Imprimir Republish

Especial

La renovación de un centro de referencia en zoología

Obras que otorgan nueva vida al museo del barrio de Ipiranga de São Paulo

¿En qué lugar de Brasil se puede hallar un ejemplar de la rarísima obra Metamorphosis des Insectes, editada en Francia en 1705? Se trata de un trabajo sobre la fauna de Surinam, ilustrado con muchas acuarelas, de tal valor que es considerado patrimonio de la humanidad por la Unesco. Una copia está en el Museo de Zoología de la Universidad de São Paulo (USP), junto a preciosidades del porte de las obras de Georges Cuvier (1769-1832), considerado el padre de la paleontología, todas ellas ilustradas a mano.

Con la ayuda de la FAPESP, el museo, instalado en un antiguo edificio en el barrio de Ipiranga, en São Paulo, está recuperando sus instalaciones y cumpliendo cada vez con mayor vigor su función como uno de los principales centros mundiales de enseñanza e investigación de la fauna de la región neotropical, que incluye a Brasil y otras partes de Américas del Sur y Central.

“La partida de la FAPESP sirvió incluso para reformar las instalaciones del museo, todas en pésimo estado y algunas sin condición alguna de uso”, afirma el director, Miguel Trefaut Rodrigues. Se trata de un enorme avance con relación al estado anterior de las instalaciones que albergan al museo desde su fundación, en 1939, cuando pertenecía a la Secretaría de Agricultura, y que continuaron en uso luego de su traslado a la USP, en 1969. Hace algunos años, hasta la biblioteca tuvo que ser mudada, pues la estructura de la parte del edificio en donde ésta funcionaba comenzó a ceder y la situación de las instalaciones eléctricas e hidráulicas eran precarias.

Los problemas no están todos resueltos y, de acuerdo con el profesor Rodrigues, esto solo ocurrirá cuando el museo se mude a un nuevo local, en proyecto, en el propio campus de la USP. Pero no hay duda de que las condiciones mejoraron bastante. Por ahora, el museo se encuentra en una situación peculiar: su propio éxito como institución de enseñanza e investigación está haciendo que aumente a pasos acelerados sus colecciones.

Esto lleva a que el espacio dedicado a las mismas avance cada vez más por sobre el reservado a exposiciones públicas. “La exposición tenía originalmente 1.500 metros cuadrados y fue reducida a cerca de 700 metros cuadrados”, admite el profesor Rodrigues. La solución, según él, solo llegará cuando se inaugure el nuevo recinto.

Degeneración
“El museo muestra una producción científica cada vez más intensiva”, explica el director. “Los investigadores están recolectando más y tenemos que almacenar ese material, ante la degeneración de los hábitats de los animales, tanto en el estado de São Paulo como en el resto de Brasil”, agrega. Ejemplos no faltan. La colección del museo incluye varios ejemplares de la mariposa Morpho menelaus, de color azul, capturados en Cubatão en 1966. No se trataba entonces de una especie rara. Podía ser encontrada por esa época en regiones de bosques en todo Brasil.

Actualmente ha desaparecido de São Paulo. Solo existe en la Amazonia. Especies típicas del Bosque Atlántico, como el mutum Mitu mitu, un ave emparentada con las gallinas, no existen más en la naturaleza. Solo se las encuentra en cautiverio. Y con la progresiva destrucción de sus hábitats naturales, difícilmente podrán desarrollarse nuevamente en las selvas.

Esto hace que el Museo de Zoología sea un centro de investigación muy importante, no solo para zoólogos, sino también para ecólogos y profesionales de otras áreas. Su acervo, actualmente con 7 millones de ejemplares, es el mayor de la región neotropical. Su colección de insectos neotropicales es la mayor del mundo. Lo propio ocurre con las de aves, reptiles y anfibios.

Solo la de mamíferos está en segundo plano. “Son colecciones absolutamente incomparables con cualquier otra en el mundo e indispensables para llevar adelante cualquier tipo de trabajo en la áreas de ecología, evolución y sistemática en Brasil, y para resolver problemas referentes a grandes grupos en el ámbito mundial”, afirma el director.

Recursos humanos
Más allá del material recogido por investigadores y estudiantes de posgrado de la USP, el museo también recibe animales encontrados por investigadores de otras instituciones brasileñas, material de canje y donaciones, además de comprar colecciones de particulares, cuando surge una buena oportunidad. “Este museo siempre tuvo un carácter científico, con colecciones científicas”, explica Rodrigues. “Su impacto en la formación de recursos humanos calificados en los posgrados de Brasil es muy grande. Todos los grandes zoólogos brasileños hicieron su capacitación científica en este museo.”

Cuando surgió el problema con la parte de la estructura donde funcionaba la biblioteca, se aprovechó la ocasión para cambiar algunas cosas. Se niveló el suelo y se construyó un entrepiso en el cual se colocaron otras colecciones. La construcción se concretó con fondos de la USP, pero el aire acondicionado fue instalado con una inversión de la FAPESP. Con relación a la biblioteca, continúa siendo la mayor y más completa del género en Brasil, con 89.573 volúmenes y con series completas de las revistas de zoología más usadas en los trabajos de investigación.

El hecho de que la biblioteca sea tan completa tiene su explicación. El museo edita anualmente dos revistas especializadas, Papéis Avulsos de Zoologia (Papeles Sueltos de Zoología) y Arquivos de Zoologia. Como existe interés en esas obras por parte de otras instituciones, eso le reporta al museo unos 700 acuerdos de canje y significa, según los cálculos de Rodrigues, una economía de cerca de 200 mil reales por año en suscripciones para la USP. En compensación, el espacio reservado a las revistas crece en promedio entre 20 y 25 centímetros por día.

Deslizantes
Los fondos de la FAPESP fueron empleados principalmente en el compactamiento de las colecciones, empezando por la de invertebrados. Con dicho compactamiento, el acervo es colocado en armarios deslizantes, lo que significa una enorme economía de espacio. “La compactación de varias colecciones nos proporcionó un horizonte de crecimiento de cuatro años más”, dice Rodrigues. “Sin eso, habríamos sido obligados a cerrar completamente la sección de visitas”. La reforma de la instalación eléctrica permitió la adquisición de un microscopio electrónico de barredura, también con el apoyo de la FAPESP. Con dicho instrumento, el museo tiene uno de los laboratorios de microscopía electrónica más modernos de la USP.

Algunos animales son conservados en seco, otros en alcohol. Para cada uno existe un método específico. Los murciélagos, por ejemplo, deben conservarse en alcohol. Si se los conserva en seco, su pelaje se reseca, perjudicando su aparencia. Rodrigues explica que esas colecciones tienen enorme importancia para diversos tipos de estudios, como los que buscan determinar la evolución de las especies.

Si un investigador pretende seguir la evolución de los monos sagüis, por ejemplo, encontrará en el museo ejemplares de diversas regiones, como la Selva Amazónica, el Bosque Atlántico, la Sabana (cerrado), la Catinga y el Bosque de Araucarias. Comparando características tales como el color del pelaje, el tipo del pelaje, su distribución en el cuerpo, dientes, huesos, cráneo y otras de la anatomía interna y de la biología molecular, será posible responder a diversas preguntas sobre el animal y su ecología.

Relación
“El investigador que trabaja en el museo parte de características morfológicas, ecológicas o moleculares para sistematizar el conocimiento y responder a cuestiones tales como cuántas especies existen en un grupo y cuál es su relación de parentesco”, comenta Rodrigues. “Solo cuando esas preguntas son respondidas es posible avanzar, efectuar indagaciones e intentar explicar hechos acerca de por qué un animal es arborícola o no, o si vive en la tierra o en el agua”.

Por ahora, las visitas del público están suspendidas, como consecuencia de otro problema grave. El tejado estaba dañado, hubo una filtración de agua de lluvia y los paneles de cielorraso comenzaron a caer sobre los armarios del acervo. El tejado y buena parte del cielorraso fueron cambiados con recursos de la USP, simultáneamente con los proyectos de infraestructura financiados por la FAPESP. Pero el peligro de que un panel de cielorraso cayera sobre un visitante llevó a la clausura. El museo pretende reabrir sus puertas a mediados de este año, con nuevas instalaciones, como molinetes, y una mejor iluminación.

De cualquier manera, lo que está en exposición representa menos de un milésimo de las colecciones del museo. Las colecciones muestran principalmente la fauna brasileña, pero también incluyen animales de varias partes del mundo. El acervo del museo es considerado uno de los más completos de la zoología mundial. Debido al paciente trabajo de colecta realizado en las últimas décadas, mucho es lo que se sabe sobre la fauna brasileña y, especialmente, de la Mata Atlántica. Lo que no libra a los investigadores de algunas sorpresas. Antes se pensaba que el mutum (ave gallinácea) desaparecido del Bosque Atlántico era el mismo encontrado en la Amazonia. Pero ahora se sabe que el mutum amazónico es de una especie diferente.

Mientras siga la devastación, el papel del museo continuará creciendo. Otra especie de ave que solo existe en cautiverio es el guacamayo (Cyanopsita spixii). El último espécimen libre en la naturaleza estaba siendo monitoreado por los biólogos en el norte de Bahía. Pero desapareció el año pasado. Otros animales, incluso de gran porte, también corren peligro. El ejemplar existente en el museo del mico de noche o martucha (Potos flavus), también conocido como jupará, fue recogido en un pequeño espacio de Bosque Atlántico en el estado de Alagoas. Hoy, esa región está completamente devastada. No se sabe cuando será posible disponer de otro mico de noche para realizar estudios.

Republicar