negreirosLas empresas industriales empleaban a 29.086 personas en actividades de Investigación y Desarrollo (I&D) en 2002, una cantidad muy superior a las 10 mil estimadas anteriormente. Este incremento no es el resultado de un aumento del número de contrataciones en el sector privado, sino que más bien obedece a cambios en la metodología de cálculo del personal ocupado en el sector. Hasta hace poco, el Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCT) contabilizaba el número de personas que desempeñan actividades en el área de Investigación y Desarrollo (I&D) tomando como base las informaciones recolectadas por la Asociación Nacional de Investigación, Desarrollo e Ingeniería de Empresas Innovadoras (Anpei, sigla en portugués) en un universo nunca superior a las mil empresas. “Más allá de ser un número relativamente pequeño, la gama de empresas investigada variaba año a año, lo que hacía muy difícil la comparación de resultados”, comenta Sinésio Pires Ferreira, coordinador de Estadísticas e Indicadores del MCT.
Pero ahora el MCT ha empezado a utilizar los números de la Investigación de Innovación Tecnológica (Pintec, sigla en portugués), realizada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) en 72.005 empresas industriales con diez o más personas ocupadas, divulgada en octubre pasado. La Pintec ha ampliado la muestra y ha revelado, por ejemplo, que de los 77.822 investigadores de nivel superior existentes en el país, un 37% se encuentra actuando en el sector privado.
De acuerdo con los cálculos del MCT, Brasil cuenta con 163.945 personas trabajando en actividades de I&D, incluyendo en esa cifra a los investigadores, estudiantes de posgrado (34.048) y personal de apoyo a la investigación (52.075). De dicho total, un 53,1% está vinculado a Institutos de Enseñanza Superior, un 39,2 % trabaja en las empresas y un 7,3% en órganos de gobierno. “En números absolutos, Brasil no está mal con relación a los otros países. Pero, si tenemos en cuenta la Población Económicamente Activa (PEA), la situación es diferente. Acá, tan solo 1,5 de cada 1.000 personas de la PEA es investigadora. En Corea, esa relación es de 4,6 por cada 1.000, y en Canadá, de 5,8 por cada 1.000”, compara Pires Ferreira.
Ocupaciones técnico-científicas
Esta discrepancia queda aún más patente cuando se observa el número de personas con ocupaciones técnico-científicas y/o con escolaridad superior en relación con el conjunto de la PEA. Esta metodología de comparación es recomendada por el Manual de Camberra de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), para evaluar el nivel de formación de los recursos humanos vinculados a actividades del sector. “El argumento de la OCDE es que, para que exista ciencia y tecnología -su producción y principalmente la difusión de sus resultados- es deseable que los países tengan un número cada vez mayor de personas escolarizadas”, explica Pires Ferreira.
Siguiendo la sugerencia de la OCDE y utilizando los datos relevados por la Investigación Nacional de Muestra de Domicilios (PNAD, sigla en portugués) del IBGE, el MCT detectó que en 1999 había en Brasil 12,4 millones de personas trabajando en ocupaciones técnico-científicas o con escolaridad superior, que representaban un 15,7% de la PEA. Asimismo, tan solo 3,41 millones, ó un 4,3% de la PEA, reunían esos dos atributos. Y aún más: esa proporción se ha ido elevando muy lentamente desde 1992.
En la comparación con otros países, Brasil pierde lejos. En España, el porcentaje de personas con nivel superior actuando en actividades técnico-científicas representa un 13% de la PEA. En Francia y el Reino Unido, ese número es del 15%; y en Bélgica, se acerca al 20%. Cabe señalar que también en esos países, la relación entre recursos humanos en ocupaciones técnico-científicas y con escolaridad y la PEA se ha ido elevando con una cierta intensidad desde 1995. “La diferencia reside en que Brasil no ha sido capaz de generar ocupaciones de esas características con mayor intensidad, pese a que la escolaridad de su población se ha se elevado de manera significativa en los últimos años”, dice Pires Ferreira.
Inversiones privadas
Los números de la Pintec también revelan que las empresas privadas participaron con 4.400 millones de reales en el total de 11.500 millones de reales gastados en I&D en 2000: alrededor de un 50% más que los 3 mil millones calculados en 1999, con base en los datos recabados por la Anpei. El gobierno federal efectuó inversiones por 5 mil millones de reales, y los gobiernos estaduales, por 2 mil millones. Pero aun así, los gastos siguen concentrándose en el sector público, responsable por el 60% de las inversiones.
“Si quisiéramos que se incrementasen las inversiones en I&D, debería darse mayor participación al sector privado, ya que los gastos públicos están dentro de los niveles de los países desarrollados”, afirma Pires Ferreira. Y sustenta su argumento comparando las inversiones en I&D en diversos países con relación al PBI. Brasil invierte en el sector 1,05% de su PBI, menos que Canadá, que gasta un 1,94%, y más que España, que registra un 0,9%. “Pero los gastos del sector público en el país, de un 0,63% del PBI, se asemejan a los de Canadá, con un 0,62%, y de Corea, con un 0,61%”, acota. La gran diferencia reside en la participación de las inversiones privadas, que en Brasil son del 0,40% del PBI, ante un 1,73% en Corea y un 1,90% en Estados Unidos.
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