente importante que el texto esté organizado en una estructura lógica inteligible.
Suele ocurrir, según explica Volpato, que la dificultad de algunos investigadores para escribir propuestas recaiga sobre la falta de claridad con respecto a su propia investigación. Cuando esto sucede, el texto se llena de cuestiones técnicas y detalles irrelevantes que en nada ayudan a la argumentación. Para el investigador, esto está relacionado con el hecho de que muchos elaboran sus proyectos con el objetivo de atender a las especificidades de las convocatorias, cuando lo ideal sería tener el proyecto listo y recién entonces remitirlo a la línea de financiación más adecuada.
Paulo José Resende, de la asesoría de la presidencia de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep), dice que es importante que los investigadores no esperen la emisión de convocatorias para elaborar sus proyectos. “El investigador debe tener una visión estratégica acerca de los desafíos de su propia área de actuación, de manera tal de elaborar proyectos con antelación”, explica. “De este modo, podrá evaluar mejor si sus investigaciones son compatibles con las demandas de cada convocatoria”, añade.
También es importante que los investigadores lean con atención los textos de las convocatorias para cerciorarse de que su propuesta de investigación se alinea con aquella línea específica de financiación. Siempre que sea necesario, los proponentes deben entrar en contacto con los canales de atención de la agencia de financiación a la cual están remitiendo su proyecto para despejar dudas.
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