Surgió una hipótesis para explicar los casos de malaria en los municipios cercados de Bosque Atlántico en las sierras de Espírito Santo, uno de los focos de la enfermedad en el país además de la Amazonia, que registra la casi totalidad de los 500 mil casos anuales. En esa región, donde hay 215 mil habitantes, la mayoría descendientes de inmigrantes alemanes e italianos, aparecen de diez a 30 casos por año. La habitual transmisión de persona para persona por medio del mosquito es poco probable, por causa del aislamiento. Además de eso, el mosquito Anopheles darlingi, que transmite la malaria en la Amazonia, no vive por allá; solamente otro vector, el Anopheles cruzii, encontrado en los bosques, pero lejos de las casas. Crispim Cerutti Junior, de la Universidad Federal de Espíritu Santo, en colaboración con colegas de la Universidad de São Paulo, examinó la sangre de 1.777 habitantes y encontró evidencias de malaria en 65, la mayoría hombres y asintomáticos. Los resultados, publicados en el Malaria Journal, sugieren que la enfermedad pueda ser transmitida por la picada de mosquitos que carguen los parásitos causantes de la enfermedad en monos. La sangre de uno de los cuatro monos Alouatta guariba que vivían en cautiverio y fueron examinados contenía anticuerpos para el parásito Plasmodium malariae, confirmando que la malaria simio todavía se propaga en la región
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