El acelerado crecimiento de la población de elefantes en Kenia se ha convertido en un problema. Las manadas no paran de destruir árboles y plantaciones, y llegan a ocasionar la muerte de una persona cada dos semanas, en promedio. Pero, ¿cuál es la solución? ¿Enjaular a las bestias? Fritz Vollrath, biólogo de Universidad de Oxford, halló otra alternativa: combatir a los mamíferos con las pequeñas pero temibles abejas africanas (NewScientist, 16 de noviembre). “No sé cómo no habían pensado en eso antes”, dice Vollrath, que notó que las abejas son capaces de perseguir a una manada entera durante kilómetros y kilómetros, cada vez que un elefante osa tocar una colmena. Para probar su hipótesis, Vollrath esparció colmenas – seis habitadas y 30 deshabitadas – entre los árboles de una zona habitualmente saqueada por elefantes.
Diez de los 30 árboles que albergaban colmenas vacías fueron atacados, pero los seis munidos de colmenas activas fueron evitados los elefantes. En compensación, nueve de cada diez árboles sin abejas ni colmenas fueron derribados. Es cierto que las abejas africanas son también peligrosas para el hombre, pero los experimentos preliminares de Vollrath sugieren que sus zumbidos, emitidos por altoparlantes, quizás logren intimidar a los paquidermos.
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