La memoria depende del tiempo: se torna más consistente cuanto mayor es el período de entrenamiento. No obstante, aun después de un aprendizaje eficiente, las informaciones almacenadas en el cerebro se desvanecen, a menos que se las utilice con frecuencia. Investigadores del Instituto Federal Suizo de Tecnología y de la Universidad de Washington, Estados Unidos, describen un inhibidor del aprendizaje y de la memoria (Nature, 29 de agosto): la proteína fosfatasa 1 (PP1).
Cuando el mecanismo de producción de la PP1 es suprimido en ratones durante el aprendizaje, pequeños intervalos entre los episodios de capacitación de memoria son suficientes para llegar a un desempeño óptimo. Si es inducida después del aprendizaje, la inhibición de dicha proteína prolonga la memoria, en una señal indicativa de que la PP1 también promueve el olvido. Los resultados sugieren que la pérdida de memoria no es un mecanismo irreversible, lo que abre nuevas perspectivas para arribar a otras formas de tratamiento.
Republicar