De acuerdo Donald Kennedy, periodista del Financial Times (27 de agosto), los científicos europeos transitan entre las fronteras del Viejo Continente con la misma tranquilidad con la que un investigador estadounidense se desplaza de Massachusetts a California, por ejemplo. Pero al mismo tiempo que superan las barreras nacionales y lingüísticas en nombre de una realidad más comunitaria y económicamente unificada, los países de Europa también se deparan con el aumento de la emigración de sus científicos hacia Estados Unidos.
¿Qué hacer? La implementación de políticas tales como el Sexto Programa Marco de Investigación, que prevé subsidios para el trabajo científico en todo el continente, puede sin duda ayudar, pero Kennedy sugiere otras acciones coordinadas. En primer lugar, reestructurar las prioridades de la ciencia europea –esto ayudaría a contener la insatisfacción de los investigadores, que dicen que se hace investigación aplicada en exceso y poca investigación básica en el marco de los programas de la UE.
En segundo lugar, Europa y Estados Unidos deberían trabajar juntos para evitar la fuga de talentos de Europa. Un intercambio más ecuánime resolvería problemas entre las partes. Finalmente, comprometer a los científicos en la creación de centros de excelencia más focalizados en las regiones que en los países –en un intento por superar las políticas aún definidas aisladamente por las naciones.
Republicar