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Obituario

Pérdidas para la ciencia

Marzo fue un mes de pérdidas para la ciencia brasileña. Fallecieron tres renombrados investigadores de la Universidad de São Paulo (USP). El especialista en comportamiento animal Cesar Ades, docente del Instituto de Psicología, falleció el 14, tras ser atropellado en la ciudad de São Paulo. El geógrafo Aziz Ab’Saber, ex presidente de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC), murió en su casa el 16. El inmunólogo Júlio Cesar Voltarelli, uno de los pioneros en las investigaciones con células madre en el país, falleció el 21 en Blumenau (Santa Catarina), luego de haber recibido un trasplante de hígado. En nombre del Consejo Superior de la FAPESP, y en su propio nombre, el presidente de la Fundación, Celso Lafer, expresó sus sinceras condolencias por el deceso de los tres investigadores y destacó el aporte que brindaron al desarrollo de la ciencia en el país.

Francisco Emolo/ Jornal da USPMe costó bastante utilizar mis conocimientos científicos como instrumentos de presión política en favor de posturas más favorables para mi paísFrancisco Emolo/ Jornal da USP

Un amplio enfoque sobre el territorio
“Nací en medio de un mar de cerros”, escribió Aziz Nacib Ab’Saber, en un poema de su adolescencia, preanunciando, sin saberlo, una trayectoria profesional que hizo de él uno de los más respetados expertos en geografía física de Brasil. Pocos como él recorrieron tanto el país, observando el paisaje, la gente y el modo de vida, en épocas en que las carreteras eran precarias y los instrumentos de trabajo, rudimentarios, comparados con los actuales.

Desde 1944, recién graduado en historia y geografía por la Universidad de São Paulo, hasta 1965, “intenté conocer Brasil, ya que no poseía dinero para viajes más lejanos y no había ayuda de ningún tipo”, relató el hijo de libaneses, nacido en 1924 en São Luís do Paraitinga, en el interior paulista, durante una larga entrevista publicada en el libro Cientistas do Brasil, editado por la SBPC, que él presidiera mucho después, entre 1993 y 1995. “Como no poseía máquina fotográfica, aprendí a dibujar los paisajes que veía”.

Como resultado de los análisis de los panoramas brasileños, Ab’Saber, quien falleció a los 87 años, perfeccionó el mapa de los denominados dominios morfoclimáticos de Brasil, elaborado inicialmente por el geógrafo Aroldo de Azevedo, docente de la USP de quien fuera asistente. En tanto, como profesor, Ab’Saber adaptó a la realidad brasileña la denominada teoría de los refugios, postulada por el zoólogo Paulo Vanzolini y formulada conceptualmente por el alemán Jürgen Haffer en 1969, para explicar la reducción y expansión de selvas según las variantes climáticas. Durante al menos tres décadas, este abordaje representó la visión más aceptada para explicar diversos fenómenos biológicos en el sector sur del continente americano, incluyendo a Brasil. Sus trabajos atrajeron también el interés de geólogos y biólogos, que normalmente se resisten a reconocer lo que hacen los geógrafos.

Marcos Santos/ USP ImágenesLos instintos funcionan como una especie de preprogramación mentalMarcos Santos/ USP Imágenes

“Confieso que me costó bastante utilizar mis conocimientos científicos como instrumentos de presión política en favor de posturas más favorables a mi país y su gente”, reconoció. Incluso retirado de la USP, no dejó de participar en debates públicos ni de opinar sobre los dilemas de la biodiversidad y la preservación ambiental, tales como el Código Forestal. Era uno de los pocos académicos que se oponía públicamente al enfoque consensuado del origen antropocéntrico de los cambios climáticos.

El atento observador de los animales
Indiferente al intenso calor del verano en Alejandría, una ciudad del norte de Egipto, a orillas del Mediterráneo, un muchachito de 13 años observa los delicados movimientos de una araña en una tela construida entre las hojas de un arbusto. Curioso, captura una langosta y la coloca en la tela, luego toma el cuaderno y anota detalladamente lo que hace la araña con el insecto que se convierte en su alimento. En aquella tarde, nacía la pasión del casi adolescente Cesar Ades por el estudio del comportamiento animal o etología.

Ades, quien falleció el 14 de marzo, a los 69 años, se mudó junto con su familia desde El Cairo hacia São Paulo a los 13 años. Poco después, en 1960, comenzó a estudiar psicología en la Universidad de São Paulo (USP) y tan pronto como le fue posible, buceó en el estudio de la psicología de los animales. Como docente, investigador y coordinador del laboratorio de etología del Instituto de Psicología de la USP, desarrolló estudios pioneros y se convirtió en una de las grandes autoridades nacionales en el tema.

Mediante experimentos en laboratorio, Ades demostró que las arañas son capaces de aprender a perfeccionar instintos básicos, tales como los relacionados con la caza y la construcción de la tela, tomados generalmente como una habilidad innata e inalterable. “Ciertamente, los instintos funcionan como una suerte de preprogramación de la mente”, le aseguró al editor de ciencia de Pesquisa FAPESP, Ricardo Zorzetto, en un reportaje publicado en noviembre de 2004. En marzo de 2003 la revista publicó un reportaje sobre la forma de comunicación propia de los monos muriquíes, que Ades y su equipo habían caracterizado, y en enero de 2006 presentó a Sofia, una perra mestiza dotada con una notable capacidad de aprendizaje para diferenciar frases simples y utilizar teclas para comunicarse con la gente, cuyo entrenamiento Ades había seguido de cerca.

Ades fue vicedirector y director del Instituto de Psicología, asumió otra serie de funciones administrativas en la universidad, tal como la dirección del Instituto de Estudios Avanzados (IEA-USP) hasta febrero de este año, pero no tenía solemnidad y trataba cordialmente y con simpatía a los colegas y empleados con quienes convivía. Era atento también con los estudiantes, con quienes aparece sonriendo en muchas fotografías. “Él me convenció de que las ideas eran más importantes que los títulos”, sostuvo Eduardo Bessa, uno de sus estudiantes en la asignatura de posgrado sobre comportamiento animal, y actualmente docente de la Universidad del Estado de Mato Grosso y también experto en etología, en su blog, ni bien se enteró de su fallecimiento.

Ades transitaba por la avenida Paulista cuando fue atropellado, el 8 de marzo, y trasladado al Hospital de Clínicas de la USP. Atravesó varias cirugías, pero su estado era grave y falleció seis días más tarde. Dejó dos hijas.

Eduardo CesarEl inmunólogo fue pionero en mostrar la posibilidad del uso de autotrasplantes de células madreEduardo Cesar

Coraje al servicio de las células madre
Osadía y determinación constituían los rasgos determinantes de la personalidad del inmunólogo Júlio Cesar Voltarelli, profesor titular del Departamento de Clínica Médica de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto (FMRP) de la Universidad de São Paulo (USP), quien falleció, a los 63 años, el 21 de marzo. Uno de los pioneros en los estudios con células madre en Brasil, Voltarelli logró resultados prometedores en experimentos clínicos con seres humanos, que abarcaron ensayos de uso de este tipo de células para el tratamiento de enfermedades autoinmunes tales como la esclerosis múltiple, el lupus y la diabetes tipo 1.

“Voltarelli fue pionero en revelar la posibilidad del uso de trasplantes autólogos (del propio paciente) de células madre, como método de tratamiento de una enfermedad inmunológica, un procedimiento que puede perfeccionarse y aplicarse en una gran cantidad de circunstancias. Tuvo el coraje de resolver todos los aspectos, que son complicados, para realizar un ensayo con humanos”, expresó a Agência FAPESP, Marco Antônio Zago, prorrector de Investigación en la USP y coordinador del Centro de Terapia Celular de la FMRP, uno de los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (Cepid) financiados por la FAPESP, donde Voltarelli era uno de los principales investigadores. “Deja un legado científico muy importante”, dice Mayana Zatz, coordinadora de otro Cepid, el Centro de Estudios del Genoma Humano.

Graduado en medicina en la FMRP-USP en 1972, el inmunólogo realizó residencia, maestría y doctorado en esa misma facultad. También realizó tres posdoctorados en Estados Unidos; en la Universidad de California en San Francisco (1985-1986); en el Fred Hutchinson Cancer Research Center en Seattle (1987-1988) y en el Scripps Research Institute en San Diego (1999-2000). A pesar de su currículo envidiable y su capacidad de liderazgo, sabía escuchar opiniones contrarias. “En ningún momento se posicionaba como un superior: argumentaba y aceptaba contraargumentaciones de terceros con la mayor soltura”, escribió en su blog personal el endocrinólogo Carlos Eduardo Barra Couri, investigador de la FMRP que participaba en los trabajos de Voltarelli.

El inmunólogo tenía diabetes y hepatitis C. Esa segunda condición le provocó serios problemas hepáticos que lo obligaron a recurrir a un trasplante de hígado. El procedimiento se realizó el 6 de marzo en el Hospital Santa Isabel de Blumenau, una ciudad del interior del estado de Santa Catarina, donde la espera para obtener el órgano era menor que en São Paulo. Todavía internado en el hospital, no resistió y falleció al cabo de 15 días. Estaba casado con la endocrinóloga Ângela Leal, docente en el departamento de medicina de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), quien también participaba en sus investigaciones. El matrimonio tuvo dos hijas. El entierro fue en Cedral, una ciudad paulista de la zona de São José do Rio Preto, tierra natal del investigador.

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