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Literatura

Las cartas de Oswald de Andrade a Mário de Andrade revelan una faceta subterránea del modernismo brasileño

Los escritores intercambiaron correspondencia entre 1919 y 1928, un año antes de romper su amistad

Oswald y Mário de Andrade en la década de 1940

Gregori Warchavchik, Oswald de Andrade, São Paulo, 1943. Colección particular. Fotografía Sergio Guerini | Gregori Warchavchik, Retrato de Mário de Andrade, São Paulo, 1945. Archivo Mário de Andrade, IEB-USP

En febrero de 1925, durante una visita a Londres, el escritor modernista Oswald de Andrade (1890-1954) visitó el Museo Británico y envió una postal a la calle Lopes Chaves, en São Paulo, con la dirección de su amigo Mário de Andrade (1893-1945). El souvenir reproducía la imagen de un sacudidor amerindio de madera, con forma de cabeza de oso, perteneciente a la colección de la institución. En el reverso de la tarjeta, el antropófago no perdió la oportunidad de bromear con su compatriota, comparando a su colega escritor con el animal de boca y ojos enormes: “Te vi hoy en Camden Town”, escribió.

Fue con ese espíritu jocoso, casi siempre lúdico y al mismo tiempo afectivo, que Oswald le escribió al autor de Macunaíma entre 1919 y 1928, en documentos ahora recogidos en el libro Correspondência Mário de Andrade & Oswald de Andrade (Edusp / IEB-USP, 2023). En las 20 cartas, una nota y seis postales, Oswald relata esencialmente su actuación como divulgador del modernismo brasileño en Europa en un momento de gran efervescencia cultural. En París encargó la traducción al francés de su novela Os condenados (1922) y dictó una conferencia en La Sorbona (“ando sobornado de emoción”). En la misma ciudad conoció al escritor franco-suizo Blaise Cendrars (1887-1961) y mencionó encuentros con numerosas personalidades, como el poeta Jean Cocteau (1889-1963), “un delgado joven, con expresivas patas de gallo”, y el pintor Pablo Picasso (1881-1973), el “Dostoyevski nacido en Málaga”.

Se trata, sin embargo, de un diálogo lagunoso, ya que las respuestas enviadas por Mário a Oswald no fueron incluidas en la edición. El autor del Manifiesto Antropófago posiblemente no conservó la correspondencia que recibió de Mário, a diferencia de éste, que a lo largo de su vida conservó más de 7.000 cartas de escritores, artistas, músicos e intelectuales con los que mantuvo correspondencia hasta 1945, año de su muerte, colección que actualmente se encuentra bajo la custodia del Instituto de Estudios Brasileños de la Universidad de São Paulo (IEB-USP). El libro en cuestión es el octavo volumen de la colección Correspondência Mário de Andrade, cuyas próximas ediciones deberán reunir los intercambios de misivas entre el escritor paulista y el político Carlos Lacerda (1914-1977), el antropólogo Arthur Ramos (1903-1949) y el compositor Luciano Gallet (1893-1931).

En busca de llenar esa laguna y reconstruir el diálogo entre Mário y Oswald, el organizador del volumen, Gênese Andrade, especialista en la obra de Oswald y sin ningún tipo de parentesco con los autores de las cartas, añadió generosas notas a pie de página que complementan el material epistolar. Para tal, consultó diversas fuentes, incluida la correspondencia de Mário con otros interlocutores, como la pintora Tarsila do Amaral (1886-1973), casada con Oswald entre 1926 y 1929. “Oswald tiene un estilo de escritura muy sintético, cifrado y repleto de juegos de palabras. Las notas a pie de página buscan contextualizar lo que escribe en su correspondencia y nos permiten recuperar la historia del modernismo de otra manera”, dice Andrade, profesora de literatura de la fundación Armando Álvares Penteado (Faap), en São Paulo.

Reproducción del libro Correspondência Mário de Andrade & Oswald de Andrade / Archivo Mário de Andrade, IEB-USPUna correspondencia enviada por Oswald en mayo de 1928, camino a París: “La antropofagia es un hecho”Reproducción del libro Correspondência Mário de Andrade & Oswald de Andrade / Archivo Mário de Andrade, IEB-USP

La edición descifra, por ejemplo, una carta enviada desde París en 1925, firmada colectivamente por Oswald y los escritores Yan de Almeida Prado (1898‑1987) y Sérgio Milliet (1898-1966). Con estilo bromista, el manuscrito menciona los personajes “Desgraça Mosca”, “Santo Heitor Fura-Bolos” y “São Villa-Buarque da Haya”, referencias a la escritora Graça Aranha (1868-1931), al compositor Heitor Villa-Lobos (1887-1959) y al historiador Sérgio Buarque de Holanda (1902-1982), respectivamente. “Mário se dio cuenta de la importancia histórica de su correspondencia, que mostraba la ‘vida subterránea’ del movimiento modernista”, comenta Marcos Antonio de Moraes, profesor del IEB-USP y coordinador editorial de la colección junto a la investigadora independiente Tatiana Longo Figueiredo, y de Telê Ancona López, profesora emérita del IEB-USP. “La carta fue el lugar donde los intelectuales discutieron cuestiones estéticas, sociales y políticas, de manera informal, usando malas palabras y renovando el lenguaje. Para Mário de Andrade, eran ‘cartas en pijama’, tal como consta en la crónica ‘Amadeu Amaral’ de 1939.”

Originariamente escritas en una variedad de soportes, como hojas rayadas, de colores o de seda, con membretes de hoteles, restaurantes y compañías navieras, las cartas dejan pistas sobre los lugares por los que pasaba Oswald y fueron reproducidas en el libro bajo formato facsimilar. Algunas también incluyen dibujos y caricaturas. “La correspondencia no es solamente el texto escrito. Las dimensiones, el tipo de papel utilizado y todo el aspecto material de la carta producen significados, percibidos por los estudiosos”, continúa Moraes.

Oswald y Mário, “dos almas, opuestas y complementarias del espíritu modernista”, según el crítico Antonio Arnoni Prado (1943-2022), tuvieron una amistad conflictiva, signada por conflictos de personalidad y mutua admiración intelectual. La relación comenzó en 1917, cuando el por entonces joven periodista Oswald se impresionó con el discurso que Mário pronunció en el Conservatorio Dramático y Musical de São Paulo. En 1921, impactado por los versos de Pauliceia desvairada, libro que fue publicado al año siguiente, Oswald elogió públicamente a Mário en el artículo “Mi poeta futurista”, publicado en el Jornal do Commercio. Poco después, en 1922, ambos participaron activamente de la Semana de Arte Moderno del Theatro Municipal de São Paulo. Pero la amistad pronto comenzó a tambalear, brotando las diferencias intelectuales.

“En 1924, Mário divergió en algunos puntos del Manifesto da poesia pau-brasil, publicado por Oswald en el Correio da Manhã, ya que él tenía una visión analítica del país. Por eso viajó al nordeste para investigar la cultura popular y analizar los elementos que, para él, eran constitutivos de la cultura brasileña. Oswald, por el contrario, era un intuitivo. Tenía una perspectiva más inmediata de la realidad nacional”, sostiene Eduardo Jardim, profesor jubilado de filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Río) y autor de la biografía Eu sou trezentos: Mário de Andrade: Vida e obra (Edições de Janeiro, 2015). Según Jardim, las cartas que Oswald le escribió a Mário ilustran sobre todo la preocupación del modernista por establecer contactos con las vanguardias europeas. “Oswald quería incluir a Brasil en el ‘concierto de las naciones cultas’ que, para él, en ese momento, era Francia”, continúa el investigador.

Em 1925 Mário le dedica a Oswald el libro A escrava que não é Isaura. Éste le agradece desde París con una carta que parodia el estilo de su amigo: “Me dio para mí una conmoción que me ofrezcas para mí, tu libro”, escribe el viajero. Al mismo tiempo, los dos llegaron a crear un poema escrito a juntos, “Homenaje a los hombres que actúan” (1927), firmado por “Marioswald”, que formaría parte de un libro inédito, Oswaldário dos Andrades. La ruptura personal definitiva se produjo en 1929, por motivos que aún hoy en día no han sido dilucidados. Según la hipótesis de algunos investigadores, como Aracy Amaral, Mário habría sido objeto de una serie de ataques y provocaciones en la Revista de Antropofagia, entonces en su segunda fase. Uno de ellos, el artículo “Miss Macunaíma”, publicado en junio de ese año, aludía a su homosexualidad, tema tabú en la época.

“Oswald era un bromista que a veces hacía juegos de palabras muy maliciosos con su amigo. Las cartas documentan su espíritu de chiquillo juguetón, a veces cruel, que no medía las consecuencias de sus actos. Mário incluso comentó, en su correspondencia con el poeta Manuel Bandeira [1886-1968], cuánto le molestaba esto”, afirma Gênese Andrade. “A pesar de la ruptura, la admiración intelectual entre ellos sobrevivió. Ambos continuaron respetándose en el campo de las ideas, leyendo y apreciando el trabajo del otro, pero los intentos de reconciliación de Oswald nunca fueron aceptados por Mário”, concluye diciendo la investigadora.

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