La trayectoria profesional del ingeniero Bruno Rondani, de 33 años, estuvo marcada desde el comienzo por la actuación en la gestión de la innovación y la estrategia empresarial. En 2001, cuando todavía cursaba la carrera de ingeniería eléctrica en la Universidad de Campinas (Unicamp), tuvo la oportunidad de hacer una pasantía en la sede de la francesa Thales, que actúa en el sector aeroespacial y en el de defensa. En Francia, Rondani mantuvo el primer contacto con los conceptos de innovación y negocios.
De regreso a Brasil para concluir sus estudios, fue contratado por Omnisys, una empresa que había firmado un convenio con Thales (posteriormente, en 2006, fue adquirida por la francesa). “Cuando todavía era pasante, inscribí a Omnisys en el Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe-FAPESP), que nos apoyó con 1.200.000 reales”. Con esos recursos, la empresa erigió su centro de investigación en asociación con la Unicamp y con el Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IPT), en São Caetano do Sul (São Paulo). Y Rondani pasó a ser gerente de proyectos.
En 2003, inició su maestría en ingeniería en la Unicamp. “Al mismo tiempo, empecé a trabajar en la gestión de proyectos y la captación de recursos para la investigación tecnológica en la empresa”, comenta Rondani, quien en 2004 dejó Omnisys y creó Allagi, en la Incubadora de Empresas de Base Tecnológica de la Unicamp. Allagi es una empresa especializada en servicios de innovación abierta (open innovation, en inglés), un término acuñado por el estadounidense Henry Chesbrough. La open innovation se basa en la utilización de los caminos internos y externos de la empresa para impulsar el desarrollo de nuevas tecnologías. “El objetivo consistía en ayudar a las empresas a establecer asociaciones de innovación con la universidad y a montar proyectos de captación de recursos”. Entre los primeros clientes de Allagi se encontraba Telefónica.
En 2008, Rondani dejó la operación de Allagi (aunque siguió como socio) para dedicarse a su doctorado en administración de empresas en la Fundación Getúlio Vargas, en São Paulo (FGV-SP). “Echaba de menos las nuevas ideas. Yo provenía de la ciencia, pero quería interiorizarme en el mundo de los negocios”, dice. Sin embargo, no fue necesario mucho tiempo para que Rondani se percatase de que no se contentaría sólo con un proyecto. Ese mismo año fundó el Centro de Open Innovation Brasil, responsable de la organización de seminarios sobre el tema en el país. La actuación de Rondani llamó la atención de Saab, una empresa sueca especializada en la producción de aeronaves.
“Ellos pretendían erigir un centro de I&D en Brasil, y quedé a cargo de esa operación”. Con el apoyo de Saab, Rondani articuló la creación del Centro de Investigación e Innovación Sueco-Brasileño, en la localidad paulista de São Bernardo do Campo, que terminó convirtiéndose en el tema de su tesis. Una vez terminado su doctorado, pasó a dedicarse al Centro de Open Innovation, que en 2013 se convirtió en Wenovate, una organización sin fines de lucro dedicada a incentivar y promover proyectos de innovación. Entre éstos se encuentra la realización de la Open Innovation Week, uno de los mayores eventos internacionales sobre el tema, y la organización de capacitaciones y certificaciones ligadas a la innovación abierta.
Rondani también ha dictado cursos y conferencias en algunas instituciones de Brasil y del exterior, entre ellas en la facultad de ingeniería de la FEI, en São Paulo, en la escuela de negocios de la Fundación Instituto de Administración y en el Programa de Educación Continua de la Escuela Politécnica de la Universidad de São Paulo (USP). “La innovación es un área híbrida: abarca economía, tecnología, gestión, ciencia y leyes. Cada vez más, la universidad y la empresa se aproximan; por eso, no es posible seguir pensando en una trayectoria solamente científica o solamente enfocada en los negocios”, dice Rondani.
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