REPRODUCCIÓNMachado de Assis (1839-1908) es un conocido de los lectores fundamentalmente por sus cuentos y por sus novelas. Por eso, sostener que el teatro es su principal influencia puede causar sorpresa. Pero dicha perspectiva cobra cada vez más consenso entre sus principales estudiosos. Consumidor de teatro desde sus épocas de adolescente, el escritor escribió en la prensa de la época sobre las obras que iba a ver. Y en poco tiempo se convertiría en traductor de piezas francesas, y pasaría a crear sus propias comedias para el tablado. En su madurez aflojó sus lazos con el teatro, pero ese lenguaje puede reconocerse en sus libros de esa etapa.
El profesor de la Universidad de São Paulo (USP) João Roberto Faria, historiador y crítico de teatro brasileño, que organizó el reciente libro Machado de Assis: do teatro Textos críticos e escritos diversos, publicado por Editora Perspectiva, es uno de los principales defensores de esta tesis en su investigación Machado de Assis y el teatro, apoyada por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq). Por supuesto que sabemos que era lector de poetas y novelistas y que en su adolescencia escribía poemas. Pero su literatura le debe más al teatro que a la poesía y a la prosa, dice Faria, quien anteriormente había estudiado el teatro de José de Alencar, que es también de la misma época.
Durante ese período, la segunda mitad del siglo XIX, las puestas en escena de obras francesas adquirieron una importancia extraordinaria para los habitantes de Río de Janeiro. Eran la última moda en París los dramas de frac, o comedias realistas, que abordaban la vida y los valores de la burguesía, tal como explica Faria. A los 17 años, en 1856, Machado de Assis publica su primer texto crítico sobre teatro, Ideas vagas. A los 20 ya es crítico de teatro del periódico O expelo, y en él escribe sobre los espectáculos que presencia en el Teatro São Pedro de Alcântara y en el Teatro Ginásio Dramático. Al año siguiente empieza a escribir en el Diário do Rio de Janeiro, lo que le demandaba su asidua presencia en las obras, pues era una de sus tareas noticiar los estrenos. Su compromiso con el teatro es tan grande en esa fase de su vida que lo veremos escribir sus propias comedias, traducir piezas francesas y convertirse en censor del Conservatorio Dramático. Todo ese compromiso con el teatro, que se extiende hasta 1867, dejará sus marcas en las novelas, los cuentos y las crónicas que escribirá luego, explica el historiador.
El aprecio de Machado de Assis recae sobre el Molière cómico y las comedias realistas de Alexandre Dumas (hijo) y Émile Augier. Entre las brasileñas, su predilección son las piezas al estilo Dumas (hijo) escritas por José de Alencar y las de aires burlescos de Joaquim Manuel de Macedo y Martins Pena. Cuando escribe sus propias comedias, seguirá particularmente el modelo del proverbio dramático de Alfred de Musset, su poeta preferido, dice Faria. Así como no le gustaba el melodrama, consideraba que la farsa era un género menor. El mayor escritor para Machado de Assis era Shakespeare, quien aparece mencionado en varias obras que van desde textos críticos relacionados con puestas en escena hasta las referencias en novelas como Don Casmurro. La admiración por el escritor inglés se hizo más sólida y decisiva a partir de 1871. Ese año Machado vio por primera vez en el escenario algunas obras de Shakespeare, añade.
REPRODUCCIÓN LIBRO "A COMÉDIA URBANA: DE DAUMIER A PORTO-ALEGRE"Los principales escritores e intelectuales brasileños estaban comprometidos con el teatro en aquel tiempo, tal como explica el historiador. En los periódicos había secciones fijas de crítica teatral, los folletines daban noticias sobre los espectáculos en cartelera, las traducciones se multiplicaban y el Conservatorio Dramático solicitaba la colaboración de los que se destacaban en el periodismo cultural. Ejemplo de la relevancia del teatro es que José de Alencar interrumpió su carrera de novelista luego de publicar O guarani, en 1857, dando inicio a la de dramaturgo, que se extendió hasta 1862. Incentivado por esta atmósfera, Machado de Assis tradujo libretos de ópera y piezas, y después pasó a hacer sus propias comedias, lo que le otorgó prestigio. Podemos incluso decir que antes de destacarse como cuentista y novelista, Machado de Assis ya había logrado un enorme prestigio intelectual en Río de Janeiro, con la suma de sus actividades: folletinista, crítico teatral, crítico literario, comediógrafo, poeta, traductor de poemas, obras teatrales y novelas e incluso como censor del Conservatorio Dramático. No hay noticias acerca de cuánto dinero le redituaban estas actividades. Lo que si se sabe es que llevaba una vida modesta, pero sin grandes aprietos, afirma Faria.
Elegante
Al escribir para teatro, tal como explica el historiador, Machado de Assis hizo piezas cortas, en un acto, con un lenguaje elegante, sentido del humor, ironía, diálogos ágiles y buen gusto, sin recurrir al bajo cómico. No tiene el alcance crítico de las novelas y los cuentos de la madurez, lo que hace que mucha gente las desdeñe sin tener en cuenta lo que significan en el interior de la historia del teatro brasileño. El teatro fue para él un género en que practicó la levedad, la concisión, la vivacidad de estilo y la poesía de los sentimientos, define Faria. Sus comedias pueden agruparse en dos conjuntos. El primero incluye Desencantos, O caminho da porta, O protocolo, As forcas caudinas, Não consultes médico y Lição de botânica, que se acercan, debido a la manera de abordar la vida social elegante de Río de Janeiro, por las tramas que envuelven relaciones amorosas y por la forma de proverbio dramático. El segundo bloque contiene piezas distintas entre sí: Quase ministro es una pequeña sátira de la vida política; Os deuses de casaca es una sátira de costumbres sociales; Uma ode de Anacreonte transcurre en la Antigua Grecia; y Tu só, tu, puro amor es una pequeña obra sobre un episodio en la vida de Camões.
La forma teatral puede reconocerse en la obra de Machado de Assis por la excelencia de los diálogos que aparecen en el interior de sus cuentos y novelas. Machado de Assis tiene un dominio notable de ese recurso que dinamiza la narrativa al darles voz a los personajes, explica el historiador, quien recuerda a su vez que, en algunos cuentos, el autor reduce la presencia del narrador al mínimo necesario, como en Filosofia de um par de botas, o sencillamente lo descarta, como en Teoria do medalhão, O anel de Polícrates e Singular ocorrência, entre otros. Puede pensarse que prefirió la forma dramática porque con ésta apuntó a lograr ciertos efectos que no lograría con la forma narrativa, dice.
REPRODUCCIÓN LIBRO "A REVISTA NO BRASIL"No es reciente el interés de la crítica literaria en la influencia del teatro en la obra de Machado de Assis. Uno de los pioneros fue Barreto Filho, responsable, junto con Augusto Meyer, de constituir la fortuna crítica del escritor entre las décadas de 1930 y 1950. Para João Roberto Faria, fue Barreto Filho el pionero en la evaluación de la importancia del conocimiento teatral en sus cuentos y novelas. Observa por ejemplo que el teatro le enseñó a simplificar el escenario y a concentrar el interés en el juego de los caracteres y en el análisis de las pasiones. Le enseñó también el modo de armar las escenas, con el timing perfecto para el momento de introducir personajes y diálogos, afirma Faria. Y lo más importante, apunta Barreto Filho: Al suministrarle una técnica de lo instantáneo, de las escenas breves y aisladas, y de un mínimo de ambientación, el teatro le brindó por otro lado un conocimiento profundo del alma humana, el cual pudo después explotar en todos los sentidos. Las palabras de Barreto Filho remitirían así a Shakespeare, el escritor más admirado por Machado de Assis, precisamente por ser un analista extraordinario del alma humana. Se puede recordar también que el modo mediante el cual el escritor ve al hombre y a la sociedad está totalmente relacionado con el teatro y con Shakespeare, que escribió en una obra: El mundo es un palco y todos los hombres y las mujeres son simplemente actores.
John Gledson, crítico literario inglés y docente de la Universidad de Liverpool, que realizó estudios importantes sobre Carlos Drummond de Andrade y Machado de Assis, plantea nuevas ópticas sobre el autor, en su Por um novo Machado de Assis, publicado por Companhia das Letras, y califica como fascinante la investigación sobre la influencia del teatro en el autor fluminense. Las marcas no están solamente en la producción de juventud, según confirma: El teatro forma una parte central en el desarrollo de nuevas formas de ficción, en el papel del diálogo en la ficción, etc.. El relativo abandono del teatro por parte de Machado de Assis se debe, según Gledson, probablemente a dos factores: primeramente a la falta de un medio, una audiencia para el teatro serio; lo cual constituye una queja constante a lo largo de la carrera del autor. Machado de Assis no compartía el gusto carioca por el vodevil, los melodramas, los circos, las corridas de toros, prodigios, según él. El otro factor es, según Gledson, el sesgo irónico y distante del Machado de Assis maduro, que en una novela narrada ya sea en primera o en tercera persona, requerirá de la acción y el diálogo, pero también de alguien que implícita o explícitamente comente la acción; es decir, de la prosa narrada, y no del drama puro.
Fluminense
En la comparación con otros autores de la época, Gledson define a Machado de Assis al mismo tiempo como muy original y muy brasileño, adjetivos estos que aparentemente limitarían la importancia en él de autores extranjeros contemporáneos. Pero considero un error aislarlo de las corrientes ficcionales de la época, incluso las que lo aburrían, como el naturalismo francés de Zola. Sería quizá más correcto decir que leía, que digería todo, pero que lo adaptaba a su medio, al tamaño fluminense.
Un ejemplo menor, pero típico, afirma Gledson, es el uso que hace de una novelista católica de cuarta categoría: Madame Augustus Craven, en Capítulo dos chapéus, uno de sus cuentos más cómicos. Se sabe acerca de la importancia de Craven, porque la heroína del cuento, Mariana, leyó una novela de ésta, Le mot de lénigme, 11 veces. Debe haber otros ejemplos, y para identificarlos a veces es necesario tener suerte; pero vale la pena, porque iluminan sobremanera el proceso de creación y la ligazón profunda de Machado de Assis con la cultura mundial, por decirlo de alguna manera. Obviamente, no estoy restándole importancia a las influencias conocidas de la novela inglesa del siglo XVIII, del realismo francés, Stendhal, Balzac, Flaubert y demás, evalúa Gledson.
El profesor de literatura de la USP Hélio de Seixas Guimarães, otro experto en Machado de Assis, cuya investigación intitulada La recepción crítica de la obra de Machado de Assis fue financiada por el CNPq, y es autor de Os leitores de Machado de Assis O romance machadiano e o público de literatura no século XIX (Edusp), también ve las marcas de la formación del teatro en las novelas, sobre todo las de la década de 1870, en las cuales el manejo de los diálogos y la construcción de algunas escenas remiten a la experiencia teatral, en algunos casos específicamente al melodrama. Pienso que esta experiencia también se manifiesta en los cuentos, en la destreza con que Machado de Assis logra plantear una situación en pocas líneas o en pocos diálogos, e instalar al lector en el medio de un conflicto, añade.
Gledson sostiene que, lentamente, se está elaborando una nueva versión de la trayectoria de Machado de Assis, más coherente y que incluye géneros menores, cuentos, crónicas etc.; y que conecta al autor y su producción con el medio literario, social y político en que escribía. Para Guimarães, este escritor clásico brasileño está sobre todo más vivo así, en la medida en que varios estudios han apuntado a especificar el diálogo estrecho y en ocasiones bastante minucioso que Machado de Assis mantuvo con las cuestiones más importantes de su tiempo, y que siguen teniendo sentido todavía hoy.
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