Una noticia prometedora para los cardíacos: un medicamento empleado normalmente en enfermedades neurológicas, la piridostigmina, probablemente funciona también contra problemas del corazón. Antônio Cláudio Lucas da Nóbrega, de la Universidad Federal Fluminense (UFF), Río de Janeiro, verificó que la droga reduce la presión arterial y la frecuencia cardíaca y retarda la aparición de la llamada isquemia (falta de irrigación sanguínea de una parte del corazón). Consecuentemente, le permite esfuerzos físicos más intensos a personas con insuficiencia cardíaca o con obstrucción de la arteria coronaria, que abastece al corazón de sangre oxigenada. “Si antes un paciente sentía dolor al subir una escalera, tomando el medicamento solo lo sentirá si sube demasiado rápido”, ejemplifica. Sus estudios demuestran que el remedio, adoptado en la forma de bromuro de piridostigmina (o C9H13BrN2O2), disminuye en un 65% la arritmia del corazón de pacientes con insuficiencia cardíaca y enfermedad de Chagas (fueron evaluados 20 pacientes del primer grupo y 12 del otro). Nóbrega espera iniciar en los próximos meses ensayos clínicos con un número mayor de pacientes en el Hospital Universitario Antonio Pedro de la UFF, con el fin de comprobar definitivamente el efecto benéfico del medicamento, que, como él mismo está verificando, actúa también contra el estrés mental. Nóbrega comenzó en 1995 los estudios con individuos sanos, en los cuales el compuesto químico produjo bradicardia (desaceleración de los latidos cardíacos). Indicada desde 1955 para contrarrestar la debilidad muscular derivada de la miastenia grave, un tipo raro de enfermedad neurológica, la piridostigmina inhibe la acción de una enzima, la acetilcolinesterasa, que acciona el sistema nervioso parasimpático, conjunto de nervios responsables por el control involuntario de los músculos y órganos del cuerpo, cuya falla aumenta el riesgo de problemas cardiovasculares. Fue también utilizada por cerca de 250 mil militares de Estados Unidos en la Guerra del Golfo (1990-1991), como un antídoto contra las bombas de gases que actúan sobre el sistema nervioso, aunque todavía, bajo la clasificación de “nueva droga bajo investigación”. Nóbrega subraya que el objetivo más amplio de su trabajo no es evaluar el medicamento, sino verificar si la mejora del funcionamiento del sistema nervioso parasimpático puede proteger a los pacientes con enfermedades cardiovasculares.
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