LAURABEATRIZDesde hace algunos años, el slogan “pensar globalmente, actuar localmente” viene orientando las actividades de profesionales y personas preocupadas en preservar el medio ambiente. Una experiencia desarrollada en el Instituto de Biociencias de la Universidad Estadual Paulista (Unesp), en el Departamento de Educación de la unidad de Rio Claro, demostró que un mayor conocimiento de la localidad puede ser extremadamente útil para la formación de ciudadanos aptos para mejorar la calidad de sus vidas. Encabezado por la profesora Rosângela Doin de Almeida, el proyecto Integrando Universidad y Escuela a través de la Investigación en la Enseñanza fue desarrollado entre los meses de marzo de 1997 y mayo de 1999 en el marco del Programa de Apoyo a la Enseñanza Pública. Congregó a un equipo de diez profesores de las áreas de Historia, Geografía y Ciencias, de la enseñanza básica de las ciudades de Limeira, Rio Claro e Ipeúna, en el interior de São Paulo.
El objetivo de los investigadores, todos integrantes del Grupo de Desarrollo de Materiales Didácticos (GDMD) de dicho instituto, era producir atlas municipales de las tres ciudades involucradas, localizadas en la región de Campinas, la segunda ciudad del estado en población e industrialización. Para ello los investigadores llevaron a cabo de un extenso estudio bibliográfico y de documentos, cartas y mapas con informaciones geográficas, topográficas, sociales y humanas de las regiones. Promovieron también actividades educativas específicas en sus escuelas, con el objetivo de verificar si el material recabado era adecuado para los usuarios, niños de 9 a 13 años, es decir, entre el tercero y sexto año. Más de 500 alumnos participaron en el proyecto.
Productos
“Los profesores desarrollaron tanto productos como metodologías”, afirma la profesora Rosângela. Junto a ellos, trabajaron dos becarios de perfeccionamiento técnico en informática y cartografía y tres becarios de iniciación científica. La FAPESP, además de las becas, contribuyó en la adquisición de tres computadoras, una impresora, un escáner, material fotográfico y de consumo (para los equipamientos, el proyecto recibió en total 10.700,00 reales).
El trabajo resultó en tres tomos cartográficos que contienen los siguientes temas: localización del municipio en el país y en el mundo; división político-administrativa; red vial; barrios y sectores del área urbana; barrios y núcleos rurales; sitios arqueológicos; ocupación y población; la ciudad en otros tiempos; la expansión urbana; cuencas hidrográficas, gestión de recursos hídricos y saneamiento básico. “Por medio de estos atlas, procuramos orientar a los alumnos hacia el estudio de su ambiente más próximo, contribuyendo a la conscientización de los jóvenes acerca de la importancia de la preservación de los recursos naturales y de la recuperación de la memoria y del origen histórico locales”, explica Rosângela. Con todo, la realización del proyecto afrontó dificultades. “Las mayores se dieron, primero, con la producción de los mapas que servirían de base para los atlas”, afirma la investigadora. “Disponíamos de mapas topográficos (escala 1:50000) publicados por el IBGE en 1968-1969.Como los mapas de los atlas deberían estar en escala 1:200000, todos fueron elaborados a partir de esas cartas del IBGE, que estaban muy desactualizadas.”
Los investigadores tuvieron que realizar diversos reconocimientos de campo para actualizar las cartas. “Por ejemplo, algunos núcleos rurales de Rio Claro no existían más, o tenían otro nombre. El límite entre Rio Claro y Ipeúna, que en el mapa del IBGE tenía un trazado, en el mapa de la Municipalidad tenía otro”, relató la educadora. “Además de esas trabas técnicas, que muestran cómo el mapeamiento del territorio es aún precario en Brasil, tuvimos dificultades en función de las condiciones de trabajo de los profesores de la red pública”, añade. Pese a que recibieron becas, cosa que podría posibilitar una reducción de su carga horaria, eso no fue posible para los efectivos, que eran obligados a asumir una carga mínima de 30 horas semanales. “Existía la necesidad de un horario colectivo semanal, pero eso solo funcionó adecuadamente en el segundo semestre del proyecto”, lamenta.
Investigación histórica
Según Rosângela, se produjo una transformación en el modo de lidiar con el conocimiento por parte de los profesores que participaron del proyecto. “Ellos tuvieron que buscar datos e informaciones en fuentes originales”, explica. El proceso tuvo su inicio en una encuesta realizada entre profesores de la red escolar para determinar qué temas serían los más necesarios para el aprendizaje por parte de los grupos dentro de esa franja de edad. Pero el resultado fue una lista de temas desarticulados, de manera tal que los propios investigadores resolvieron definir qué era más importante. “Por ejemplo, los temas de historia deberían responder a la cuestión de la formación del territorio local”, explica la orientadora. Eso implicaba preguntar: ¿de qué manera el proceso de ocupación del territorio paulista, en el contexto de la colonización de Brasil, explica la ocupación de la región donde hoy se encuentran los municipios en estudio? ¿Qué era lo que existía en la región antes de surgir el poblado? ¿Qué intereses impulsaban a los primeros habitantes que establecieron en el lugar?
“La historia de la formación de la pequeña ciudad de Ipeúna era prácticamente desconocida. La profesora becaria responsable por recuperarla realizó una investigación exhaustiva, utilizando métodos de la historia oral y el análisis de documentos originales obtenidos en archivos públicos y particulares”. Según Rosângela, la becaria logró establecer una periodicidad en la formación del territorio local. Eso explicaría las relaciones actuales entre Ipeúna y Rio Claro y entre Ipeúna y Piracicaba, por medio de actividades económicas queen diferentes momentos surgieron en la pequeña ciudad. Esas actividades eran siempre secundarias y subsidiarias de esas dos localidades mayores. “Lo que aclara los motivos del magro crecimiento del municipio, enclavado en una región muy próspera del estado de São Paulo”, comenta.
Los profesores de Geografía definieron el espacio urbano como el principal objeto de representación en los atlas. “El área urbana dividida en sectores, que aglutinan barrios, pasó a ser la principal meta de la producción”, dice Rosângela. En los sectores fueron representados los servicios, las escuelas y las unidades de salud. Esas mismas informaciones aparecen en un mapa del área urbana dividida en sectores, lo que permite ver la distribución de esos servicios en la ciudad. “Por primera vez, los alumnos de esos municipios pudieron localizar la calle donde viven, la escuela donde estudian y los servicios que existen (o no) en sus barrios”, festeja la educadora.
Rosângela resalta que, en conformidad con la Geografía, el área de Ciencias desarrolló la temática del medio ambiente urbano, incluyendo el saneamiento básico (agua, desagües, residuos), inundaciones, canalización de riachos y áreas verdes. “Esa temática fue priorizada en relación con otras áreas de las Ciencias por varios motivos”, explica Rosângela. “En primer lugar, a causa de la grave condición actual de los recursos hídricos de la región. Participantes del Consorcio de las Cuencas de los Ríos Piracicaba, Capivari y Jundiaí nos consultaron, solicitando la preparación de material escolar para ser usado en campañas de conscientización sobre la calidad del agua”, narra.
Madurez
Para Rosângela Almeida, el aprovechamiento por parte de los niños de los atlas producidos por el equipo depende de una experiencia anterior. “Aún debemos avanzar mucho en la enseñanza del lugar, con relación a las concepciones y modos de enseñar, para evitar que se transmita al alumno una visión lineal e incluso chauvinista de la historia”, considera la orientadora. Para ella, el alumno necesita primero situar el lugar, la ciudad en el mapa. “Eso exige que, antes de usar un atlas local, el mismo sepa qué es un mapa y tenga dominio de las referencias de localización. Esa adquisición no es sencilla, es un trabajo que debe realizarse en los primeros años, con actividades de iniciación cartográfica”, dice.
En la opinión de la coordinadora, una investigación como ésa es de extrema importancia para la formación de los profesores de la red pública. “Uno de los objetivos era llevar al profesor a elaborar el conocimiento a través de la producción de material didáctico. Los profesores comenzaron a percibir las diversas dimensiones implicadas en este proceso: discutir las currícula y su función en el proceso educativo, establecer un recorte de contenidos a partir de su relevancia para entender el lugar, etc. Percibieron también que es necesario tener rigor al respecto de las fuentes de información”, afirma Rosângela. “Y además, en lo que parece ser la principal adquisición, lidiar con el conocimiento de forma crítica”.
Los beneficios de la investigación están resumidos en las palabras de Hélia Maria de Fátima Gimenez Machado, de Rio Claro, una de las profesoras involucradas, citada por Rosângela: “Cuando comencé a relatar mis experiencias, pude percibir claramente cuánto esa práctica de aula es la investigación más importante que realizamos en nuestro cotidiano. Una clase nunca es exactamente igual a otra porque cada una y cada situación exige adaptaciones y desarrollos específicos. En esos momentos, aun cuando no tengamos consciencia de ello, estamos produciendo nuestro propio saber, uniendo la teoría con la práctica y reflexionando sobre ambas”.
El proyecto
Integrando Universidad y Escuela a través de la Investigación en la Enseñanza (nº 96/08372-7); Modalidad Programa de Apoyo a la Enseñanza Pública; Coordinadora Rosângela Doin de Almeida – Instituto de Ciencias de la Unesp/Rio Claro; Inversión R$ 46.700,00