Una iniciativa del Ministerio de Ciencia y Tecnología para crear parques de empresas tecnológicas en diferente sitios de Brasil está rindiendo frutos. En los últimos meses, decenas de proyectos han empezado a salir del papel, como resultado de una licitación lanzada en 2002 vinculada al Fondo Verde-Amarelo. Hay parques de empresas instalándose alrededor de universidades en Belo Horizonte, Río de Janeiro y Viçosa (Mina Gerais), solo por mencionar algunos ejemplos. “Fue la primera inversión articulada en parques tecnólogicos. Antes, los llamados o pliegos estimulaban únicamente la instalación de incubadoras de empresas”, dice Carlos Américo Pacheco, profesor del Instituto de Economía de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), ex secretario ejecutivo del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
En el estado de São Paulo, Carlos Pacheco está ayudando a articular la creación de parques en las ciudades de Campinas, São José dos Campos, São Carlos y en la propia capital paulista. En todas estas localidades existen polos de empresas desde hace más de una década; pero la nueva propuesta, que cuenta con el apoyo del gobierno paulista, es más ambiciosa. El dinero necesario para la creación de los parques saldría de fondos inmobiliarios y de operaciones urbanas. Grandes predios albergarían megaemprendimientos urbanísticos. La iniciativa privada erigiría edificios residenciales y comerciales. Y patrocinaría la construcción de los polos de empresas en esas mismas áreas. “En otros países existen varios parques con ese formato. El carácter moderno y no contaminante de las empresas tecnológicas da valor a la región”, dice Pacheco.
Republicar