El reportaje de tapa de esta edición relata los pormenores de un tratamiento experimental para tratar la depresión severa. Hay dos razones que justifican nuestra elección de ese trabajo como tema principal. La primera radica en su carácter prometedor. La estimulación transcraneal con corriente continua (ETCC) está siendo testeada en varios países, incluso en Brasil, con buenos resultados. Además de sus mínimos efectos colaterales, la nueva terapia puede constituir una alternativa o complemento al uso de medicamentos, lo cual resulta especialmente importante si se tiene en cuenta que el 30% de las personas que padecen depresión grave no responde a los tratamientos actuales. La segunda razón es la propia enfermedad, dado que la depresión es el más difundido de los trastornos mentales. Un estudio coordinado por un equipo de la Universidad Federal de São Paulo indicó que el 28,27% de la población brasileña presenta síntomas de la enfermedad. Dentro de ese grupo, un 15% manifiesta síntomas del mal en su forma más severa, que, en general, exige el uso de dosis más elevadas de medicación. Y aun así, con éxito limitado.
Los especialistas del Centro de Investigaciones Clínicas y Epidemiológicas del Hospital Universitario de la Universidad de São Paulo consideran que la ETCC es prometedora, debido a la simplicidad de su aplicación. Consiste en la aplicación de dos electrodos en las sienes, uno positivo y otro negativo. Se aplica una corriente eléctrica de baja intensidad durante 20 ó 30 minutos continuos, lo cual contribuye al restablecimiento de la función normal de las neuronas.
Cuando se habla de estimulación eléctrica inmediatamente se piensa en la terapia electroconvulsiva (TEC), a la que se conoce como electrochoque o electroshock, un tratamiento con muy mala fama, pero que aún en los días actuales es tenido como una de las formas más eficientes de atenuar la depresión cuando ésta no responde a ningún otro tratamiento. En ese caso, una corriente única y elevada, de hasta 1 amperio, se aplica al cerebro del paciente, que debe ser anestesiado, y puede provocar la pérdida temporal de la memoria como efecto colateral. En la ETCC, la corriente que se aplica es 400 veces menor, de 2 miliamperios, con el paciente despierto. Tan sólo provoca un hormigueo durante algunos segundos y enrojecimiento de la zona donde se aplican los electrodos durante 20 minutos. Los estudios prosiguen y representan un aliciente para quienes sufren la peor faceta de la enfermedad, tan incapacitante como cualquier otra grave afección. Vale la pena leer el reportaje del editor especial Carlos Fioravanti (página 16).
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Aunque los estudios sobre cambios climáticos se centran en todo tipo de ambientes, los manglares raramente salen a la luz. Pero ahora, el más completo seguimiento de este bioma en Brasil, que se viene realizando desde hace 16 años en Guaratiba, un barrio de la ciudad de Río de Janeiro, ha sido motivo del reportaje de la editora de Pesquisa FAPESP On-line, Maria Guimarães, que muestra la reacción de los manglares ante las alteraciones ambientales (página 36). En Guarativa, la selva avanzó 80 metros continente adentro desde 1998 hasta hoy, un claro indicio de que el mar está subiendo, según los investigadores. A medida que las temperaturas aumenten, se espera que los manglares amplíen su distribución geográfica en Brasil.
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La generación y prospección de nuevas tecnologías para el sector de saneamiento en São Paulo fueron investigadas por el editor Marcos de Oliveira (página 56), quien comenta se refiere a algunos de los proyectos de investigación y desarrollo (I&D) de la Compañía de Saneamiento Básico del Estado de São Paulo (Sabesp), que desde 2009 invierte en mejoras en el servicio que presta en 363 municipios paulistas. El interés de la empresa ‒la segunda en cantidad de clientes en un sólo país‒ la condujo a establecer asociaciones con universidades y a firmar un acuerdo de cooperación con la FAPESP para el apoyo a proyectos en el área. Uno de los principales objetivos de ello consiste en disminuir el enorme derroche de agua en la red, causado fundamentalmente por rajaduras en las cañerías. En la actualidad, un tercio del agua que sale de los grandes reservorios se pierde, lo que comprende derrames y defraudaciones. La compañía invierte ahora en I&D para intentar reducir las pérdidas. Éste es otro buen relato de la presente edición.
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