EDUARDO CESAREn noviembre del año pasado, el Proyecto Genoma Caña de Azúcar (SucEST) de la FAPESP concluyó el secuenciamiento de 50 mil genes de esa especie. Desde entonces, los investigadores del proyecto obtuvieron la secuencia completa de 9 mil genes y formaron el mayor banco de datos genéticos sobre la caña de azúcar del mundo. Ahora se preparan para un grande y inusitado salto para el país: hacer genómica aplicada, es decir, transformar los datos e informaciones generados por el secuenciamiento en productos o aplicaciones con valor comercial. El primero paso para ello fue dado con el anuncio, concretado el día 30 de agosto en la sede de la FAPESP, de un acuerdo de cooperación entre el SucEST y CropDesign, una pequeña empresa de biotecnología agrícola, creada en la Universidad de Gent, Bélgica.
El acuerdo prevé el desarrollo de un programa conjunto para el análisis funcional de genes de la caña de azúcar, pero su alcance es mucho mayor. “Este acuerdo refleja nuestro compromiso de construir una empresa líder en el desarrollo de productos de genómica aplicada”, dijo Herman Van Mellaert, ejecutivo jefe de CropDesign. Para el biólogo Paulo Arruda, de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) y coordinador del Genoma Caña, el acuerdo puede ser, de hecho, el punto de partida para la instalación de una vigorosa industria de biotecnología en el país.
El SucEST participa con los genes. Los investigadores brasileños seleccionarán mil genes de la caña, entre los 50 mil secuenciados, que se sabe están relacionados con la resistencia de la planta a enfermedades y al estrés (frío, sequías, condiciones del suelo), y también con el metabolismo de la misma, es decir, con su crecimiento, productividad y producción de azúcar. CropDesign participa con la tecnología TraitMill, una central de fenotipos robotizada, capaz de analizar la función de un gen muy rápidamente y, por lo tanto, a gran escala.
“La TraitMill tiene también una línea de montaje para la introducción de genes en plantas”, explica Arruda, agregando que la central de fenotipos realiza una rápida introducción de los genes en una planta modelo para la observación de su funcionalidad. Debido al acuerdo, los genes de la caña serán introducidos en arroz – también una gramínea, por lo tanto, con genes comunes con la caña, y con la misma función. El arroz fue también escogido debido a que tiene un ciclo de vida corto, de cuatro meses. “Así, será posible observar los resultados rápidamente”, dice Arruda. Los descubrimientos podrán ser luego utilizados para mejorar la productividad o las características de la propia caña o de otros cereales.
La empresa belga, al margen de aportar la tecnología, pondrá disposición del Genoma Caña un máximo de 50 semillas de arroz con los clones seleccionados y previamente testeados en la TraitMill. El acuerdo tendrá una duración de 30 meses, pero se espera que en ocho meses, los socios tengan los primeros resultados y consigan la patente de por lo menos diez productos o funciones de los genes. “Estamos en medio de una carrera científica. En breve, otros genes de otras plantas estarán disponibles para análisis similares. La asociación con CropDesign nos garantiza la ventaja de salir a la delantera y llegar a resultados que podrán representar un gran impacto en el desarrollo de la biotecnología de plantas en el país”, afirma el coordinador del Genoma Caña.
El acuerdo les otorga a los investigadores brasileños el derecho al 100% sobre el rendimiento en Brasil de las licencias de productos o informaciones referentes a la caña de azúcar, y el 50% sobre lo que rindan en el exterior. Con relación a los cereales que puedan ser beneficiados con los genes de la cana, los brasileños recibirán el 50% de los royalties en el país y el 7,5% cuando se negocien en el resto del mundo. Es el Genoma Caña dando frutos comerciales.
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