Una de las más significativas cooperaciones entre instituciones científicas y una empresa, en este caso la estatal Petrobras, está dando comienzo a sus actividades con la participación de 76 instituciones de investigación en 17 estados brasileños. Las redes temáticas dispondrán de 1.000 millones de reales, durante un período de tres años. Ese valor es el equivalente al 0,5% de la producción de petróleo de la empresa en campos de alta productividad, que debe ser destinado, por ley federal y cláusula contractual, a las cooperaciones con instituciones brasileñas. Más del 0,5% está garantizado para su aplicación en el Centro de Investigación de Petrobras (Cenpes), dónde existen 923 profesionales de nivel superior. El valor económico de esta colaboración es estimativo y sufrirá oscilaciones porque depende del nivel de producción y del valor del barril de petróleo durante todo el período.
Son alrededor de 700 investigadores subdivididos en 38 redes, cada una con una temática y con la participación de un mínimo de cinco instituciones. Entre los macro objetivos de esas redes y del Cenpes están aumentar cada vez más la producción de petróleo y gas natural, refinando el máximo posible (resultando en combustibles y otros derivados), además de desarrollar nuevas fuentes de energía, como biomasa, biodiesel, alcohol, biogás e hidrógeno, dice Carlos Soligo Camerini, gerente general de gestión tecnológica de Petrobras. Ese tipo de cooperación está SINDO realizado con eficiencia desde fines de los años 1980, y ya consiguió muchos beneficios para el actual nivel de producción petrolera de la empresa estatal, que alcanzó auto suficiencia en abril de este año. Difícilmente desarrollemos una tecnología que no cuente con la participación de las universidades, dice Camerini. Son tecnologías para la prospección de petróleo en el fondo del mar, ductos para el transporte de petróleo y combustibles, además de estudios geológicos, producción de software específico para el sector e investigación en energía alternativa y renovable.
Las redes deben evolucionar hacia la mejora de ese escenario, hasta ahora modelado por proyectos puntuales realizados entre un laboratorio de una universidad y el Cenpes, aunque ese tipo de cooperación también debe continuar, pero ahora en menor escala. El nuevo modelo establece una relación más institucional que atañe a rectores, pro-rectores y gerentes de la empresa. Cada red posee un gestor, que será el representante de Petrobras, y un comité técnico-científico, formado por profesores de las instituciones relacionadas con el tema. Cada comité analizará y acompañará los proyectos de la red, explica el profesor Celso Pupo Pesce, de la Escuela Politécnica (Poli), representante de la Universidad de São Paulo (USP) en la Red de Estructuras Submarinas, una de las 21 redes en que la universidad contará con investigadores. Ella será responsable por elaborar proyectos relacionados al desarrollo de metodologías de cálculo estructural, experimentos y calificación de ductos, conectores y risers, que son las tuberías de perforación y producción que unen las plataformas, en la superficie, al lecho marino. De esa red también van a participar investigadores de las universidades Estadual de Campinas (Unicamp), Federal de Río de Janeiro (UFRJ), Federal de Río Grande do Sul (UFRGS) y del Centro Federal de Educación Tecnológica de Campos, en Río de Janeiro.
Profunda dedicación
Celso Pesce es un ejemplo de la trayectoria de investigación de las sociedades entre las universidades y Petrobras. Comencé como pasante en ingeniería, en el Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IPT), en 1977, en proyectos de prospección de petróleo en profundidades de 50 a 200 metros. Hoy trabajamos en proyectos de cabos y tubos apuntando a profundidades de 3 mil metros?, dice. Otra red con la participación de la USP es la de Computación y Visualización Científica, que tiene al profesor Kazuo Nishimoto, también de la Poli, como representante de la universidad en el comité científico y técnico. En su laboratorio llamado Tanque de Pruebas Numéricas, él desarrolla experimentos con un sofisticado sistema informático, inclusive con visualización en tres dimensiones (3D), que analiza, en forma virtual, los efectos del viento, ondas y corrientes, en navíos y plataformas de extracción de petróleo y gas en el mar. En esa red, él contará, en el comité, con la compañía de la UFRJ, de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC- Río), del IPT, de la Universidad Federal de Alagoas (Ufal) y del Instituto Tecnológico de Aeronáutica (ITA).
Ya contábamos con algún tipo de interacción con otras universidades, pero con las redes, la interacción será mayor, con mayores y mejores proyectos, dice Roberto Lotufo, director ejecutivo de la Agencia de Innovación (Inova) de la Unicamp, que es el representante de la universidad indicado por la rectoría para tratar de las redes temáticas de Petrobras. Estamos acostumbrados a realizar la gestión entre universidades y empresas, dice Lotufo, recordando la experiencia de la agencia en buscar, por ejemplo el otorgamiento de patentes originadas en investigaciones de la universidad. La Unicamp está presente en 19 redes, dentro de ellas la de nanotecnología aplicada a la industria de la energía, que va a investigar el desarrollo de materiales nanoestructurados (en el nivel de los dos nanómetros, medidas equivalentes a 1 milímetro dividido un millón de veces) y serán utilizados en la producción de combustibles y en la producción de equipamientos y compuestos industriales.
La universidad actúa en las redes, principalmente con el Centro de Estudios del Petróleo (Cepetro), fundado en 1987, y formado por las facultades de ingeniería mecánica, eléctrica, química, y el Instituto de Geociencias con injerencia en las áreas de exploración y producción de petróleo. En 2004, el valor invertido en las cooperativas de proyectos de la empresa con la Unicamp, alcanzó R$ 5 millones y viene aumentando, en forma consistente, en los últimos años?, dice Lotufo.
Uno de los principales factores del éxito de esas cooperativas es la formación de profesionales para la industria del petróleo, que será continuada en las redes temáticas. Desde la creación del Cepetro ya hubo más de 250 alumnos de pos-grado que se volvieron funcionarios de Petrobras, dice el profesor Saul Suslick, director del centro. Un resultado que demuestra la inversión y la necesidad de la empresa en los últimos años de aumentar la producción y el refinado de petróleo hasta alcanzar auto suficiencia.
La formación de profesionales
El aprovechamiento por parte de la empresa de los recién formados también es ejemplar en la UFRGS. Creado en 1957, el curso de geología de la universidad formó cerca de mil geólogos hasta el año pasado. De esos, 255 ingresaron a trabajar en Petrobras. En algunos años, 50% de los estudiantes fueron a trabajar en la empresa o para sus proveedores, dice el profesor José Carlos Frantz, director del Instituto de Geociencias de la UFRGS. La experiencia acumulada lleva a esa universidad a participar de 17 redes como la de Estudios en Sedimentología y Estratigrafía, que busca estudiar y elaborar proyectos para el análisis de los estratos geológicos y la verificación de la edad de las rocas, con el objeto de localizar nuevos yacimientos o evaluar los existentes. Investigamos los campos petrolíferos, verificamos como ellos se forman y analizamos las rocas de los reservorios, dice Frantz. Para ello las redes van a proporcionar una multiplicación de los proyectos de investigación, convirtiéndolos en algo más rutinario, más allá de otorgar mayor articulación con otros centros de investigación.
La mayor interacción entre los institutos de investigación también es destacada por la profesora Ângela Uller, directora general del Instituto Alberto Luiz Coimbra de Pos-grado e Investigación de Ingeniería (Coppe) de la Universidad Federal do Río de Janeiro (UFRJ). Tendremos más proyectos volcados hacia futuros desarrollos, dice Ângela. La Coppe está presente en 32 de las 38 redes temáticas. Además de participar de la red Tecnología de Construcción Naval, área en la que la institución colaboró para uno de los éxitos de la empresa en la prospección en alta mar el aprovechamiento de buques petroleros adaptados como plataformas -, la Coppe participa también en 24 comités científicos de otras redes.
Nuestra principal cooperación con Petrobras aconteció en 1977, pero desde 1967 ya contábamos con proyectos menores y específicos. Hasta el 2001 fueron mil los proyectos realizados en colaboración, y en 2006, alcanzamos los 2 mil proyectos, dice Ângela. Ese incremento en cuatro años se debió principalmente a las investigaciones financiadas por el Fondo Sectorial del Petróleo (CTPetro), gerenciado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCT), que obtiene recursos de royalties de la producción del petróleo y del gas. Uno de los proyectos más significativos es el tanque oceánico, con 23 millones de litros de agua, 40 metros de longitud por 30 metros de ancho y una profundidad de hasta 25 metros, capaz de producir oleaje y correntada. Todo el trabajo de desarrollo de la Coppe, que incluye robots para operar en grandes profundidades y ductos para transporte de petróleo, resultó en 72 patentes inscriptas en el país y 14 internacionales. Son patentes en sociedad también con Petrobras y consideradas de carácter defensivo porque no son, en su mayoría comercializadas o licenciadas a terceros. Ellas no generan beneficios a los institutos de investigación, dice Ângela. Hoy existe una reivindicación de las universidades en el sentido de quedarnos con alguna participación financiera sobre la propiedad intelectual de las tecnologías que desarrollamos, dice Lotufo.
Petrobras aceptó discutir el asunto y una comisión con varias universidades e institutos de investigación presentó propuestas que están siendo analizadas por la empresa. Las propuestas se encuentran en las esferas jurídicas con nuestros abogados y consultorías. Creo que encontraremos una alternativa que satisfaga a ambas partes?, remarca Camerini, de Petrobras.
La solución en el tema de las patentes debe ser lograda hacia el final de este año, período dedicado al montaje y perfeccionamiento de laboratorios en todo el país. La fase de proyectos de investigación comienza en el 2007. En la UFRJ, por ejemplo, serán construidos predios, revitalizados laboratorios y adquiridos equipamientos de avanzada, todo en el área de 12 mil metros cuadrados de la Coppe. En la Unicamp serán construidos predios específicos para proyectos de Petrobras, dice Lotufo.
Pero las redes sólo son formadas por institutos de investigación tradicionales o por grandes estructuras, como demuestra la red Monitoreo ambiental Marino una de las que posee mayor número de participantes con 18 instituciones -, que va a elaborar proyectos de caracterización y monitoreo de ecosistemas costeros y marinos. Entre las participantes, además de la Universidad Federal de Bahia (Ufba) y el Museo Paraense Emílio Goeldi, se encuentran la Fundación Pro-Tamar, de protección de las tortugas marinas, y la Fundación Ballena Yubarta.
La gran novedad está en una red temática que no necesitará construir predios ni adquirir equipamiento. Nombrada de Tecnologías Convergentes, esta red tendrá las ideas como materia prima. Entendemos que algunas tecnologías, si se unieran, como la biotecnología, la nanotecnología, la informática y otras, pueden provocar grandes cambios en muchos sectores y generar productos diferentes, dice Camerini. Un ejemplo es la unión entre la ingeniería y la medicina, que desarrolló equipamientos médicos y de diagnóstico como el ultrasonido y otros que cambiaron el nivel de la vida humana.
La tendencia de esa red formada por cerca de 50 a 60 investigadores de variadas áreas es analizar tecnologías que se encuentran en otras redes, pero no en forma tradicional, además de examinar otras fuera del área de la energía. Estarán participando psicoanalistas, médicos, ingenieros y pedagogos. Vamos a pensar en lo que en ninguna de las otras 37 redes se está analizando, dice Lotufo, quien también participará de la red. Otro objetivo es el de pensar como la Petrobras se preparará para los próximos 10, 20, 30 años.
La intención de la red, que será formada inicialmente por investigadores de la UFRJ, Unicamp, USP, UFRGS e ITA, es también generar ideas que sobrepasen el ámbito de la empresa. Uno de los participantes, el médico Paulo Hilário Saldiva, profesor de la Facultad de Medicina de la USP, tiene propuestas para un nuevo perfil de escuela de combustibles que contribuyan con la salud pública y social de Brasil y del planeta. Podríamos cambiar la percepción actual de los biocombustibles, de ser apenas un producto alternativo. La menor toxicidad en relación a los combustibles fósiles podría definirlos como el principal combustible. Y, en los costos de producción, deberían descontarse los beneficios que ellos proporcionan al ambiente, explica Saldiva. Además de eso, la producción de biocombustible puede disminuir la brecha social. Imagine a Europa comprando alcohol a los países africanos, por ejemplo.
Las ideas pueden llegar más lejos, según Saldiva. Imaginen que una línea del metro podría economizar por año hasta 3 millones de barriles de petróleo (si un determinado número de personas cambiase el uso de los automóviles por los vagones). Con los altos precios del barril y existiendo la necesidad de economizar petróleo y garantizar por mayor tiempo las reservas, ¿por qué la Petrobras no podría asociarse al metro?, pregunta Saldiva. Precisamos cambiar el nivel de consumo de combustible, disminuyendo los viajes urbanos, lo que puede resultar un beneficio, tanto para la compañía de petróleo como para la salud pública.
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