Tres empresas estadounidenses – Geron, Advanced Cell Technology e Infigen – pugnan por el control de la patente de la clonación de plantas y animales, pero quien ha picado en punta en la investigación científica ha sido Gran Bretaña. La Cámara de los Lores autorizó la clonación humana con fines terapéuticos, es decir, para obtener células madre embrionarias que serán utilizadas en la búsqueda de tratamientos para las enfermedades como el mal de Alzheimer, el Parkinson y las lesiones cardíacas. Mientras tanto, Estados Unidos presentó ante las Naciones Unidas una propuesta que equipara a la clonación humana terapéutica con la reproductiva – tendiente esta última a la generación de copias de seres humanos – y pide para ambas su prohibición internacional.
El presidente George W. Bush apoya un proyecto de ley presentado en el Senado para cerrarle definitivamente las puertas a este tipo de investigación, incluso con la oposición de los principales científicos del país. En Gran Bretaña, entretanto, los equipos de las Universidades de Edimburgo (Escocia), Cambridge, Sheffield y Newcastle se están preparando para trabajar con células madre embrionarias humanas. George Radda, jefe ejecutivo del Consejo de Investigación Médica británico, afirma que espera atraer un mayor número de investigadores extranjeros, seniores y jóvenes, así como también a empresas de biotecnología. Rusia y Brasil también debaten el tema. Los rusos aprobaron una norma que impone una moratoria de cinco anos a la clonación (que no incluye aquélla realizada con fines terapéuticos). En Brasil, el Senado discute la prohibición para fines reproductivos, so pena de hasta 20 años para los infractores.
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