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Especial

La empresa es de los alumnos

El aprendizaje a través de la práctica de negocios

Pese a ser relativamente nueva, la escuela técnica Diputado Salim Sedeh, del Centro Paula Souza, en la ciudad de Leme (São Paulo), que cuenta con cursos en las áreas de informática y administración, adquirió una nueva fisionomía y mayor importancia en los últimos tres años, gracias al proyecto Empresa Joven, coordinado por los profesores James Patrick Maher y Maria Isabel Nogueira Tupy, de la Facultad de Educación de la Unicamp.

Tres objetivos orientaron esa investigación: buscarles una inserción profesional a los alumnos, mejorar la calidad de la enseñanza y captar recursos fuera del Estado para efectuar inversiones y el mantenimiento de la escuela. Su inauguración, en marzo de 1999, contó con la presencia de representantes de la Asociación Comercial y tuvo difusión en los medios de comunicación de la ciudad.

La Empresa Joven definió como área de actuación la comunicación visual, ofreciéndole al mercado panfletos, pasacalles,banners y -dicen sus organizadores- propaganda en multimedios de alta calidad, a precios competitivos. Es una asociación con estatuto y contrato social, registros y facturas, que paga impuestos normalmente. Pero no existe vínculo laboral: los alumnos tienen un contrato como pasantes. Alumnos, investigadores y los cinco profesores becarios participaron de su conformación. El nombre y el logotipo fueron elegidos mediante un concurso abierto a todos. Les cupo también a los alumnos discutir el estatuto, los criterios de selección de los pasantes (ya que no todos podrían participar de la empresa al mismo tiempo) y crear la campaña de divulgación.

Una sala fue adaptada para las actividades de producción y administración, provista de equipos (computadoras, impresoras, etc.) adquiridos con inversiones de la FAPESP. Los profesores bolsistas realizaron el curso de Formación de Jóvenes Empresarios del Servicio de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas (Sebrae), transfiriéndoles el conocimiento adquirido a los alumnos. Paralelamente, realizaron un curso de capacitación de uso de los equipamientos y programas de gráfica rápida que serían usados.

“Todos nosotros aprendimos con la experiencia. Nuestra área de actuación es la educación, y la de los profesores becarios es la enseñanza de la administración e informática. Nadie era empresario. Tuvimos que aprender a administrar la empresa y a poner en práctica los conocimientos adquiridos en el curso del Sebrae, desde la constitución de la empresa hasta la elaboración de presupuestos y pedidos, junto a los alumnos”, dice Maria Isabel. “Pero los resultados fueron sorprendentes”. De 56 alumnos que ya han pasado por la empresa, 31 fueron colocados en el mercado de trabajo, 18 siguieron sus estudios, incluso en universidades, y siete aún se encuentran en fase de pasantía.

El objetivo de inserción en el mercado está siendo alcanzado. Además, la propia metodología de enseñanza de la escuela fue modificada. Los pasantes empezaron a cuestionar a los profesores no implicados en la investigación, y estos, que muchas veces usaban ejemplos ficticios y eventualmente leyes perimidas en sus aulas, tuvieron que reestructurar sus contenidos. Los alumnos también empezaron a valorar más sus estudios, comprendiendo mejor la teoría a través de la práctica diaria en la empresa.

Una vez finalizado el proyecto, en septiembre, los equipos adquiridos quedarán en manos de la escuela. Ésta dará prosecución al proyecto Empresa Joven. Como dice Maria Isabel, “además de cumplir con los objetivos propuestos, el proyecto Empresa Joven abrió la perspectiva de hacer algo por fuera del cotidiano escolar”.

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