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Especial

En busca de confiabilidad

Con los nuevos equipamientos, las redes adquieren mayor seguridad

Cuando fueron instaladas las primeras redes en las universidades e institutos de São Paulo, el proceso era simple. Se pasaba un cable telefónico por lugares cercanos a donde estaban los interesados. Para cada punto de la red, se cortaba el cable y se hacía una salida para la computadora. Todas las computadoras eran interconectadas. Si una de éstas tuviera un problema, como un cortocircuito eléctrico, toda la red caía. Pero esto no causaba grandes sorpresas. Las caídas en la red eran frecuentes y, cuando sucedían, se perdían los trabajos que estuvieran siendo realizados. No es que las pérdidas fueran exageradas. Es que las redes eran muy pequeñas. En una de las instituciones pioneras, el Instituto de Matemática y Estadística de la Universidad de São Paulo (USP), por ejemplo, todas las computadoras de la red, instalada en 1991, estaban en sola sala.

La situación ha cambiado mucho. Hoy en día, todos los más de 500 edificios de la USP, por ejemplo, están conectados a una red confiable, segura y, sobre todo, rápida. En lugar de los antiguos cables coaxiales, se usan cables mucho más seguros, que emplean una tecnología conocida como pares trenzados, o UTP. En algunos casos, los cables fueron reemplazados por fibras ópticas, aún más estables. Cada computadora está conectada directamente a una central. Si tiene un problema, eso no interrumpirá la operación del resto de la red. Las centrales, por su parte, son conectadas a un equipamiento del cual salen los cables que efectúan las conexiones externas.

Comunicaciones digitales
El profesor Fernando Paixão, del Instituto de Física de la Unicamp y miembro de la coordinación de informática de la FAPESP, compara la situación, cuando el programa fue lanzado, a la de una ciudad donde llega por primera vez la energía eléctrica. “Los postes llevan la electricidad hasta las puertas de las casas, pero para usarla es preciso que cada casa haga su instalación, bajando los cables e instalando tomacorrientes”, dice. Fue eso más o menos lo que ocurrió en las universidades. Cada institución montó su red, aprovechando la llegada de las comunicaciones. En esa época, de acuerdo con Paixão, ya se preveía que las comunicaciones digitales suplantarían rápidamente a los teléfonos y aparatos de telex. De allí la recomendación unánime de la comisión de informática para que la FAPESP diera prioridad a la instalación de las redes en los proyectos de infraestructura iniciados en 1995.

Milton Kashiwakura, asesor de la red Academic Network in São Paulo (ANSP), de la FAPESP, que participó de la instalación de la red de la USP, recuerda que el trabajo exigió mucho esfuerzo de seguimiento. “Cada empresa contratada tenía sus propios estándares y fue necesario establecer normas rígidas, para que sean seguidas por todos”, afirma. Al final del contrato, cada empresa solo cobraba el dinero después de una rigurosa inspección. Por ejemplo, en el caso de una conexión por fibra óptica, el cable no puede estirarse, pues sí así fuese, éste nunca funcionará correctamente. “Se puede usar el mejor material del mundo, pero si la instalación no está bien hecha, hay que tirar todo a la basura”, afirma Kashiwakura. Pero se requieren otros cuidados. Los cables UTP, por ejemplo, deben ser colocados lejos de la red eléctrica. Ésta crea campos magnéticos y los cables, hechos de cobre, son afectados por esa proximidad.

Aun así, los cables de cobre siguen siendo muy usados todavía, especialmente en redes en el interior de edificios, donde corren por cañerías metálicas instaladas a lo largo de las paredes. Esto se debe, fundamentalmente, a cuestiones de economía. Los cables más modernos, de las categorías 5e e 6, soportan perfectamente el tráfico actual. Los precios de los cables UTP y de fibra óptica son similares. La diferencia está en las fichas que conectan las computadoras a la red, mucho más caras en el caso de la fibra óptica, debido a los materiales especiales necesarios para este tipo de comunicación, y en las placas de red instaladas dentro de las propias computadoras. En una conexión por fibra, la placa cuesta cerca de cuatro veces más.

Trabajos internos
De cualquier manera, la diferencia comienza a valer la pena en ciertos casos. Uno de éstos es la distancia. Es consenso entre los técnicos que, a partir de una distancia de 100 metros, los cables UTP dejan de ser ventajosos, debido a que se necesitan más equipos para la transmisión. Así, la tendencia indica que seguirán siendo más usados en trabajos internos, dando lugar a la fibra en lo externos. Las conexiones de fibra también son más interesantes cuando tienen que atravesar ambientes con muchas interferencias, como las causadas por el funcionamiento de motores. Usadas externamente, éstas tienen también otra ventaja. Como funcionan a base de luz, si cae un rayo en la red, la descarga no avanzará hasta llegar a quemar las computadoras y otros equipos, como podría ocurrir con los cables de cobre.

Existe también otra cuestión. Las fibras permiten velocidades mucho más altas. Esto es cada vez más importante en la red. Para los técnicos, los cables de las categorías 5e y 6, el actual estándar en el mercado, soportarán las necesidades previstas para los próximos años. Pero las redes montadas con cables de categoría 3, como las primeras de Estados Unidos, deben ser reemplazadas. El costo es alto, pero no exageradamente. “Si los precios de los automóviles bajaran tanto como los de los productos de informática, actualmente podríamos comprar un coche por un real”, bromea Paixão.

La necesidad de una mayor capacidad tiene sentido. Para realizar una intervención quirúrgica a distancia, por ejemplo, las redes normales son inadecuadas. No permiten un trabajo en tiempo absolutamente real, que puede ser esencial en operaciones más complejas. Paixão destaca que, paralelamente a la formación de las redes locales, la FAPESP invirtió mucho en el desarrollo de la red ANSP, que conecta a las universidades e institutos entre sí y también con el resto de Brasil y al exterior. La red ANSP 2, ya en fase de implementación, será aún más rápida y podrá eliminar algunos puntos de congestionamiento que todavía existen.

Inversiones aisladas
La evolución forma parte de la informática. Por eso, es natural que las redes evolucionen. Las redes internas de las universidades soportan actualmente, y sin problemas, hasta 100 megabits por segundo, un buen nivel, de acuerdo con los técnicos, para las actuales necesidades. “Pero si el tráfico se hiciera más intenso, los cables no van a soportarlo”, sostiene Paixão. “La situación sería como usar un cable común para conectar un calefón eléctrico a la red de energía”. No obstante, Paixão ve en ello una situación bastante menos crítica que la existente antes de las primeras inversiones de los programas de infraestructura. “Esto podrá resolverse con inversiones aisladas, con recursos de financiamientos de las propias investigaciones, a través de reservas técnicas.”

Pero un cambio más completo podría surgir del proyecto Tecnología de la Información y Desarrollo de Internet Avanzada (Tidia), aprobado recientemente por el consejo de FAPESP. “Ése es el próximo paso de Internet”, afirma Antônio Carlos Ruggiero, responsable por la instalación de la red de la USP em São Carlos y asesor del equipo que estudia el proyecto. El objetivo del programa es estimular el desarrollo de tecnología avanzada en el área de Internet. “Ahora ya no existen más preocupaciones con Internet 1”, dice Ruggiero. “Ésta ya está consolidada suficientemente. Pero las aplicaciones para Internet 2 aún no están disponibles. Falta tecnología, falta conocimiento, falta desarrollo en el área de investigación. Es todo eso lo que el programa pretende estimular”, agrega.

La iniciativa sigue una tendencia mundial en el área de computación y contará con la participación de investigadores de todo el mundo. “Se trata de algo enteramente nuevo, menos comprometido con el tráfico de producción que Internet 1”, dice Ruggiero. Con el nuevo sistema, los investigadores podrán hacer varios experimentos que actualmente interrumpirían o perjudicarían el flujo de datos que corre por sus redes. Son investigaciones en las cuales, por ejemplo, es necesario interrumpir la red para instalar o cambiar equipamientos. De tales pruebas podrían surgir novedades tan impresionantes como las que comenzaron a modificar, hace poco más de cinco anos, las posibilidades abiertas para los investigadores de São Paulo.

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