eduardo cesarCon un pie a la vanguardia y el otro sujeto a las amarras del atraso, Brasil es un país sorprendente. Plagado de “islas de excelencia”, en las cuales se generan productos tecnológicamente nobles, Brasil convive con niveles de escolaridad considerados bajos, incluso cuando se los compara con los de sus vecinos latinoamericanos. Su elite científica se equipara a las mejores del mundo, mientras que la mayoría de la población estudiantil no dispone de laboratorios y microcomputadoras en las escuelas públicas. El gobierno solventa a la mayor parte de las inversiones destinadas a investigación y desarrollo (IeD), contrariando una tendencia mundial de los países desarrollados o de economía más dinámica, que hace de las empresas el ámbito privilegiado de la innovación.
Ese país permeado de contrastes es el que emerge del estudio intitulado Indicadores de Ciencia, Tecnología e Innovación en São Paulo – 2001, producido por la FAPESP. La obra brinda una dimensión de las diversas facetas del sistema científico y tecnológico de São Paulo y de Brasil, y muestra que – pese a todas las contradicciones – el país avanza, innova y produce, aunque a un ritmo lento todavía, de cara a sus necesidades y ambiciones.
En la geografía de la innovación brasileña, São Paulo disfruta de una posición bastante más confortable que el resto del país, de acuerdo con varios de los indicadores obtenidos para la elaboración del libro. Es el estado que más gasta en IeD, y a su vez es el que reúne al mayor número de investigadores y de núcleos intensivos en tecnología, además de mantener en las escuelas a prácticamente la totalidad (97%) de losniñoscon edades entre 7 y 14 años. Pero aun así, como se verá, el proyecto tecnológico paulista es todavía una obra en construcción.
Para el director presidente del Consejo Técnico Administrativo de la FAPESP, Francisco Romeu Landi, coordinador del citado estudio, los Indicadores, con sus informaciones concretas y exhaustivamente trabajadas, ayudan a componer una imagen más clarade la actual situación de la enseñanza, la investigación y la producción tecnológica en el estado de São Paulo y en el país. “Se trata de una radiografía del sector que puede indicar tendencias y prioridades para el establecimiento de políticas y la toma de decisiones”, subraya Landi.
Inversiones
Brasil ocupa actualmente una posición intermedia en elranking de naciones que invierten en la producción de conocimiento: alrededor de 6.500 millones de dólares: un 0,87% de su Producto Bruto Interno (PBI). Ese monto pone al país al nivel de economías como lasde Italia (1%), España (0,9%) y Hungría (0,7%), aunque lo deja distante de las economía más dinámicas, como EE.UU. (2,7%) y Corea del Sur (2,5%). De ese total de gastos -discretos, para un país que necesita evolucionar en el sector- más del 65% sale de las arcas públicas, en una proporción inversa a la que se verifica en los países desarrollados, en los cuales las empresas aportan aproximadamente un 60% de los recursos.
Una de las evidencias de la escasa implicación del sector empresarial en la investigación tecnológica es su bajísima absorción de posgraduados, especialmente doctores, hecho que contrasta con la situación de países de industrialización más reciente, como Corea del Sur y Taiwán. Con relación a Brasil, São Paulo invierte ligeramente más: entre 1995 y 1998, el estado destinó cerca de un 1% de su PBI a investigación y desarrollo, valores que superan a los de Argentina, para una población y un PBI bastante parecidos. El promedio de los gastos estaduales paulistas en igual período (2.500 millones de dólares) correspondió a alrededor de un 38% del total del monto nacional en 1999.
Las inversiones públicas y privadas en investigación pueden tener un gran impacto económico y social. Un ejemplo de ello es el desempeño de la agricultura paulista entre 1948 y 1998, cuando se registraron incrementos de productividad superiores al 150%. Los indicadores muestran que en dicho período los índices del valor de la producción agrícola y de la productividad de la tierra crecieron a la par del desarrollo de las nuevas tecnologías, al tiempo que el índice de precios recibidos por los agricultores mostraron una tendencia decreciente. La expansión de la oferta de productos agrícolas tuvo como resultado una reducción del precio al consumidor final.
Por otra perspectiva, y tomando como base los salarios en el área de la construcción civil, debidamente deflactados, se observa que, a partir de 1980 y hasta 1999, el poder de compra de alimentos de los consumidores de bajos ingresos experimentó un incremento del 180%. Los resultados sugieren que el salario de un obrero de la construcción compraba en 1999 casi tres veces más alimentos que en 1980.
Con relación al segmento empresarial, los números son controvertidos y aún se están realizando varios estudios. Con todo, datos de la Asociación Nacional de Investigación, Desarrollo e Ingeniería de Empresas Innovadoras (Anpei, sigla en portugués) indican una participación del 71% por parte de las empresas paulistas en el total de gastos en IeD de las empresas en el país.
Señales de descompás
En un mundo en elcual el conocimiento científico es incorporado a los productos de manera creciente -desde los más sencillos, como los expuestos en las góndolas de los supermercados, hasta los más sofisticados, como los telescopios que barren el universo-, Brasil debe vencer múltiples desafíos. Entre ellos, debeeliminar los contrastes y descompases que traban su desarrollo, como las barreras existentes entre un sector de investigación fuerte y una producción tecnológica débil.
“Basta leer los números de los Indicadores para constatar que las empresas brasileñas necesitan invertir cerca de diez veces más en IeD, que es lo que hacen economías similares a la nuestra. Sin eso no lograremos avanzar”, evalúa el presidente de la FAPESP, Carlos Henrique de Brito Cruz. Una de las señales indicativas de que el conocimiento no desempeña un papel central en la estrategia de negocios de las empresas brasileñas reside enel registro de las patentes. Se trata de un termómetro sensible al gradode evolución tecnológica de un país, especialmente porque en las últimas décadas se ha venido concentrando en sectores sofisticados, como el electrónico y el farmacéutico.
De acuerdo con datos recabados por los Indicadores, las patentes otorgadas en Brasil a no residentes (en general, empresas transnacionales) corresponden al 85% del total. Al margen de ser escasos (15%), los residentes brasileños son personas físicas en la mayoría de los casos. Una prueba de que es limitado el número de empresas controladas por capitales nacionales que invierten en el conocimiento tecnológico. Con relación a las transnacionales, su núcleo de investigación “de punta” está fuera de Brasil, aunque algunas realicen en el país trabajos de desarrollo experimental.
La pauta del comercio internacional también refleja la fragilidad de la producción tecnológica brasileña. En 1989, el saldo comercial del país era positivo en más de 16 mil millones de dólares, gracias al superávit registrado para los productos de contenido tecnológico intermedio. Diez años después, el nivel de comercio internacional denotaba contornos distintos, especialmente en lo que se refiere a las importaciones, que hicieron que la balanza comercial se volviera deficitaria en alrededor de 1.200 millones de dólares. Los productos de alta tecnología, que correspondían a poco menos de un 30% del total de las importaciones, se elevaron a más de un 43%. Los resultados obtenidos en el período comprueban, por lo tanto, que la apertura económica impulsada al comienzo de los años 90 no redundó en un perfeccionamiento de la capacidad de generación de innovación interna.
El estado de São Paulo -responsable por el 50% del PBI nacional- exhibía un nivel de comercio internacional con mayores divergencias con relación a las importaciones: de aproximadamente 8 mil millones de dólares en 1989, las mismas superaron la marca de los 20 mil millones en 1999, concentrándose más en los productos de alta tecnología, cuya participación se incrementó en la pauta de un 36% a aproximadamente un 50%.
Por lo tanto, se hace evidente que la carencia de robustez en el sector más “noble” de la producción tecnológica tuvo un precio, que vino bajo la forma de desequilibrio del comercio. Las exportaciones brasileñas de esos productos, que actualmente representan alrededor de un 5% del total, obedecen principalmente al desempeño de las ventas externas de aviones fabricados en São José dos Campos (São Paulo).
Calidad y competencia
El complejo aeroespacial erguido en esa región esun ejemplo palpable de que en Brasil se hace investigación de primera línea, apta para ser transformada en productos. Los Indicadores mencionan también los polos instalados en Campinas (telecomunicaciones e informática) y en São Carlos (óptica y nuevos materiales), regiones paulistas reconocidas internacionalmente como centros de excelencia en la producción de alta tecnología. Esos polos – junto a algunosotros instalados en el país – resultan fundamentalmente en una exitosa alianza entre investigadores y empresarios, ambos actores dotados de unagran fuerza emprendedora.
Esta sólida competencia es el resultado en buena medida de la estructuración de una red pública de enseñanza superior y de investigación (uno de los pilares que sostienen el desarrollo científico y tecnológico) relativamente reciente en Brasil. La misma empezó a ser armada al comienzo del siglo pasado, pero solamente a mediados de los años 60, grado y posgrado se articularon de manera más organizada, componiendo actualmente un sistema “poderoso”, según el calificativo de Brito Cruz. Pese a las dificultades que aún enfrenta, se trata de un aparato maduro y muy bien representado por diferentes áreas del conocimiento, a punto tal de constituirse en referencia para otros países en desarrollo.
São Paulo tiene una posición hegemónica en la enseñanza superior brasileña. Con aproximadamente un 23% de la población de entre 18 y 24 años del país, el estado absorbió cerca un 32% de las matrículas en escuelas superiores en 1998. Con relación al posgrado, se recibieron en el estado en ese mismo año cerca de un 32% de los másteres y casi un 66% de los doctores brasileños.
El otro celebrado parámetro de evaluación de la calidad, el número de artículos científicos publicados en el exterior, ha crecido extraordinariamente en los últimos años. Las publicaciones brasileñas indexadas en las bases del Institute for Scientific Information (ISI, EE.UU.) se elevaron de 3.204 a 12.168 entre 1985 y 1999. Teniendo en cuenta que las bases del ISI crecieron un 34% en dicho período, la participación brasileña casi se triplicó en porcentaje de la base, representando en 1985 cerca de un 0,4% del total de la literatura científica mundial, y un 1,1% en 1999.
No obstante, alrededor del 50% de las publicaciones indexadas en las bases del ISI en el período 1981-1993 se originaron tan solamente en diez campi universitarios. En ese ranking, la Universidad de São Paulo (USP) despunta como la institución con el mayor número de publicaciones. En São Paulo, se destacan también la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) y la Universidad Estadual Paulista (Unesp), cuyas contribuciones a la producción científica nacional también han sido significativas. En 1999, cada una de las tres publicó respectivamente 3.033, 1.238 y 767 artículos indexados, representando un 24,9%, un 10,2% y un 6,3% del total de publicaciones brasileñas.
Entre las instituciones federales, se destacaron la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) y la Universidad Federal de Río Grande do Sul (UFRGS), que registraron un crecimiento singinicativo en el número de publicaciones registradas en las bases del ISI.
El desafío de la red básica
La extensión y la calidad de la educación básica (que abarca los niveles inicial y medio) sonprimordiales para que el país pueda afrontar los desafíos que implican las nuevas tecnologías, cuyo creciente grado de complejidad requiere la existencia, a partir del “pisode la fábrica”, de mano de obra preparada y polivalente. De allí la importancia de incluir en los Indicadores estudios específicos sobre esa red de enseñanza. Más allá de los datos cuantitativos, son presentados análisis cualitativos sobre las escuelas y sus equipamientos y evaluaciones referentes al rendimiento escolar basadas en estudios del Ministerio de Educación (MEC).
“El gobierno ha realizado grandes inversiones en la educación básica y se han registrado varios progresos. Elacceso a la escuela por parte de la población brasileña con edades entre 7 y 14 años ya alcanza al 95% de los niños situados en esa franja de edades. Pero el país está lejos aún del nivel considerado ideal”, advierte Landi.
En el nivel medio, el estado de São Paulo registra el mayor porcentaje: un 28% de las matrículas brasileñas, seguido por Minas Gerais, con un 10%, “una situación muy preocupante”, define Landi. Peroaun así, durante la década del 90 las disparidades regionales disminuyeron, se registró una disminución del índice de analfabetismo y del índice de repetición, y un aumento de las tasas de escolaridad media de la población y del número de matrículas.
Sin embargo, estas mejoras no son suficientes para que los sistemas educativos de Brasil y de São Paulo acojan a todos los que lo demandan, principalmente en el nivel medio. Como consecuencia de ello, solamente una parcela de la población puede participar de los avances científicos y tecnológicos del país. Incluso en São Paulo, en donde la situación educativa es una de las mejores de Brasil, se debe realizar un formidable esfuerzo para revertir el cuadro actual.
Propuestas duraderas
La superación de los desafíos esbozados por los Indicadores – especialmente los centrados en la cuestión educativa y en la capacidad de innovación empresarial – demandan propuestas duraderas y de largo alcance. Brasil ha ampliado su espacio en el campo científico, ha dejado de ser un outsider en el escenario mundial, pero observada desde el aspecto tecnológico la situación es aún crítica.
Inserto en un mercado en el cual competencia es feroz, el país debe no solamente incrementar sus inversiones en IeD, sino también hacerlo de manera inteligente y articulada. “Los Indicadores dejan claro que ya hicimos cosas relevantes desde el punto de vista tecnológico y que el país cuenta con la capacidad de desarrollar soluciones para sus problemas”, subraya Brito Cruz. La repetición de esa receta es una cuestión que implica no solamente aspectos políticos tales como los recursos financieros y la elección de nichos, sino también un duro trabajo a un ritmo acelerado, porque el resto del mundo no va a esperar.
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