Niños con edades entre 7 y 10 años, estudiantes de escuelas ubicadas en el barrio paulistano de Vila Mariana, participaron durante un período lectivo de diversas acciones educativas, como por ejemplo la utilización de juegos y un cuento infantil para aprender a alimentarse correctamente, para de esa manera prevenir enfermedades en la edad adulta. “Al final observamos algunos cambios pequeños, pero sólidos”, evalúa el coordinador de la investigación, el profesor José Augusto Carrazedo Taddei, del Departamento de Pediatría de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp).
“Hubo una disminución en el consumo de golosinas, un pequeño aumento de la actividad física y una reducción en la obesidad”, dice. Uno de los primeros resultados concretos del estudio es un juego educativo, llamado Prato Feito [Plato Listo, o Plato Hecho], que saldrá comercialmente al final del año lanzado por la empresa Pais&Filhos, de Aparecida do Taboado, estado de Mato Grosso do Sul. La disputa para llegar al final del juego comprende 40 cartas de preguntas. En una de éstas el niño tiene como tarea elegir la mejor opción para reemplazar la cena por una merienda. Entre las alternativas se encuentran: café con leche y pan con margarina, jugo de fruta y un sándwich de pechuga de pollo, pororó y una gaseosa dietética y dos porciones de pizza calabresa. En otra pregunta, la respuesta correcta indica que la leche es un alimento que debe ser ingerirse tres veces por día en promedio para lograr un crecimiento con “huesos fuertes”.
Sin anemia
No faltan también las preguntas sobre cuál es el alimento que mejora la asimilación de hierro en las comidas o cuáles son los síntomas que un niño con anemia puede presentar. “En la primera edición del juego se fabricarán 3 mil unidades, de las cuales 150 quedarán en poder de la Unifesp, que se encargará de distribuirlas gratuitamente entre las instituciones interesadas en el carácter educativo de Prato Feito“, dice Fabrício Lalucci Pereira de Souza, director de la empresa.
La idea de crear un juego comercial surgió como una derivación de los resultados obtenidos en la investigación, llevada a cabo con alrededor de 2.500 alumnos de la enseñanza básica de la red estadual. El proyecto, financiado por la FAPESP, abarcó a ocho escuelas, todas del mismo barrio, para facilitar el desplazamiento de los investigadores. Un sorteo definió cuáles serían las cuatro escuelas donde se llevarían a cabo las intervenciones educativas con los alumnos. Las otras cuatro quedaron en calidad de grupo control, para comparar los resultados obtenidos.
La investigación comenzó con evaluaciones antropométricas (de peso y estatura) de todas los niños, tanto del grupo de intervención como del de control. El recabado de los datos incluyó la distribución de cuestionarios ente los padres, compuestos de 38 preguntas, que abordaban los hábitos alimentarios y de actividad física del niño, al margen de la condición socioeconómica familiar. Para la segunda fase, el equipo de investigación desarrolló cuatro juegos educativos, que después sirvieron de base para elaborar el juego comercial. El de la memoria, por ejemplo, abordó el tema de los alimentos equivalentes, de acuerdo con su función y su valor nutritivo. En tanto, el de la pirámide permitió la exploración de las diversas posibilidades como para componer una dieta balanceada. El cuento educativo también presentó conceptos relacionados con la dieta balanceada y con los hábitos alimentarios sanos.
Les cupo a los maestros de las escuelas encargarse de las actividades propuestas durante los horarios de clases. Fueron 15 horas de actividad por semestre, durante un año. Ellos recibieron una capacitación consistente en un curso de extensión universitaria de 40 horas de duración. “La capacitación tuvo por objeto transmitir conocimientos que resulten en actitudes y prácticas orientadas hacia la disminución del consumo de sal, grasas saturadas y carbohidratos simples (golosinas, por ejemplo), al margen de promover un aumento de la actividad física”, dice Taddei. Al final de la investigación se repitieron los procedimientos de evaluación de la primera fase, para poder efectuar un análisis comparativo y estadístico de los resultados alcanzados mediante la intervención educativa orientada a los docentes, y por añadidura a los alumnos.
Los resultados que se hicieron evidentes fueron: una disminución del consumo excesivo de golosinas y saladitos industrializados, práctica definida por los investigadores como más de dos porciones consumidas en cuatro o más días a la semana, en los grupos de alumnos que fueron expuestos a las acciones educativas. El proyecto también suscitó en los alumnos un mayor interés en las clases de educación física. Un cambio significativo observado se refiere al comportamiento de los maestros, que también se sintieron motivados a aumentar el nivel de actividad física.
Obesidad y televisión
El otro dato importante apareció ya al comienzo de la investigación. La evaluación de peso apuntó que el 10,5% de los estudiantes participantes en el proyecto eran obesos, porcentaje que representa más del doble que el 4,5% registrado entre los niños brasileños durante la última investigación nacional de alimentación y nutrición, realizada en 1989. De acuerdo con los investigadores, este resultado es compatible con el aumento de la obesidad observado entre los escolares de Brasil en los últimos años. El número de horas que el niño pasa viendo televisión también demostró que es un factor que contribuye al exceso de peso, principalmente si ese período supera las cuatro horas diarias.
El problema se inserta dentro de un proceso de transición nutricional, según Taddei. Los niños están consumiendo más sal, azúcares y grasas, con una reducción del consumo de carbohidratos complejos (frutas, legumbres y cereales integrales, por ejemplo), situación que apunta hacia una epidemia de obesidad y de enfermedades asociadas. Las facilidades de la vida moderna, con la consecuente reducción de la actividad física cotidiana, contribuyen para agravar este cuadro. “La meta de la educación nutricional desarrollada en el ambiente escolar consiste en instruir a los niños y adolescentes acerca de los principios generales de nutrición, orientando hacia comportamientos específicos, para que ellos estén aptos para hacer elecciones conscientes en el transcurso de sus vidas”, dice Taddei. Esto demuestra una vez más que la escuela es el sitio adecuado para promover el desarrollo de hábitos saludables.
El Proyecto
Reducción dos riesgos de muerte y de enfermedades en la edad adulta – Proyecto RRAMM
Modalidad
Línea Regular de Auxilio a la Investigación
Coordinador
José Augusto Carrazedo Taddei – Unifesp
Inversión
R$ 38.108,00 (FAPESP)