Siete años atrás las Fundaciones de Apoyo a la Investigación (FAPs) existían solamente en diez estados brasileños. En la actualidad están organizadas en 22 estados. Esa red está empezando -si bien que con grandes diferencias entre ellas aún- a consolidar su articulación con el Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCT) a nivel nacional y está preparada para dar respaldo al desarrollo científico regional.
Así y todo, su mayor problema consiste en que, en la gran mayoría de los casos, los gobiernos estaduales no cumplen con las exigencias constitucionales y no giran a las fundaciones los recursos fijados en ley. No es ése el caso de la FAPESP, pues el giro del 1% de la recaudación impositiva es regularmente transferido a la Fundación por la gobernación. Entretanto, en los demás estados la comunidad científica se está movilizando para asegurarse presupuestos compatibles con las exigencias de la investigación y con las demandas de las empresas en procura de innovación.
La Fundación de Apoyo a la Investigación de Minas Gerais (Fapemig), por ejemplo, está negociando la conversión de una deuda de 300 millones de reales en acciones o en su defecto la participación en empresas dependientes de la gobernación del estado. Tal monto corresponde a la diferencia acumulada del porcentaje del 1% de los recursos tributarios del estado que no son girados desde 1986, año en que se creó la fundación.
El año pasado, de un presupuesto previsto de 91 millones de reales, la Fapemig percibió tan solo 25 millones de reales. “Las nuevas becas están congeladas, como así también los auxilios a proyectos de demanda espontánea para investigadores y que ya han sido aprobados. Solamente tenemos recursos para material de consumo”, dice José Geraldo Freitas Drumond, presidente de la Fapemig.
En Pernambuco, la comunidad científica también está empezando a organizarse para solicitar ante el Tribunal de Cuentas una interpretación definitiva de la ley que reglamentó el giro por parte de la gobernación del estado a la Fundación de Apoyo a la Ciencia y la Tecnología del Estado de Pernambuco (Facepe).
La Constitución estadual fijó en 1988 ese valor en un 1% de la recaudación tributaria, pero la ley -promulgada al año siguiente- excluyó del cálculo los valores relativos al 25% del Impuesto sobre la Circulación de Mercaderías y Servicios (ICMS), el 50% del Impuesto sobre la Propiedad de Vehículos Automotores (IPVA), recursos de convenios e ingresos propios, con lo cual el presupuesto de la Facepe se redujo a una décima parte de lo que supuestamente le correspondería. “Vivimos en medio a la siguiente situación: o la ley que reglamentó el giro es constitucional y debe ser reformulada, o el estado debe reponer lo que debe”, afirma Fernando Machado, director de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Facepe.
Los científicos se ponen en campaña
En todo el país, investigadores ligados a las FAPs están empezando a moverse para garantizarse el acceso a los recursos constitucionalmente estipulados y para consolidar un sistema nacional de ciencia y tecnología en Brasil. “Es necesario fortalecer a las FAPs, que son responsables de la operación de este sistema”, afirma Francisco Romeu Landi, director presidente de la FAPESP y presidente del Foro de FAPs. Al margen de hacer efectivo el giro de recursos, subraya Landi, la principal exigencia de las fundaciones es la autonomía financiera y administrativa y el respeto al mandato de sus consejeros y directores. “El recambio en esos cargos no debería coincidir con las elecciones”, dice Landi.
Se espera entonces que el MCT interceda ante los gobiernos estaduales para hacer cumplir los giros legales de partidas, de manera tal de superar situaciones consideradas “dramáticas”, como es el caso de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de Río Grande do Sul (Fapergs). Dicha fundación, que debería contar con el 1,5% de la recaudación tributaria del estado ?alrededor de 94 millones de reales en valores actuales?, nunca recibió más del 30% de ese monto.
“Hemos presentado una propuesta a la gobernación del estado, sugiriendo un nivel fijo de giros, aunque sea inferior al porcentaje legal”, dice Carlos Nelson dos Reis, director científico de la entidad. La estrategia consiste en garantizarse un presupuesto de 40 millones de reales, de manera tal de paliar “algunos programas”, sostiene Reis. “Pero hasta el momento no hemos obtenido ninguna respuesta.”
Para asegurar un mejor flujo de recursos hacia la Fundación Carlos Chagas Filho de Apoyo a la Investigación del Estado de Río de Janeiro (Faperj) y hacer efectivo el cumplimiento de la ley, Río de Janeiro aprobó al final del año pasado una enmienda constitucional alterando el porcentaje del giro del 2% -que nunca se cumplió- al 1% de la recaudación. Este año la fundación espera plasmar la mayor ejecución presupuestaria de su historia, por un monto total de 120 millones de reales. Los científicos también se han movilizado en pro de una mejor estructuración de las fundaciones.
En el estado de Ceará, por ejemplo, los giros -correspondientes al 2% de la recaudación neta del estado- se cumplen, “aunque con algunos recortes o retenciones”, sostiene el director científico de la Fundación Cearense de Apoyo a la Investigación (Funcap). El problema radica en que dichos recursos, que ascienden a alrededor de 27 millones de reales, la entidad debe compartirlos desde 2001 con 41 centros de formación en tecnología. “Estamos haciendo un esfuerzo para lograr que todo el porcentaje se gaste en investigación”, dice Souza, quien asegura que el planteo ha tenido una buena acogida en el ámbito de la gobernación del estado.
Presión y diálogo
Los directores de las fundaciones consultadas reconocen que los gobiernos estaduales padecen debido a la falta de recursos. “En Río Grande do Sul el gobierno tuvo que pagar sueldos en forma dividida”, justifica el director científico de la Fapergs. “Pero la investigación debería ser una prioridad. En 2003 recibimos 12 millones de reales y tuvimos que recortar en todo. Solamente mantuvimos las becas, los eventos y los auxilios a congresos. Querríamos abrir llamados para otros proyectos, pero no vale la pena siquiera intentarlo”.
En Minas Gerais, la gobernación del estado opera con un déficit de 1.700 millones de reales, reconoce Drumond. “Pero vamos por el segundo año de gobierno y ya es hora de resolver la situación financiera del estado”, acota. La comunidad científica del estado, sostiene, “presiona” y exige que se cumpla entre el 40% y el 50% del presupuesto. “Estamos preocupados con la contrapartida del estado en los convenios firmados con el MCT, como es el caso de los del Pronex, por ejemplo. El estado no puede dejar de cumplir con su parte”, asevera.
Para el presidente del Foro de FAPs, poco a poco la comunidad académica de los diversos estados está empezando a darse cuenta de que será necesario “hacer presión y dialogar” para incrementar los recursos destinados a la investigación. “Esta consciencia debe propagarse entre académicos y empresarios pues, al fin y al cabo, ellos son los principales interesados en la innovación”, afirma.
Las agencias federales
Para gran parte de las fundaciones, los convenios con la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep) y el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) firmados el año pasado -y ante las dificultades presupuestarias- tuvieron efecto de solución de emergencia. Ése fue el caso de la Facepe. Los acuerdos suscritos en el marco del Programa de Apoyo a la Investigación en Empresas (Pappe) de la Finep inyectarán 15 millones de reales en el presupuesto de la entidad durante los próximos tres años. Otro programa, el PPP, garantizó otros 7 millones de reales, también para los próximos tres años.
Y un convenio entre el estado y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el programa Promata de apoyo a la investigación, desarrollo tecnológico y difusión en la Zona de Bosque, aportará otros 8 millones de reales para asegurar el mejor aprovechamiento de la producción caprina y ovina y de la agricultura familiar. “Pero, de cualquier manera, la situación sigue siendo complicada, ya que la investigación que genera demanda espontánea está comprometida, pese a los buenos proyectos formulados en sociedad”, dice el director de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Facepe.
La Faperj también procura incrementar este año el número de convenios firmados con el MCT con relación al año pasado, para duplicar los recursos destinados a programas tales como el de Apoyo a Núcleos de Excelencia (Pronex), de Apoyo a la Infraestructura de Ciencias, Tecnología e Innovación para Jóvenes Investigadores (Primeros Proyectos), de Red de Proteómica y del Programa Río Innovación, lanzado en sociedad como la Finep. “La propuesta consiste en obtener contrapartidas por el mismo valor aportado por la Faperj”, afirma Pedricto Rocha Filho, director presidente de la entidad.
Al margen de complementar el presupuesto con fondos provenientes del gobierno federal, algunas FAPs se encuentran abocadas a la búsqueda de nuevas fuentes de recursos. “Pretendemos establecer sociedades con instituciones internacionales y con los municipios del estado”, comenta Rocha Filho. En Pernambuco se está estudiando la posibilidad de crear “fondos sectoriales regionales”, agrupando a empresas que actúan en el estado en sectores, como el de azúcar y alcohol o el de yeso, por ejemplo, para financiar proyectos de investigación, de acuerdo con lo que informa el director de la Facepe.
Asociaciones estratégicas
Pese a los problemas presupuestarios ocasionados por el incumplimiento de la legislación por parte de los gobiernos estaduales, la representación de las FAPs en Brasil ha crecido significativamente. Cuando se creó el Foro de FAPs, en 1997, dichas entidades no eran más de diez. “Hoy en día son 22”, dice el presidente del Foro de FAPs. Resta estructurar las fundaciones de Roraima, Rondônia, Amapá y Espírito Santo. “Ha sido un crecimiento significativo”, dice Landi. Las nuevas fundaciones, como la de Bahía, por ejemplo, nacen con bastante fuerza.
La ley que creó la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de Bahía (Fapesb), en 2001, preveía que en el primer año de operación la entidad contaría con un 0,6% de la recaudación impositiva del estado. Este porcentaje ha ido creciendo paulatinamente y llegará al 1% en 2007. “Este año el presupuesto previsto es de 25,8 millones de reales”, dice Alexandre Pauperio, director general de la Fapesb. El año pasado, celebra Pauperio, el estado cumplió íntegramente con el giro de partidas.
El resultado de ello es que, a diferencia de lo sucede en Río Grande do Sul, la investigación en Bahía “vive una fase de gran crecimiento”, como dice Pauperio. El número de solicitudes de becas en 2004 se ha triplicado con relación al año pasado, por ejemplo. Los recursos también le han permitido a la fundación crear otras tres modalidades de apoyo: a la productividad de la investigación, de apoyo técnico y de gestión de ciencia y tecnología en proyectos estratégicos.
Entre las 14 modalidades de apoyo brindadas, la de mayor demanda ha sido la de iniciación científica, con 451 inscritos para disputar 70 becas. “Pero esto no es suficiente todavía”, asevera Pauperio. Las asociaciones firmadas con el CNPq y la Finep inyectaron 9 millones de reales extras en el presupuesto del año pasado. Este año se espera expandir esos convenios para garantizar un volumen mayor de aportes provenientes de las agencias federales de fomento.
Indicadores de C&T
El cuadro de situación de las fundaciones contiene por tanto noticias buenas y malas. Las primera buena noticia indica que en ocho años ha sido posible crear e implantar un sistema de apoyo estadual a la investigación científica en casi todo Brasil, y fomentar la investigación regional. La segunda buena nueva dice que, con la expectativa de ver funcionado ese modelo y hacer que avance la investigación, los científicos están empezando a movilizarse para reivindicar ante los gobiernos de los estados la transferencia de los recursos que les corresponden.
Los acuerdos con el MCT, a través de programas del CNPq y de la Finep -algunos de ellos con exigencia de contrapartidas estaduales- también han sido positivos, principalmente para las fundaciones de los estados de la región nordeste, ya que han impulsado un arranque en el desarrollo de proyectos, principalmente en el área de innovación y de formación de doctores.
“Las acciones de cooperación entre el MCT y los estados permitieron la consolidación de los sistemas estaduales, constituyéndose en un elemento decisivo para la creación de nuevas FAPs y el incremento de los giros de recursos”, consta en el documento elaborado por las fundaciones del nordeste que le fuera entregado al ministro de Ciencia y Tecnología, Eduardo Campos.
Pero, para hacer efectiva la operación del sistema, las FAPs reclaman que el ministerio determine la prioridad de los proyectos regionales y los proyectos estaduales estratégicos. Solicitan también apoyo para la implementación de un sistema único integrado de informaciones e indicadores de Ciencia, Tecnología e Innovación.
“Así sería posible crear una forma de comparar desempeño y carencias, y también de dar cuenta de la evolución del trabajo de las FAPs y de las demandas regionales”, detalla Acácio Salvador Véras e Silva, presidente de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de Piauí (Fapepi).
No obstante, según el presidente del Foro de FAPs es necesario articular un sistema nacional de innovación. “El sistema actual es centralizado, pues se apoya en el CNPq y la Finep. Los recursos deben distribuirse de mejor manera, pues los operadores locales conocen a su clientela”, observa. “Es necesario pensar en sociedades de grupos de investigación organizados, con grupos en organización. En vez de pensar en la desconcentración, deberíamos pensar en la integración.”
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