La cuenca hidrográfica del río Jundiaí-Mirim, principal fuente de abastecimiento de agua del municipio de Jundiaí, que suministra el líquido elemento también a los municipios de Jarinu y Campo Limpo Paulista, se encuentra presionada por la urbanización desordenada. Por otro lado, los problemas de manejo de los recursos del suelo, el agua y los remanentes forestales han ocasionado la degradación ambiental y el comprometimiento de la calidad y cantidad de sus recursos hídricos.
Un proyecto que busca soluciones para revertir este cuadro está siendo desarrollado por el Instituto Agronómico de Campinas (IAC), en asociación con la Prefectura Municipal de Jundiaí y con recursos de la FAPESP, bajo la coordinación de su investigador científico Jener Fernando Leite de Moraes. Imágenes de satélite adquiridas al Inpe y de una empresa americana permitieron analizar en detalle, durante su primera fase (de noviembre de 1999 a julio de 2000), la ocupación y el uso del área de la cuenca, en la región de Jundiaí. Fue posible mapear los remanentes de bosque antiguo, los riesgos de erosión con base en el tipo y topografía del suelo, la calidad del agua y la existencia de detritos.
Surgieron así revelaciones importantes: la existencia de una escasa área de bosque preservado; bosques ciliares (a lo largo de las márgenes) en menos de un 5% de la cuencas; presencia de varias áreas cultivadas en las márgenes de la cuenca; contaminación del agua, en varios puntos, con coliformes fecales y residuos de fertilizantes en valores superiores a los limites establecidos por la Cetesb. Además de esos trabajos, la primera fase del proyecto dejó resultados prácticos, como la creación del Programa Municipal de Conservación del Suelo y del Agua y la capacitación de técnicos (que podrán posteriormente transferir sus conocimientos a otros interesados).
“El proyecto muestra los conflictos ocasionados por el uso de la cuenca y permite analizar alternativas. Así, por ejemplo, las áreas con mayor declive a orillas de los manantiales no deben ser cultivadas, para evitar que las lluvias lleven residuos de fertilizantes al agua y aumenten los riesgos de erosión de áreas aradas con tractores”, dice Jener de Moraes. “Es necesario enseñar prácticas de mecanización que no perjudiquen al suelo, mostrar en qué períodos éstas causan más estragos y conscientizar a la población acerca de la necesidad de preservación”. Estas cuestiones serán trabajadas durante la segunda fase del proyecto, iniciada en noviembre pasado y con término previsto para octubre de 2002.
“En este momento, la educación ambiental es fundamental. Las comunidades deben entender la importancia del uso controlado de la cuenca”, agrega Afonso Peche Filho, del Centro de Mecanización y Automación Agrícola (CMAA) del IAC y miembro del equipo. Los relevamientos de datos están siendo extendidos a los municipios de Jarinu y Campo Limpo Paulista, e incluyen también un mapeamiento socioeconómico de las comunidades rurales y urbanas de la cuenca. Éstas recibirán orientación incluso por medio de notas publicadas en periódicos. “La idea es popularizar el proyecto”, concluye Peche, “trabajando la importancia de los manantiales locales y el significado de la gestión ambiental hoy y en el futuro”.
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