Una técnica empleada normalmente en prospección mineral –la aerogamaespectrometría, capaz de detectar rayos gamma emitidos por algunos elementos químicos a una profundidad de entre 30 y 45 centímetros del suelo– se empleó por primera vez en Brasil para estudiar las transformaciones del relieve. Un equipo de la Universidad de São Paulo, coordinada por el geofísico Eder Molina, con la colaboración del geógrafo Jurandyr Ross, estudió un área de alrededor de 900 kilómetros cuadrados de la zona de Morro do Ferro y Passa Tempo, sur de Minas Gerais, analizando las variaciones en la concentración de potasio, un elemento químico abundante en la corteza terrestre.
Las informaciones recabadas por un avión a 200 kilómetros por hora y 100 metros de altura indicaron que, en general, estos terrenos inclinados se modifican esencialmente por acción del agua a través del intemperismo –la alteración química y física de las rocas sin remoción de material –, y no solamente por la erosión mecánica. Los investigadores observaron que en las áreas de inclinaciones más pronunciadas actúa más fuertemente la erosión y deja expuestas rocas ricas en feldespato potásico y biotita, en las cuales normalmente hay potasio.
“En esas áreas, la erosión mecánica y química causa una intensa pérdida de suelo, lo que en poco tiempo las dejará estériles e impropias para la agricultura”, comenta el geógrafo Henrique Dal Pozzo, integrante del equipo y autor principal del estudio con esos resultados, publicado en la revista Ciência e Natura. “En tanto, en los valles y llanuras, que presenta una elevada concentración de potasio, los sedimentos se depositan rápidamente y contribuyen al asoreamiento de los lechos de los ríos y la generación de inundaciones.”
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