Investigadores de 158 países decidieron reivindicar ante las revistas mantenidas por sociedades científicas que el contenido de éstas esté disponible online, gratuitamente, durante seis meses tras la fecha de su publicación. Antes, durante esos seis meses, éstas continuarían siendo vendidas normalmente. Por ahora, el movimiento se restringe a las revistas con material sobre ciencias de la vida, como medicina y biología, por ejemplo. Los investigadores piden la creación de una vasta biblioteca virtual mundial que contendría toda la información publicada anteriormente. El proyecto, defienden los científicos, brindaría la oportunidad inigualable de colocar a disposición de cualquier persona, en los más remotos rincones del mundo, el conocimiento adquirido en los centros más privilegiados. A partir de septiembre de este año, ese gran grupo de científicos del área biomédica (más de 20 mil) se compromete a enviar artículos para su publicación solo en las revistas que concuerden con la idea. Las demás serían boicoteadas. En el sitio de la revista Science hay una discusión sobre el tema (www.sciencemag.org/fea- ture/data/hottopics/ plsdebate.shtml), y un petitorio con los nombre de los que ya lo firmaron: en el formulario electrónico hay una opción para quienes apoyan el proyecto, pero no quieren que su nombre aparezca. Helena Nader, investigadora del Departamento de Bioquímica de la Universidad Federal de São Paulo, es una de las brasileñas signatarias de la carta abierta. “El costo de las suscripciones es alto y no todos tienen acceso a las informaciones”, dice. Nader cuenta que hoy en día es posible notar el impacto de las informaciones científicas disponibles online, por ejemplo, en las clases de grado de Medicina. “Basta citar determinada investigación que los alumnos la encuentran rápidamente en Internet o en las bibliotecas electrónicas”, dice. Las revistas y sociedades, por otro lado, se resisten a renunciar a los derechos autorales.
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