Entre los millones de brasileños que actualmente residen en el exterior, alrededor de cinco mil son jugadores de fútbol actuando en instituciones reconocidas, los clubes de fútbol. El artículo “Rodar: la circulación de los jugadores de fútbol brasileños en el exterior”, de Carmen Rial, de la Universidad Federal de Santa Catarina, aborda desde una perspectiva antropológica los procesos migratorios de esos jugadores brasileños con carreras exitosas en el sistema futbolístico contemporáneo, con miras a comprender las características de esa circulación mundial particular de personas y de dinero: de todas las “exportaciones” y de todas las emigraciones brasileñas en andadura, la de los jugadores de fútbol es la que presenta un mayor impacto simbólico, tanto acá como afuera. La autora aborda los proyectos, los consumos y los estilos de vida de esos jugadores con base en datos de etnografía recabados en España (Sevilla) y Holanda (Eindhoven), y en la interlocución con más de 40 jugadores brasileños que viven o vivieron en el exterior, en contactos realizados en Canadá (Toronto), Holanda (Almelo, Groningen, Alkmaar, Róterdam, Ámsterdam), Japón (Tokio), Francia (Lyon, Le Mans, Nancy, Lille), Mónaco, Bélgica (Charleroi) y también en Brasil (Fortaleza, Salvador, Belém). Explora las intersecciones con la edad, el origen social y la religión, y constata la fuerte presencia de hermanos menores entre los jugadores, la proveniencia mayoritaria de capas sociales subalternas y la afiliación predominante a cultos evangélicos. Constata también una creciente juvenilización de ese flujo emigratorio. Y concluye que el constante cambio de institución de trabajo (“club” o “club global”) y de países, y el gran número de “repatriados” caracterizan como una circulación a ese movimiento migratorio: es el “rodar” de del que hablan los jugadores, asignando a esa noción un valor positivo, de brindar experiencia. Esa circulación se da en zonas protegidas, donde un nacionalismo banal es constantemente activado. Incluso después de la obtención de la ciudadanía legal, siguen siendo vistos y sintiéndose como extranjeros; la nacionalización tiene así un propósito estratégico. De acuerdo con la autora, ellos cruzan fronteras geográficas sin ingresar en los países, pues sus fronteras son los clubes y no los países.
Horizontes Antropológicos – Tomo 14 – nº 30 – Porto Alegre – jul./dic. 2008
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