Estudios caros y modernos no siempre son sinónimo de diagnóstico preciso. Una investigación coordinada por la oncóloga Ana Lúcia Coradazzi, del Hospital Amaral Carvalho de Jaú, en el interior paulista, indica que la detección correcta de una enfermedad depende todavía hoy más de la habilidad del médico para investigar las quejas del paciente y hacer un buen examen físico que de los modernos análisis de laboratorio y equipos tales como los de ultrasonido y tomografía, que producen imágenes de los órganos internos del cuerpo.El objetivo de este trabajo, publicado en el Brazilian Journal of Medical and Biological Research e ideado por el patólogo Mário Rubens Montenegro, de la Universidad Estadual Paulista (Unesp), consistió en verificar si los nuevos métodos de diagnóstico podrían llegar a reemplazar a los exámenes hechos por los médicos. Pero parece que no, y los resultados confirman una antigua sospecha de Montenegro, uno de los primeros profesores de la Facultad de Medicina de la Unesp de Botucatú.
Según su modo de ver las cosas, los médicos atribuyen una importancia excesiva a la tecnología, y menor valor a ciertos métodos que aún hoy en día se los considera más precisos, como lo son el examen clínico y el análisis de la historia clínica del paciente. En asociación con el cardiólogo Antônio Luís da Costa Morganti, de la Universidad de São Paulo, los investigadores cotejaron el historial médico de 252 pacientes atendidos en el hospital de la Unesp con las informaciones obtenidas en el examen post mortem . Se analizaron 96 autopsias hechas entre 1975 y 1982, y otras 156, realizadas entre 1992 y 1996, luego de la inauguración del sector de tomografía del hospital.
La autopsia confirmó el diagnóstico de las causas básicas de muerte en el 77% de los casos. Pero el otro 23% llamó la atención, pues el diagnóstico era erróneo en casi la mitad de estos casos, y la causa de muerte del resto, que no constaba en la ficha médica, se determinó únicamente mediante la realización de autopsias. Para Ana Lúcia, estos números son similares a los de otros hospitales de Brasil o de países en los cuales son comunes los exámenes más refinados.
El nivel de acierto de los médicos se redujo aún más a la hora de identificar la causa terminal de muerte, es decir, el problema agudo que provoca la defunción. En el 40% de estos casos, en general atendidos por médicos de guardia, que no habían hecho un seguimiento de la evolución de la enfermedad, el resultado de la autopsia fue diferente que el del diagnóstico dado por el médico. Y en uno de cada cuatro casos, la causa inmediata de muerte solamente se determinó mediante autopsia Las autopsias apuntan errores en la detección de causas de muerte por tal motivo, se considera que ésta es esencial para la obtención de datos confiables relativos a la frecuencia de las enfermedades y para el control de calidad de los servicios médicos.
Otro dato que llamó la atención: en muchos casos los médicos no han registrado en la ficha las enfermedades secundarias, aquéllas que no ocasionaron directamente la muerte, pero efectivamente afectaron la salud de los pacientes, tales como la obstrucción de los vasos sanguíneos, o incluso el cáncer. “Es necesario efectuar pruebas específicas de alta sensibilidad, pero éstas no ocupan el lugar de la práctica clínica en el diagnóstico correcto de una enfermedad”, concluye Ana Lúcia. “Sin la historia clínica y un examen físico bien hecho, el médico puede ser inducido a pedir estudios innecesarios, y a interpretarlos de manera errónea, lo que encarece el diagnóstico, sin por ello volverlo más preciso.”
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